¿Eres una persona dependiente? Cómo superar el síndrome de Cenicienta

Ya hemos hablado de varios síndromes con nombre de cuento de hadas, vamos a volver sobre este tema para repasar uno de los más curiosos, el síndrome de Cenicienta. Este síndrome tiene dos variantes:

  • La primera variante del Síndrome de Cenicienta sucede cuando el afectado siente rechazo por su madrastra.
  • La segunda, y más extendida, generalmente hace referencia únicamente a las mujeres. Se dice que una persona padece el Síndrome de Cenicienta cuando tiene miedo a la independencia y desea de manera inconsciente ser atendida y cuidada por otra, al igual que Cenicienta fue salvada por el príncipe azul. Vamos a analizar este segundo caso y a contarte cómo superar el síndrome de Cenicienta.
Cómo superar el síndrome de Cenicienta
Cómo superar el síndrome de Cenicienta

¿Cómo superar el Síndrome de Cenicienta? El papel de la autoestima

Para saber cómo superar el síndrome de Cenicienta, antes tienes que comprender el trastorno. Las mujeres que sufren el síndrome de Cenicienta tienen la necesidad inconsciente de ser cuidadas. Este deseo está provocado por el miedo a tomar responsabilidad de sus actos y a cuidar de si mismas, o por una necesidad patológica de ser protegidas por otro.

Este síndrome tiene un componente de fantasía de rescate, las afectadas suelen estar insatisfechas con su vida, familia y relaciones y en vez de actuar por sí mismas para solucionar sus problemas, esperan que llegue un príncipe azul que las saque de esa situación. Es por eso que estas mujeres no luchan por mejorar ni por cambiar las cosas y se pasan toda su vida esperando a que su fantasía de rescate se haga realidad, algo que no suele suceder. La clave para dejar atrás este síndrome es aceptar la realidad y entender que el mundo no es perfecto, pero que pese a todo se puede dejar atrás este problema y llevar una vida feliz.

Por otra parte, el síndrome de Cenicienta también puede afectar a las mujeres que se sienten solas o infelices por no tener pareja. En este caso, las afectadas tienen que aprender que uno no es feliz por el mero hecho de tener pareja, la felicidad y el bienestar nacen de uno mismo. Hay que aprender a ser feliz en base a lo que uno tiene, aceptar la realidad y no esperar a que la felicidad nos llegue mágicamente. Para superar este trastorno hay que superar la ilusión de un amor idear para poder tener relaciones reales y empezar a ver el mundo tal y como es.

La psicoanalista María Michelena nos habla sobre la dependencia propia de este síndrome: “El síndrome de Cenicienta, que es cuando el hombre viene con su zapatito y tú tratas de adaptarte a él. En el cuento de los hermanos Grimm una de las hermanastras de Cenicienta se corta los dedos de los pies para entrar en el zapato, inútilmente, y la otra, al ver que esto no funciona, se rebana el talón para entrar en el zapato, también inútilmente. Las mujeres, con tal de entrar en el zapato que el otro nos presenta, somos capaces de sacrificios innombrables que cercenan lo que somos, lo que hacemos, lo que hemos conseguido, con tal de encajar en el zapatito.”

La solución no está en acudir al rescate de estas personas y cumplir su fantasía, ya que ellas siempre van a demandar más y más atención y cuando no puedas estar ahí para ellas o no cumplas sus expectativas se sentirán muy decepcionadas, lo que sólo empeorará sus problemas. Normalmente, se suele llegar a un punto en el que el “príncipe” se siente demasiado agobiado y se aleja de esa persona, lo que resulta un golpe muy duro para su autoestima. Por todo esto, conviene que en vez de reforzar sus fantasías, ayudemos a las que sufren síndrome de Cenicienta a olvidar sus ensoñaciones.

“Si tú no te sientes cómoda en tu relación, si sientes que tienes que desempeñar un determinado papel y que tienes que cumplir ciertas expectativas, algo falla.” “Si no te sientes cómoda en la relación porque te parece que te tienes que portar de una cierta manera, que tienes que aplacarlo y contentarlo, hay algo que no funciona. Uno se tiene que sentir cómodo, cómodo en tu vida, cómodo de ser la mujer que eres, con la profesión que tienes, con la vida social que llevas, con las amigas que has elegido…” argumenta Michelena.

Aceptar la realidad puede ser complicado para alguien que tiene este síndrome ya que las afectadas suelen haber sido educadas para ser sumisas o dependientes y es normal que al estar acostumbradas a serlo no busquen cambiar. Además, cuando las que sufren el síndrome no encuentran a su hombre ideal empiezan a sentirse inútiles y a tener menos autoestima, lo que refuerza su necesidad de dependencia, por lo que el trastorno empeora. Este síndrome no tiene una cura sencilla, para superarlo es necesario hacer psicoterapia para desarrollar una autoestima saludable y dejar atrás la dependencia.