Qué es el amor: enamorarse provoca cambios en el cerebro

Qué es el amor

Muchos poetas se han preguntado qué es el amor, creyendo que este sentimiento se originaba en el corazón, pero la ciencia ya demostró que el amor no surge en el corazón sino en el cerebro, aunque hasta hoy no se sabía exactamente en qué parte. Un grupo de científicos de la Universidad de Concordia, en Canadá, han descubierto que este sentimiento surge muy cerca del área del cerebro que se encarga del deseo sexual.

Los científicos llegaron a esta conclusión alternando imágenes eróticas con fotos de los seres queridos de los sujetos a estudio, descubriendo que el amor y el deseo sexual activan áreas colindantes del cerebro, pero mientras el sexo activa zonas relacionadas con el placer inmediato, el amor está relacionado con el condicionamiento, un proceso relacionado con las recompensas. Vemos el amor como una recompensa, algo con valor añadido, que transforma el deseo en algo más.

que es el amor

El amor también activa zonas del cerebro relacionadas con la monogamia. Jim Pfaus, uno de los científicos que ha realizado este estudio, argumenta: «Mientras el deseo sexual tienen un objetivo específico, el amor es más abstracto y más complejo, y no depende tanto de la presencia física de la persona hacia quien se profesa». Respondiendo a qué es el amor, Pfaus añade que el amor es un hábito que no es perjudicial, pero que nos vuelve cerebralmente adictos.

Cambios que produce el amor en nuestro cerebro

Ahora que sabemos cuál es el origen del sentimiento romántico, un equipo de neurólogos chinos y estadounidenses se han propuesto descubrir las maneras en las que el amor altera nuestra estructura cerebral y aunque parezca mentira, aquellos que aseguran que el amor atonta están equivocados.

La revista Frontiers in Human Neuroscience, ha publicado en sus páginas que las personas que están enamoradas tienen una conectividad mayor en las zonas del cerebro que están asociadas con la motivación, la recompensa, la cognición social y la regulación de la emoción. Hongwen Song, autora principal del estudio, declara que “el estudio proporciona la primera evidencia empírica de alteraciones relacionadas con el amor en la arquitectura funcional del cerebro”.

Para obtener estos resultados, los investigadores usaron imágenes de resonancia magnética para analizar los patrones de conectividad del cerebro de 100 estudiantes distintos que se dividían en tres grupos: solteros, enamorados, y los que habían estado enamorados pero ya no lo estaban.

En el grupo de los enamorados se reconoció un incremento de la actividad cerebral en una zona situada en el hemisferio izquierdo que es conocida como cortex del cíngulo anterior, lo que da a pensar que este área tiene mucho que ver con lo que sentimos al enamorarnos.

Por otra parte, la zona del cerebro relacionada con la sensación de recompensa, las expectativas y el planteamiento de objetivos, presentaba menos actividad de lo normal en el grupo de las personas que habían dejado de estar enamoradas. Los enamorados, en cambio, presentaban una conectividad mayor entre el cortex del cíngulo anterior y otras partes del cerebro relacionadas con la motivación y la recompensa.

Según los expertos, este incremento de conectividad «puede ser el resultado de los esfuerzos frecuentes (de los enamorados) para controlar su propio estado emocional, así como el estado emocional de su amante, y ajustar estrategias cognitivas para resolver conflictos a fin de mantener su relación romántica”. El grupo de los enamorados también presentó una conectividad mayor que el resto en las zonas del cerebro relacionadas con la cognición social. Los investigadores concluyen: “Estos resultados arrojan luz sobre los mecanismos neurofisiológicos subyacentes del amor romántico mediante la investigación de la actividad cerebral”.