Berrinches y pataletas en niños de 2 y 3 años. Manual para sobrevivir a los «terrible twos»
¿Cada vez que prohíbes algo a tu hijo/a se enfurece y chilla sin parar? Los «terrible twos» o «terribles dos años» atacan a los niños alrededor de los 24 meses de edad, transformando a nuestros «angelitos» en pequeñas bestias histéricas.»No quiero dormir», te grita cuando le vas a acostar, «No me gusta», cada vez que es la hora de comer, «Yo solita» cuando vais a cruzar la calle, «Es mío» si su hermano alcanza un juguete… Pide las cosas gritando, protesta y se enfada constantemente, te desafía, llora sin control, pega a los demás, es testarudo/a, no obedece ni escucha. Y cuando le impedimos algo explota en un berrinche. Una psicóloga clínica especialista en intervención en niños, ha desarrollado un completo manual para ayudarnos a comprender mejor el comportamiento de nuestros hijos. Superar con éxito los berrinches, pataletas y rabietas en niños de 2 y 3 años es posible si sabes cómo. Descubre estrategias y pautas concretas que te permitirán mantener el control en situaciones conflictivas y técnicas para establecer límites en el hogar. ¡Sigue leyendo!
Un completo manual para padres y madres: Los «terrible twos»o terribles dos años son una fase por la que suelen atravesar todos los niños de entre 2 y 3 años. Podemos verles atacar en plena calle, retorciéndose por el suelo, en un mar de lágrimas, enfrentándose a sus padres y a otros niños en el parque.
Y es que, a partir de los dos años los niños se descontrolan, buscan los límites, tratan de conquistar su independencia, de conocer el mundo, y parece que se desarrollan a pasos de gigante. Pasar de ser un bebé a convertirse en niño no es tarea fácil. Los terribles dos años forman parte del proceso de convertirse en adulto. De pronto, te entienden cuando les hablas, cuando corren no les pillas, se dan cuenta de que tienen opinión y son capaces de elegir, de hacer cosas solos.
En este artículo descubrirás los cambios que vive el pequeño en esta etapa. Ármate de paciencia y prepárate para comprender y acompañar a tu hijo en este cambio. Esta etapa de crecimiento suele ser un poco complicada para los padres, en este artículo aprenderás técnicas, estrategias y consejos prácticos que podrás aplicar en situaciones concretas.
Terrible Twos: Normas básicas para disciplinar a nuestros hijos
Es normal que los berrinches, pataletas y el sentimiento de falta de control, generen en nosotros angustia, ansiedad o agobio. Muchas veces, nuestros pequeños nos llevan al límite, y en algunas situaciones no es fácil mantener la calma. Es posible que tengamos tentaciones de ponernos a su altura, y gritar más fuerte que él o ella para vencer la batalla. Sin embargo, controlar tus propias emociones será lo único que te ayude a ganar. En la relación con tu hijo el adulto eres tú.
Educar a un hijo conlleva mucha responsabilidad. Todos queremos hacerlo bien porque tenemos la idea de que si fallamos podemos perjudicar a nuestros hijos de por vida. A pesar de que este pensamiento es normal, debemos tener en cuenta que somos humanos y que errar forma parte de la vida.
En este artículo hablaremos de las conductas más comunes entre los niños de 2 a 3 años y como manejarlas de manera efectiva. Sin embargo antes de comenzar a nombrarlas es importante hablar de unas reglas básicas que debemos mantener presentes siempre que disciplinamos a nuestros hijos.
- Todos tenemos responsabilidades. Debemos enseñarles desde pequeños que su contribución es importante, por ejemplo recogiendo sus juguetes, ayudando a poner la mesa, etc. Cuando él también colabora, la familia se convierte en un sistema de protección. El niño se siente útil dentro de la familia y ayuda a reducir los llamados de atención típicos de los terrible two (berrinches, pataletas, enfados excesivos).
- El respeto es mutuo. Es importante desde el inicio dar un buen ejemplo a tu hijo. Si tu hijo/a te quiere decir algo, interrumpe lo que estés haciendo y ponle atención, de este modo, más adelante podrás exigirle lo mismo ya que lo ha aprendido a través de ti.
- Enséñales que la vida no siempre es justa. El esperar un turno, compartir juguetes, sentir desilusiones o algun otra situación que les pueda causar malestar a nuestros hijos nos causa mucho dolor. Sin embargo, se ha comprobado que sin éstas vivencias, los niños no podrán desarrollar las habilidades psicológicas esenciales para su felicidad ni aprender a postergar la satisfacción adecuadamente. Aquí también es importante recalcar que cuando fallamos como padres debemos pedir perdón a nuestros hijos, de tal modo que el niño aprende a que no hay nada malo en fallar y será capaz de perdonar en el futuro.
- La constancia es clave. Ser constante y firme en cuanto a las normas y reglas que pongas es muy importante. Ser firme y constante le enseña que esperas algo de ellos y que esto se mantiene en el tiempo. Les proporciona una estructura segura y es el mejor reflejo de la adaptación a las normas de la sociedad.
Ahora bien, ya que tenemos esas reglas generales en cuanto a la disciplina de nuestros hijos, vamos adentrarnos en las situaciones más comunes que suelen ocurrir de 2 a 3 años de edad. Aprende a gestionar las rabietas y pataletas y a estimular las capacidades cognitivas de los niños.
Terrible Twos: Pataletas, rabietas y problemas comunes en niños entre 2 y 3 años
Mi hijo/a se comunica y pide las cosas mediante el llanto o gritando
Pedir las cosas gritando, o llorando es muy común en niños de entre dos y tres años de edad. Es precisamente esta conducta la que nos hace referirnos a estas edades como los «terrible twos» o terribles dos años.
Cuando los pequeños alcanzan esta edad, el llanto, las rabietas, los berrinches y pataletas se convierten en su forma de comunicación. Esta conducta suele darse cuando el niño quiere algo que no está a su alcance, por ejemplo, quiere un juguete que tiene otro niño, quiere subirse al columpio y no llega o está ocupado, quiere otro programa de televisión pero no sabe ponerlo, etc.
Estas rabietas se producen para llamar la atención del adulto y su estrategia les funciona. Cuando el pequeño comienza a gritar o a llorar, resulta irritante y desesperante. Es frecuente que nosotros mismos caigamos en la tentación de gritar para pedirle que por favor, deje de hacerlo. También es posible que, para no escucharlo, le demos aquello que reclama con sus gritos. Y es que, el pequeño sabe cuales son sus armas y las utiliza.
Si esto ocurre, independientemente de la razón que llevó a esta conducta, no debemos ponernos a su altura, debemos mantener estas pautas:
1- No ceder:
Si su hijo le grita o llora porque quiere algo, es importante que no se lo dé ya que si se lo da estará reforzando que el niño se comunique de esa forma ya que obtuvo lo que quería. Le resultó efectivo gritar y llorar porque obtuvo su petición. Aprendió que con esa conducta podrá obtener el objetivo que se proponga. Si esto ocurre en un sitio público, mantente firme en no ceder. No cedas por evitar las miradas o comentarios de los demás, y recuerda siempre que la educación de tu hijo solo depende de ti y más nadie debe opinar al respecto.
2- Calmar:
Cuando el niño comience con los gritos y el llanto, háblele en un tono suave pero firme y dígale “no puedo escucharte si me lo pides de esa manera, cuando te calmes un poco me explicas que te sucede o que quieres”. Aunque suena muy fácil muchos padres de la desesperación prefieren darle al niño lo que pide, sin embargo si nos tomamos un momento para razonar con él y lo dejamos para que se calme, éste podrá explicarnos qué pasa.
3- Escuchar y Explicar:
Una vez su hijo se calme, comenzará a contarle lo que le pasa. Es importante agacharse para que él pueda verlo, y así le asegura que lo está escuchando y está prestando toda su atención. En caso de no poder darle lo que pide, explicar en palabras sencillas el porqué y orientar su atención hacia otra actividad o situación. Si comienza a gritar y llorar de nuevo, repita el paso anterior.
4- Analizar la causa:
Una de las cosas más importantes como padres es que debemos analizar si estamos haciéndolo correctamente. Este tipo de rabietas suele ocurrir porque el niño siente que no le prestan suficiente atención. Por ello, es imprescindible que analicemos si pasamos mucho tiempo en el móvil, si por la llegada de un hermano el niño se siente desplazado, si no hemos compartido lo suficiente con él/ella, etc.
5- Coordinarse:
Sabemos que un niño siempre tiene contacto con muchos otros adultos, profesores, cuidadores, abuelos, etc. Es importante que todos estén en la misma página con respecto a no ceder, ya que si algún adulto cede ante esta rabieta, el niño intentará con los demás, y la posibilidad de eliminar la conducta será más difícil.
Mi hijo/a llora y no es capaz de tolerar que se le niegue algo o se tira al suelo, llora y grita cuando quiere algo
Este tipo de berrinche va muy ligado a enseñar a nuestros hijos que la vida a veces no es justa y que no siempre se obtiene lo que queremos. Desde pequeños, los niños aprenden que las necesidades básicas van satisfechas casi de inmediato, por ejemplo si tengo hambre, lloro y me dan de comer.
Durante los terrible twos a los niños les cuesta entender que hay que esperar o que simplemente no se puede tener lo que quieren, lo cual conlleva a la frustración. Esta gratificación inmediata de las necesidades básicas, lo generalizan a otras conductas como las de querer algún juguete, hacer alguna actividad, etc. En caso de que la necesidad, en este caso ya no tan básica, no sea satisfecha, realizan berrinches y pataletas en aras de conseguirlo.
Las rabietas por muy diferente que sea la causa, se erradican encaminando la conducta hacia una expresión emocional más adaptativa y sana.
Algunas estrategias para estos casos son:
1- Prevenir:
Los padres sabemos qué situaciones pueden desencadenar la frustración de nuestros hijos y por ende el berrinche. Por esto es importante prever cuando puedan ocurrir. No pasa nada por no pasar delante de la tienda de juguetes o de chuches que tanto le gusta para así evitar que se desencadene una pataleta. Incluso, es importante también tomar en cuenta que un niño en edad de terrible twos o 3 años cuando están cansados, hambrientos o aburridos pueden ponerse más irritables, haciendo más propensas las rabietas.
2- Distraer:
Antes de que aparezca el berrinche en todo su esplendor, todo niño tiene pequeños cambios de conducta que indican que viene en camino. Por ejemplo algunos signos podrían ser ponerse muy serios, el enrojecimiento de la cara, apretar los puños, dar pisotones, moverse más de lo normal,etc. Como padres, debemos estar atentos a estos signos, y si vemos alguno, proceder a distraer al niño con otra cosa que nos permita desviar su atención. Marta sabe que a Beatriz no le gustan los viajes largos en coche, sin embargo debían visitar a los abuelos a 4 horas de su ciudad. Marta al ver que Beatriz comenzó apretar los puños, le dice “Bea, vamos a contar cuantos coches rojos pasan!” Esto distrajo a la niña de no poder bajarse de la silla y evitó la rabieta.
3- Premiar:
Esto es algo que debe hacerse sólo esporádicamente y con mucha cautela ya que puede tener el efecto contrario de reforzar una conducta equivocada. Esto se refiere a que una manera de anticipar una rabieta es “premiando” al niño con lo quiere. Por ejemplo, Juan quería subir al coche de juguete enfrente a la farmacia, la madre comienza a ver que el niño está inquieto y le dice “cómo te portaste muy bien en el doctor, podrás subir en unos minutos al coche”. Esto debe realizarse como consecuencia de un comportamiento positivo reciente, y la recompensa debe realizarse al poco tiempo de decirlo ya que sino podría derivar en un berrinche más fuerte. Ojo, esto podría hacerse de vez en cuando, sin embargo, es mejor solo usar esta estrategia en casos puntuales cuando de verdad se quiera premiar por alguna conducta positiva.
4- Ignorar:
Esta es, probablemente, la estrategia más difícil de cumplir, sin embargo, aplicarla correctamente nos aportará muchos beneficios. No prestar atención al pequeño cuando está bajo los efectos de una pataleta neutraliza el refuerzo del berrinche. Lo que los pequeños persiguen cuando con las rabietas, es llamar nuestra atención. Ignorar al pequeño cuando realiza esta conducta (se tira al suelo, llora, chilla, etc…) es más fácil cuando estamos en casa. Puedes irte a otra habitación y seguir a lo tuyo. Es bastante probable que el niño te persiga por toda la casa. Una rabieta sin alguien que la escuche, anula su propósito que es salirse con la suya. Que le des lo que el pequeño quiere. Por eso, aunque te persiga, conviene mantenerse firme. Al final la conducta cesará por falta de audiencia.
Realizar la estrategia de «ignorar» cuando estamos en la calle, en el supermercado, en el parque, no es tan fácil. Para poder aplicarla con seguridad, hay que asegurarse de que el pequeño no corre peligro, una vez que comprobemos que estará bien, podemos alejarnos un poco de el, conviene no mirarlo, y actuar como si no lo escucháramos.
Cuando la pataleta pare, es importante decirle que ahora lo escucharán y que con esos berrinches no logrará nada. De este modo, evitamos que se sienta inseguro por nuestra “momentánea huida” pero no cedimos a la petición.
Si esta situación sucede en un espacio cerrado, como un restaurante, cine, etc. se debe retirar al niño con firmeza del sitio y esperar a que se calme. En alguna ocasión cederemos ante la petición y eso es normal, sin embargo siempre cuidando que no sea la norma.
5- Dejar ir:
Muchas veces los padres nos sentimos avergonzados y hasta mosqueados por el mal rato del berrinche, lo cual es normal. Sin embargo, debemos dejar ir y seguir como antes, ya que el rencor solo les enseña a ellos mismos a en el futuro ser rencorosos.
6- Reforzar lo positivo:
Muchas veces pasamos mucho tiempo tratando de cambiar las pataletas que se nos olvida reforzar lo positivo. En este caso, cuando logre calmarse el niño, es importante darle un abrazo y felicitarlo por haberse calmado. Podemos decirle «Estoy muy contenta/a de que lograses calmarte». «Me gusta mucho cuando eres capaz de pedir las cosas sin llorar ni tirarte al suelo».
7- Darle otras opciones para que sienta que puede elegir:
Es importante que aunque se le niegue lo que quiere, en algunas ocasiones tenga otras opciones a elegir. Por ejemplo, si el niño está molesto porque quería chocolate de postre y necesita algo más saludable, se le puede dar otras opciones: ¿qué quieres de postre, un yogurt o un plátano?
Mi hijo muerde o pega constantemente a otros niños y/o no le gusta compartir
Este comportamiento o conducta es bastante frecuente en niños de 2 y 3 años de edad. ¿Qué estrategias o técnicas podemos llevar a cabo para minimizar la agresividad en nuestro pequeño y enseñarle a compartir?
1- Explicar por qué su comportamiento es inapropiado:
Lo primero que se nos viene en mente cuando se nos presenta esta clase de problema es regañar a nuestro hijo. Sin embargo, el regaño solo lo frustrara a tu hijo aún más llevándolo al borde de una rabieta o berrinche.
Lo primero que debemos hacer es esperar que se calme, podemos usar la estrategia de calmar mencionada anteriormente, y luego explicarle porque el comportamiento que ha tenido es inapropiado.
Por ejemplo “Hijo, entiendo que te sientas molesto o frustrado porque no quieres compartir tus juguetes, pero eso no es razón para pegar a tus amigos, imagina que Pedro no quiera prestarte su coche nuevo y te pegue, ¿es algo que te gustaría?” Esto incentiva la empatía y además la reflexión sobre sus propias acciones.
Luego de darle espacio para responder, se le dice cual es la conducta que se espera de él. Por ejemplo, “ahora hijo, préstale tu coche a Pedro y jugáis los dos sin pelear”.
2- Estrategia de «tiempo fuera»:
La estrategia de «tiempo fuera» es muy utilizada para disciplinar a los más pequeños. No es un castigo propiamente dicho, está orientada a que el niño baje su nivel de frustración. El tiempo fuera o tiempo de descanso, es un periodo durante el cual el niño está a solas consigo mismo y tranquilo por un momento. Cualquier forma de atención que se le brinde, positiva o negativa, solo servirá para reforzar el mal comportamiento, por lo cual es importante dejarlo solo.
Durante los terrible twos o tres años de edad, para que la estrategia de «tiempo fuera» se efectiva, debemos aplicarla de inmediato (mientras el niño se esté portando mal). Esta estrategia es fácil de aplicar, consiste en decirle al pequeño, calmadamente, que debe permanecer sentado y apartado mientras piensa en lo que acaba de hacer.
Dos errores comunes que cometemos al aplicar esta estrategia es enfadarnos y hablar mucho. Esto no debe hacerse bajo ningún motivo, se debe mantener la calma y la explicación debe ser breve y firme.
Una vez que el castigo termine, se aconseja que des al pequeño un abrazo que le demuestre amor y refuerce el haber completado el tiempo fuera.
para realizar la estrategia de «tiempo fuera» se recomienda que el niño permanezca sin ninguna actividad 1 minuto por cada año de vida, sin embargo mantente flexible ya que depende mucho de cada niño. Lo más relevante es que el niño pueda salir de la situación y calmarse y entender que actuó mal.
3- Comunicación:
Cuando un niño se siente frustrado, no obtiene lo que quiere y no se expresa correctamente puede llegar agredir al otro niño o no querer compartir. En estos casos es importante comunicarse con nuestro hijo de una manera sencilla.
Se recomienda usar frases cortas y repetirlas. Así como repetir los gestos para mostrarle al niño que entiendes perfectamente lo que él quiere o piensa.
Por ejemplo, tu hijo le quita el juguete de las manos a su amiguito, y lo muerde. Si ya has tratado de aplicar la estrategia de «tiempo fuera» y no ha funcionado, ¿qué puedes hacer? En esta situación, conviene que de nuevo, repitas en alto lo que crees que pueda estar pasando o sintiendo tu pequeño: “Estás enfadado porque quieres el juguete”. Al reconocer sus sentimientos, lo ayudas a tranquilizarse y una vez que se haya calmado, podrás disciplinarlo con palabras sencillas “Arrancar, no. El juguete es de Pablo”.
Aunque esta estrategia parezca un poco mecánica y extraña, suele funcionar ya que se mantiene la sencillez y la firmeza en el mensaje.
Cuando mi hijo se enfada tira las cosas al suelo o se autoagrede, se da cabezazos o se pega a sí mismo
Enfadarse es una expresión emocional normal, sobre todo en la etapa de los terrible twos o terribles dos y tres años. Sin embargo, cuando esta «rabia emocional» no es expresada como se debe podría traducirse en agresión tanto a otros como a él mismo. Las auto-agresiones vienen por la sobreexigencia que tiene el niño, es posible que esta sobreexigencia esté generada por sus cuidadores o por su propio temperamento.
Lo primero primero que debemos hacer ante estas situaciones es separarlo de los objetos con los que pueda agredirse o tirar, y validar la rabia y frustración que siente, diciéndole “ Hija entiendo que te sientes muy frustrada porque no puedes encajar la pieza del puzzle” mientras la coges firmemente para que no se haga daño.
Esto valida sus sentimientos y luego continúa “pero lanzar las cosas o pegarte no es la solución porque te puedes hacer daño”. Luego le puedes decir que si siente la necesidad de llorar que llore y eso la ayudará a desahogarse.
Refuerza lo positivo que tiene la situación y el esfuerzo anterior y reasegura que no pasa nada por no poder lograrlo. Esto hace que le des la atención que tu hija necesita y válidas su mundo emocional al transmitirle que tener rabia es legítimo y que se puede expresar pero que no todo es aceptable, como pegarse o tirar las cosas.
Mi hijo dice que NO a todo
Una de las primeras palabras que aprenden nuestros hijos es “NO” y sabemos que como padres puede llegar a ser fastidioso esa negativa constante. Una buena estrategia para manejar el «no» en los terrible twos y lidiar con las rabietas y pataletas en los 2 y 3 años de edad, es hacerles caso cuando utilicen el «no» para que puedan darse cuenta de las implicaciones que eso conlleva.
Veamos el siguiente ejemplo: tu hijo tiene el pañal sucio pero está muy entretenido jugando. Aunque tu sabes que debes cambiarle el pañal, puedes probar a preguntarle: “¿Andrés quieres que te cambie el pañal?” la respuesta viene cargada y rápida “NO”, entonces debes esperar unos minutos, y vuelves a preguntar, la respuesta sigue siendo no, vuelves a esperar unos minutos más y vuelves a preguntar.
El pequeño se dará cuenta de que su respuesta tiene peso. El pañal le va a molestar y es bastante probable que tras preguntarle tres o cuatro veces, cambie su «no» rotundo por una respuesta afirmativa. Esto aplica para cualquier situación en donde la respuesta sea no, al tomarlo en serio tu hijo se dará cuenta de la consecuencia de la palabra y la comenzará a usar con más cautela.
Mi hijo no controla esfínteres
¿Cuando empiezan a controlar los niños sus esfínteres? Debemos saber que cada pequeño tiene su tiempo y ritmo de madurar. A continuación te propongo unos consejos prácticos que te ayudarán a detectar si si tu hijo/a está preparado para dejar el pañal:
- Se siente incómodo cuando el pañal está sucio o mojado.
- Podemos notar cuando está evacuando, pues realiza comportamientos como: caminar de un lado a otro, se acomoda constantemente el pañal, etc.
- Sabe en qué momento va a hacer pis o caca, y se esconde detrás de un sillón o desaparece un tiempo.
- Muestra interés por las actividades que se realizan en el baño.
- Las evacuaciones ya no son irregulares: pis a ciertas horas del día más o menos fijas.
- Cuando lo ponemos en el WC por probar en ocasiones ha logrado hacer alguna de las necesidades.
Si ves que tu hijo cumple con estas pautas es posible que ya esté listo para comenzar a retirar el pañal. Recuerda que es importante no presionarlo ya que esto puede ser contraproducente.
Consejos para quitar el pañal y enseñar a tu hijo/a a controlar los esfínteres:
- Retira el pañal durante el día y no se lo pongas de nuevo.
- Sienta a tu hijo en el WC u orinal durante cinco minutos máximo, cada dos horas por los 15 primeros días. En este paso es imprescindible recordarle que si tiene que hacer pis que te avise.
- Cada vez que haga pis en el WC, es importante que le refuerces con algo que le guste o con gestos de alegría.
- Después de los 15 días, si ves que controla bien puedes comenzar a ponerlo cada tres horas en el WC. En cambio si ves que no controla sigue solo cada dos horas.
- A partir de ahora, se reforzará cada dos veces que haga pis en el WC.
- A los 15 días de controlar y pedir cuando tenga ganas de ir WC, se refuerza solo al final del día.
- El último paso, una vez que vemos que el pequeño puede controlar los esfínteres solito, será retirar el refuerzo positivo.
Pasos para el control de esfínteres nocturno
- Una vez conseguido el control de esfínteres durante el día, le retiraremos definitivamente el pañal por la noche.
- Debemos acostumbrar al niño hacer pis antes de acostarse.
- Los primeros días debemos despertar la niño a medianoche para que haga pis conscientemente en el WC. Trata de calcular el tiempo para despertarlo antes de que se moje, aunque habrán ocasiones en las que se haga pis.
- Para ayudarle a controlar el pis durante más tiempo, es conveniente que cada vez que vaya al baño durante el día, juegue a soltar y retener el pis varias veces. Este ejercicio también le ayudará a darse cuenta de que controla.
Mi hija ya controla esfínteres, pero a veces se hace pis y siento que es para hacerme rabiar y llamar la atención
Mi hijo controla perfectamente los esfínteres, aunque a veces parece que da pasos hacia atrás y se hace pis esporádicamente para hacerme rabiar, o llamar la atención.
Lo primero a considerar es que si ya controla esfínteres y se nota un retroceso, es ideal que el pediatra la evalúe para descartar cualquier patología.
Si, en efecto, no tiene ninguna infección o condición médica, pues entra en juego la conducta. Podría estar ocurriendo que después de reforzar tanto para que nuestro hijo controle esfínteres, ese exceso de atención lo eche en falta. Por lo que recomendamos seguir los siguientes pasos:
- Presta atención a lo que tu hijo reclama o quiere.
- Felicita otros pequeños logros (sin exagerar) como por ejemplo, poner su abrigo en su sitio, lavarse las manos, ayudarte en algo, portarse bien cuando salen a comer, etc.
- Dedícale tu tiempo y amor.
- Que el refuerzo sea compartir. Muchas veces cuando premiamos lo hacemos con cosas que le gustan a nuestros hijos (dibujos, juguetes, etc.) sin embargo, en estos casos los niños lo que buscan es nuestra compañía, y poder jugar con nosotros. De este modo, refuerza prestándole atención a lo que quiere.
- No tengas miedo. Muchos padres tienen miedo de darle demasiada atención al niño y sufrir el riesgo de mimarlo demasiado. Sin embargo, de 0-3 años el niño necesita de tu atención para sentirse seguro, poco a poco irá mejorando la seguridad en sí misma y esto a su vez la hará más independiente en el futuro.
- Sé el mejor referente para ella. Enséñale poco a poco a ser autónoma y a encontrar en ti un modelo a seguir.
Mi hijo no quiere comer
Una alimentación sana es básica e importante a lo largo de la vida, sin embargo durante la infancia debido al proceso de crecimiento adquiere más relevancia. Es por esto que es importante que nuestros hijos se alimenten correctamente y en horas apropiadas.
Aquí te relatamos unos consejos prácticos para que puedas enseñar a tu hijo a comer con hábitos adecuados.
- Antes de las comidas, hacer descansar al niño unos minutos. Un niño excitado por juegos tiende a distraerse más fácilmente lo cual dificulta que se concentre en la comida.
- No inviertas demasiado tiempo en la comida. Entre 30 a 45 minutos es suficiente, si el niño no ha comido es mejor abandonar hasta la siguiente comida. No te preocupes que dejarlo sin comer una comida no se va desnutrir, sino enseñará que el tiempo de comer es específico y ayudará a instaurar el hábito.
- Refuerza la forma adecuada de comer solo y las normas básicas de comportamiento en la mesa. El adulto debe ofrecer un modelo adecuado, enseñándole a comer de todo y de forma correcta.
- Acostumbra a tus hijos a diferentes sabores y texturas, ya que esto hará que esté dispuesto a comer más variedad, proporcionando más nutrientes.
- Si se distrae fácilmente, hay que retirar todo aquello con lo que el niño pueda desviar su atención y animarlo a terminar para que pueda ir a jugar.
- Convertir las horas de comida en momento para compartir en familia, en estos momentos la comunicación es fundamental.
- Poner poca comida en el plato, esto ayudará al niño asumir el reto y pensará que podrá lograrlo. En ocasiones esto puede hasta llevar a que pida más.
Cosas que debemos evitar:
- Darle comida entre horas en especial si nuestro hijo es de mal comer.
- Ofrecerle platos diferentes y distraerle de distintas maneras mientras se le da de comer.
- Si como padres nos sentimos frustrados al darle de comer a nuestro hijo es mejor delegar la tarea a otra persona que tenga un poco más de paciencia o buscar ayuda de un especialista.
- No forzarle a comer más de lo que necesita
- No darle de comer con prisa
No me funciona a ninguna estrategia con mi hijo ¿Qué puedo hacer?
Cada niño es un mundo, por lo que no todas las estrategias van a funcionar a la perfección. Por eso es importante conocer a nuestros hijos y saber que estrategia encajaría mejor para su temperamento y estados emocionales.
Si sientes que ninguna estrategia funciona y las has intentado todas, sería recomendable ver una especialista que pueda hacer un plan de intervención personalizado. Estos planes son buenos para niños cuyos temperamentos fluctúan mucho y necesitan algo más estructurado para intervenir. Así que prueba todas las estrategias pero no te frustres si no funcionan que siempre hay una solución.
¿Por qué se dan estas conductas en los terrible twos?
En los últimos años la psicología infantil ha avanzado mucho sobretodo en cómo manejar muchos comportamientos y emociones de los niños y lidiar con los berrinches y pataletas en los terrible twos o terribles dos. Sin embargo, no existe un manual de instrucciones para padres que nos indique qué hacer en cada preciso momento, aunque sería genial y nos ahorraría muchos ensayos y errores.
Una de las razones por las que este manual sería difícil de crear es porque cada niño tiene un temperamento diferente. El temperamento es una reacción emocional que caracteriza a cada persona desde el nacimiento. Éste incluye la susceptibilidad en las relaciones, la fuerza de sus hábitos, la rapidez de sus respuestas, la calidad de su carácter y su estado de ánimo. El temperamento es uno de los factores determinantes de la conducta de nuestros hijos y es la razón por la que muchas veces escuchamos “no pareciera que son hermanos porque son muy diferentes”.
Cuando un niño reacciona ante un estímulo o tiene un objetivo en mente, el temperamento hace que el niño se active y ayuda a su vez a que pueda autorregular la expresión de esa activación. Por ejemplo: Mamá le pide a Dani que permanezca sentado un momento mientras le ata los cordones, aunque Dani quiere ir a jugar con Pedro logra autorregular su activación y acepta la petición de su madre de permanecer sentado un momento.
Esta conducta o esfuerzo de control se comienza a observar a partir de los 24 meses o 2 años de edad. El niño es capaz de realizar determinadas acciones contrarias a sus deseos y podrá comportarse de acuerdo a las normas y límites que pongamos. Los terrible twos o el conflicto o rabietas aparece cuando el niño no es capaz de hacer el esfuerzo de control y antepone sus inclinaciones o deseos a nuestras demandas.
Esta falta de autorregulación puede tener expresiones conductuales diferentes en los niños. Volviendo al ejemplo anterior, supongamos que Dani no es capaz que autorregular su activación. La respuesta de Dani podría ser de salir corriendo y decirle a su mamá que no quiere estar sentado, o podría hasta morder la mano de su mamá para que esta lo suelte y pueda salir corriendo. Ambas son conductas de poco control en donde las inclinaciones o deseos del niño priman por encima de la petición o límite del cuidador.
Disciplinar a nuestros hijos no es tarea sencilla sin embargo ante las fallas de temperamento es importante poner y saber mantener los límites y normas claras para así estructurar un poco más la conducta de nuestros hijos y brindar un ambiente socio-estimular y afectivo seguro para su crecimiento. Lo importante es recordar que educar con amor y paciencia no significa no tener límites, sino hacerlo incentivando la inteligencia emocional.
Todos estos son consejos prácticos para situaciones puntuales, sin embargo, si tiene alguna dificultad o problema no dude en contactar con un especialista, psicólogo, pediatra, etc. que pueda orientarlo.