Cómo gestionar la decepción

Todos nos hemos sentido decepcionados alguna vez. Algo no salió como pensábamos, o alguien no actuó como creías que lo haría. Es una emoción común, pero también puede llegar a ser muy dolorosa. Aquí te contamos en qué consiste y cómo lidiar con ella.

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¿Cómo gestionar la decepción?

¿Qué es la decepción?

Los investigadores describen la decepción como una emoción, una forma de tristeza, bien como un sentimiento de pérdida, un espacio incómodo o doloroso entre nuestra expectativas y la realidad.

Cuando creemos que hay algo que debemos tener para sentirnos felices y satisfechos, la decepción es muy fácil. Aunque es algo desagradable, nuestras experiencias de decepción nos aportan una información muy valiosa sobre nuestras creencias sobre nosotros, otra gente y lo que nos hace realmente felices.

Causas de la decepción

La decepción resulta del hecho de que nuestros pensamientos y expectativas no estén en línea con la realidad. Quizá sean demasiado altas. En algunas ocasiones, son expectativas más o menos lógicas, pero no todo el mundo puede tener los mismos estándares ni todos tienen por qué comportarse según nuestras expectativas.

Decepciones repetidas pueden ser el resultado de un patrón de pensamientos irracionales o distorsiones cognitivas. Si crees que este es tu caso, evalúa lo que estás pensando e intenta cambiar ese patrón de pensamiento mediante la reestructuración cognitiva.

Decepción en la amistad

A veces son nuestros amigos los que nos decepcionan, cuando creíamos que teníamos su apoyo, o no sentimos que esa persona haya valorado tanto esa amistad como nosotros, puede que nos quedemos «en shock», tristes y desanimados.

No es fácil entender las acciones de otra persona, incluso es más difícil entender que alguien muy cercano nos haya hecho daño. Pero antes de reaccionar rápido a una situación, date tiempo para calmarte y no tomes decisiones impulsivas basadas en tus emociones iniciales

Plantéate las siguientes preguntas:

  • Dónde quieres que ese amigo que te ha herido esté en tu vida.
  • ¿Qué puedes aprender de esta experiencia?
  • ¿Merece la pena intentar salvar esta amistad?

La respuesta a estas preguntas debería guiarte en los siguientes pasos. Unas amistades son más profundas que otras. Determina el nivel de la amistad y cuánto la valoras.

Decepción amorosa

Es frecuente ser decepcionado por nuestras parejas o exparejas. En estos casos merece la pena distinguir dos tipos de decepción: La específica y la general.

La primera se relaciona con el dolor que aparece cuando nuestra pareja no se comporta según nuestros deseos. Por ejemplo, cuando se pasan gran parte del tiempo juntos con el móvil, o cuando no mantienen el orden en la casa que deseamos.

El segundo tipo de decepción se refiere a la sensación de que las cosas no son como te gustaría que fueran. Como una voz que nos dice: «No es como yo creía», o «Es así como se supone que tiene que ser?

Dependiendo del tipo de decepción que sea, actuaremos de una forma u otra.

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La decepción tiene que ver con nuestras expectativas

1. ¿Qué te decepciona?

¿Estás triste porque le has dicho de forma repetida a tu pareja algo que te molesta de lo que hace, pero sigue haciendo? ¿Sientes que la relación se ha vuelto rancia y aburrida? ¿Tu pareja ha revelado una preferencia de vida particular que no encaja con tus sueños?

Saber por qué te sientes como te sientes es clave para conocer la mejor manera de lidiar con la situación.

2. ¿Cómo sientes la decepción?

Hay diferentes formas de sentir la decepción. Puede mostrarse como tristeza, o como ira o incluso vergüenza por cómo ha resultado la relación.

Identificar la mezcla concreta de emociones es importante, ya que tendrás que dirigirte a cada una de ellas.

3. Ponte en el lugar de tu pareja

Si tu decepción se relaciona con algo específico que tu pareja ha hecho, es una buena idea preguntar por qué lo ha hecho. Puede haber muchas razones, y normalmente no son fastidiarnos precisamente.

A veces las personas se comportan de forma que no reflejan su carácter real, y luego pueden arrepentirse. Puede haber muchas razones. Pueden estar estresados, cansados, ansiosos por algo que va a pasar, problemas de salud mental…

Antes de dejar que tu decepción afecte mucho a la relación, intenta ponerte en los zapatos de tu pareja y sentir cómo se pueden estar sintiendo. Utilizando tu empatía para ayudar a explicar, aunque no justificar, su conducta, puede ayudarte a entenderlo y a combatir tu decepción. También puede ayudarte a apoyarle en aquello que le esté sucediendo

Pasos para lidiar con la decepción de pareja

1. Evita los «debería»

A menudo nos decepcionamos porque tenemos unas ideas muy rígidas acerca de cómo debería ser la conducta del otro. Nadie debe comportarse de una forma determinada, salvo para respetar la ley. Todos somos diferentes y nuestra conducta, valores y creencias puede ser diferente. Piensa más bien, en términos de «me gustaría».

¿Crees que tu pareja debería darse cuenta de cómo te sientes e intentar remediarlo? Quizá es mejor idea decírselo explícitamente. ¿Crees que la relación debería hacerte feliz todo el tiempo, en lugar de los altibajos que sientes?

Analiza esos «debería» que tienes acerca de tu pareja, su conducta o la relación y piensa si son realistas. ¿Es el resultado tan negativo como crees? Por su puesto que preferimos que las cosas salgan como queremos, pero realmente no es algo horrible, y tampoco lo podemos evitar. Por tanto la aceptación suele ser una buena estrategia.

2. Sopesa lo negativo y positivo

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Considera toda la situación

No mires lo que te ha decepcionado de forma aislada. Recuerda lo bueno que tiene tu pareja. Todos tenemos defectos, y todos cometemos errores, no podemos ser perfectos todo el tiempo. ¿Es tu pareja atenta y considerada en otras ocasiones? ¿Cuáles son sus puntos fuertes? Las relaciones no son sencillas y requieren de compromiso. ¿Crees que lo positivo puede contrarrestrar lo negativo?

¿Cómo de grande aquello que te ha decpecionado? ¿Es algo pequeño que encuentras irritante o es algo serio por lo que te cuestionas tu relación? Dale una puntuación del 1 al 10, donde 1 es una molestia menor y 10 una traición seria.

Si le das una puntuación de 2 o 3, ¿Merece la pena molestarse por eso? Las pequeñas cosas importan pero no tanto como las grandes. ¿Es lo positivo mayor que lo negativo?

Esta reflexión puede ayudarte a darte cuenta de que no todo es tan malo como crees. O bien puede confirmar que sí lo es.

3. Piensa en qué puedes hacer

Todos tenemos poder para cambiar e influir en nuestras relaciones. Por ello si hay algo en la relación que no te gusta, pregunta cómo puedes remediarlo. ¿Reajustar el reparto de tareas domésticas? Muchas veces se trata de que los dos miembros de la pareja cedan en algo.

4. Tu felicidad no depende de tu pareja

Es una expectativa poco realista creer que tu felicidad depende de tu pareja. Una relación puede hacerte feliz y aportarte cosas positivas, pero no depende de ella. La felicidad no una responsabilidad que le puedas pasar a otra persona, es una carga demasiado grande.

Tú debes responsabilizarte de tu propia felicidad.

7. Fomenta una buena comunicación

Una buena comunicación es esencial.

Muchas veces nos sentimos decepcionados porque damos por hecho cosas, que no se han hablado, y nos hemos creado unas expectativas sin fundamento. Si algo es muy importante para nosotros, es mejor hablarlo explícitamente. Otras veces esperamos que los demás nos den algo porque creemos que es su obligación saber lo que necesitamos en cada momento. Pero lo cierto es que, aunque tenemos la capacidad de intuir ciertas cosas, no siempre es evidente, y la telepatía todavía no existe. Si necesitas algo, simplemente pídelo.

Es importante no juzgar a la otra persona, no atacarla ni culparla. Crea un espacio seguro en el que los dos podáis comunicaros abiertamente. Hablad desde el «Yo siento X» y no «Tú haces X». Escucha y valida lo que el otro siente.

Descubre aquí qué es la asertividad y cómo comunicarse de forma asertiva.

6. Cuando lo has intentado todo

No todas las relaciones funcionan. Cuando ha habido una decepción, y habéis intentado solucionarlo, o la decepción es tan grande que se ha roto la confianza hemos de aceptar el fin de la relación.

Piensa en lo que te ha hecho aprender. Has podido aprender lo que quieres y lo que no quieres en una relación.

Decepción familiar

1. Cuando los hijos no cumplen nuestras expectativas

Es posible que cuando un familiar nos decepciona duela más que cualquier otra decepción. En nuestra cultura el peso familiar es bastante importante, y esperamos mucho de nuestra familia. Si nuestros amigos, no están ahí, si nuestra pareja nos decepciona, parece que es la familia quien siempre estará ahí. Y es cierto que los lazos familiares pueden ser muy fuertes. Pero no son a prueba de decepciones, y también se pueden romper.

Los padres vuelcan muchos deseos y esperanzas en sus hijos, sueñan en lo geniales que serán de mayores. Las expectativas son altísimas. Intentan que vayan por el camino que a ellos les parece el mejor, ya que desean lo mejor para ellos.

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Volcamos nuestros deseos y esperanzas en nuestros hijos, que a veces no se cumplen.

Sin embargo, sólo cada uno de nosotros sabemos qué es lo mejor para nosotros y tenemos derecho a elegir nuestro propio camino, sólo así conseguiremos ser totalmente felices.

Si elegimos una profesión que no nos gusta por complacer a los padres, una pareja porque es la que a los padres le agrada, un tipo de vida porque es lo que los padres creen que es mejor, nos arriesgamos a tener una vida infeliz, por no decepcionar a los demás. Siendo algo que no podemos controlar, ya que hay veces que hagamos lo que hagamos vamos a decepcionar a alguien.

2. Cuando nuestros padres nos decepcionan

Otras veces son nuestros padres los que nos decepcionan, cuando no nos dan aquello que sentimos que necesitamos y nos vemos indefensos. Estas heridas emocionales pueden ser muy profundas, y esas necesidades insatisfechas las podemos arrastrar toda la vida.

Aunque es duro, debemos entender las circunstancias de nuestros padres, que no siempre son fáciles. Debemos entender sus limitaciones y sus propias heridas. Los padres y todos nosotros actuamos cómo podemos, porque si supiéramos actuar de otra forma, lo haríamos así. La empatía y la aceptación son claves.

Cómo gestionar la decepción

1. Cuestiona tus expectativas

Las expectativas juegan un papel esencial en la decepción y en el estrés resultante. Evalúa qué esperas de las personas de tu alrededor, o de esa persona que suele decepcionarte. ¿Son justas y razonables?

Determina si tu decepción es específica hacia una persona o situación, o en la mayoría de aspectos en tu vida. Puedes preguntar a otras personas si creen que tus expectativas son razonables y factibles, y escucha lo que tienen que decir.

2. Redirige tu pensamiento

Aunque no podemos controlar la conducta de los demás, podemos cambiar nuestra actitud y nuestro pensamiento sobre el tema. Si alguien, de forma continuada no puede darnos lo que queremos, una vez que hemos analizado esa necesidad nuestra y visto si es razonable o no, tendremos que aceptar a la persona tal y como es. Como último recurso podemos elegir no pasar tiempo con ella.

Recrearse en la decepción no nos ayuda. A veces creemos que cuantas más vueltas le demos antes solucionamos el problema y sólo va a servir para generar más estrés.

Además, sentir decepción nos da información acerca de cómo nos vemos a nosotros mismos, los demás y el mundo. Si examinamos la causa de la decepción aprenderemos lo que es de verdad importante para nosotros.

3. Ponte en el lugar de otro

Intenta entender qué ha llevado a la persona a actuar así, y ejercita tu empatía. ¿Qué limitaciones y circunstancias personales le han llevado a hacer eso que te ha herido? ¿Ha habido alguna situación en la que te ha pasado algo parecido?

4. Comunica a la persona cómo te sientes

Deja de lado las rumiaciones y pasa a la acción. De forma asertiva explica a la persona que te ha decepcionado cómo su conducta te ha hecho sentir. Pon ejemplos concretos, no juzgues ni ataques a la persona. Escucha lo que te tenga que decir. Propón soluciones para el futuro.

5. Acepta el cambio en la relación

Muchas veces la decepción provoca un cambio en nuestra actitud que impacta en el tipo de relación. A veces la relación puede romperse, otras veces distanciarse. Acepta la tristeza que pueda aparecer por lo que has perdido, puede que no sea la relación, pero sí el nivel de confianza que había. Puedes trabajar tu aceptación mediante meditaciones específicas como esta:

6. Intenta perdonar

Aunque no es sencillo, el perdón puede aportarnos beneficios no solo en la relación con el otro sino hacia nosotros mismos también. Descubre en este artículo todo sobre el perdón.