La falta de sueño podría sabotear tus objetivos de Año Nuevo, según un estudio

La somnolencia no sólo nos hace sentir cansados, sino que determina nuestro comportamiento. Un estudio pionero demuestra que, cuando tenemos sueño, es mucho más probable que recurramos a hábitos arraigados, tanto si favorecen como si perjudican nuestros objetivos. Este descubrimiento demuestra que incluso ligeras fluctuaciones del estado de alerta pueden condicionar nuestras decisiones cotidianas. Comprender esta conexión ofrece una valiosa perspectiva de por qué dar prioridad al sueño es esencial para mantener el autocontrol y crear hábitos nuevos y más saludables, sobre todo cuando nos proponemos cumplir los propósitos de Año Nuevo.

La falta de sueño podría sabotear tus objetivos de Año Nuevo, según un estudio. Imagen de Shutterstock

El sueño y el éxito van de la mano

Cada año, millones de personas se fijan ambiciosos propósitos de Año Nuevo con la esperanza de mejorar sus hábitos o abandonar los antiguos. Entre los objetivos más comunes están hacer más ejercicio, comer más sano o liberarse de malos hábitos como el tiempo excesivo frente a la pantalla o la comida basura. Sin embargo, hay un factor crucial que a menudo se ignora y que puede influir significativamente en las probabilidades de éxito: el sueño.

Un nuevo estudio subraya que la falta de sueño puede debilitar directamente los esfuerzos por cumplir los propósitos. Publicado en la revista Journal of Sleep Research, este estudio revela que, cuando no dormimos bien, somos más propensos a recurrir a comportamientos habituales, tanto si se ajustan a nuestros objetivos como lo contrario.

La falta de sueño hace más difícil resistirse a las tentaciones y centrarse en la creación de nuevos hábitos. Si tus propósitos dependen de la fuerza de voluntad y la firmeza, un sueño inadecuado podría hacerlos descarrilar fácilmente. Este hallazgo subraya la importancia de incorporar una mejor higiene del sueño a tu estrategia de propósitos para tener más probabilidades de éxito.

El estudio: Métodos y participantes

Según Medical Xpress, el estudio fue realizado por un equipo de expertos en comportamiento sanitario y psicología de la Universidad de Surrey, la Universidad de Carolina del Sur y la CQUniversity Australia. Los investigadores principales, Amanda Rebar y Benjamin Gardner, están especializados en el estudio de los hábitos y la motivación.

Durante una semana, los investigadores observaron a más de 100 participantes que seguían sus niveles de somnolencia y sus comportamientos diarios. A continuación, los científicos compararon las acciones de cada participante en los días de más sueño frente a los de más alerta para comprobar si el cansancio llevaba a una mayor dependencia de los hábitos.

El estudio reveló que los participantes eran más propensos a mantener sus hábitos – buenos o malos – cuando se sentían más somnolientos de lo habitual. Sin embargo, los niveles generales de somnolencia no predijeron el grado de habitualidad de los participantes; la clave fueron los cambios diarios en la somnolencia.

A diferencia de investigaciones anteriores que se centraban en la fuerza de voluntad o en la privación de sueño a largo plazo, este estudio examinó cómo las fluctuaciones diarias de la somnolencia influyen en el mantenimiento de los hábitos. Aporta nuevos conocimientos sobre cómo incluso un ligero cansancio puede influir en el comportamiento a corto plazo.

Por qué la falta de sueño puede sabotear tus objetivos de Año Nuevo

  • La falta de sueño debilita el autocontrol: La falta de sueño reduce directamente la capacidad de una persona para resistirse a las tentaciones, lo que aumenta el riesgo de volver a comportamientos antiguos e improductivos. Por ejemplo, si tu objetivo es evitar los alimentos poco saludables, un día somnoliento puede llevarte directamente a los alimentos reconfortantes.
  • Los hábitos toman el control cuando el estado de alerta disminuye: En los días en que te sientes somnoliento, tu cerebro tiende a funcionar con el piloto automático. Esto significa recurrir a hábitos arraigados, tanto si apoyan como si socavan tus objetivos. Si te has propuesto hacer ejercicio a diario, la somnolencia puede empujarte a saltarte el ejercicio en favor del sofá.
  • Los fallos pueden minar la confianza: Cuando se carece de sueño, incluso los pequeños fracasos pueden resultar abrumadores. Saltarse una sesión de entrenamiento o darse un capricho de comida basura puede hacer que pierdas la fe en tu capacidad para cumplir tus propósitos, lo que puede llevarte a abandonar por completo.
  • Establecer buenos hábitos requiere energía: Crear nuevas rutinas exige concentración y determinación, recursos que se agotan cuando uno está cansado. La falta de sueño puede impedir la constancia necesaria para convertir un comportamiento deseado en un hábito.
  • La espiral negativa del sueño insuficiente y los malos hábitos: La falta de sueño suele desencadenar un ciclo en el que los malos hábitos, como picar algo a altas horas de la noche o saltarse los entrenamientos, alteran aún más el sueño, agravando el problema y dificultando la consecución de los objetivos.

Cinco descubrimientos clave sobre el sueño y los hábitos de conducta

1. La somnolencia reduce la fuerza de voluntad

Sentirse somnoliento disminuye la capacidad para resistirse a las tentaciones y ejercer el autocontrol. Por ejemplo, una persona somnolienta puede optar por disfrutar de la televisión en lugar de hacer ejercicio, aunque tenga la intención de mantener una rutina de ejercicio.

2. Los buenos hábitos pueden prevalecer si se establecen

Cuando la somnolencia ataca, es probable que las personas recurran a los hábitos establecidos. Si las rutinas saludables, como el entrenamiento matutino, están arraigadas, pueden persistir incluso en los días de somnolencia.

3. Los malos hábitos son un riesgo mayor

La somnolencia puede llevar a caer en comportamientos indeseables, como consumir comida basura en lugar de comidas nutritivas. Estos lapsus pueden minar la confianza en la consecución de objetivos a largo plazo.

4. El sueño favorece la formación de nuevos hábitos

Un sueño adecuado mejora el estado de alerta necesario para adoptar y reforzar nuevos comportamientos. Por ejemplo, una persona bien descansada es más propensa a elegir actividades productivas en lugar de procrastinar.

5. Los comportamientos habituales son un arma de doble filo

Tanto si los hábitos son beneficiosos como perjudiciales, la somnolencia aumenta la dependencia de los mismos. Este doble efecto subraya la importancia de crear hábitos positivos y minimizar los negativos.

La conexión con las capacidades cognitivas

La somnolencia afecta significativamente al funcionamiento de nuestro cerebro e incide en funciones cognitivas críticas como la toma de decisiones, la memoria y la atención. Cuando estás cansado, al cerebro le cuesta asignar recursos de forma eficaz, lo que significa que puedes tomar decisiones precipitadas o recurrir a atajos mentales (estrategias simplificadas de toma de decisiones que ayudan al cerebro a ahorrar tiempo y esfuerzo, pero que pueden conducir a errores o sesgos) en lugar de a una deliberación reflexiva.

Por ejemplo, imagina a un estudiante que se prepara para un examen importante. Un estudiante bien descansado puede crear un plan de estudio estructurado y seguirlo con diligencia. Sin embargo, un estudiante privado de sueño es más propenso a dejar las cosas para más tarde o a empollar de forma ineficaz, recurriendo a hábitos menos eficaces como releer apuntes sin una comprensión más profunda.

Del mismo modo, en un entorno laboral, un empleado con falta de sueño puede recurrir por defecto a tareas conocidas, evitando proyectos desafiantes que requieren concentración y creatividad. Esto puede obstaculizar la productividad y retrasar el avance hacia objetivos clave.

El sueño también desempeña un papel fundamental en la mejora de la función cerebral y el fomento de la agilidad mental. Las actividades que ponen a prueba las capacidades cognitivas – como resolver rompecabezas, aprender una nueva habilidad o participar en juegos de memoria – se apoyan en un descanso adecuado, que ayuda al cerebro a procesar y retener la información con mayor eficacia. Si se duerme lo suficiente, se pueden maximizar los beneficios de estos ejercicios, lo que garantiza una mayor concentración y mejores resultados a largo plazo.

Además, el cansancio influye en la capacidad para resolver problemas. Un conductor con pocas horas de sueño, por ejemplo, puede reaccionar más lentamente ante condiciones inesperadas de la carretera, basándose en patrones de conducción habituales en lugar de adaptarse rápidamente a la situación. Esto no sólo aumenta los riesgos, sino que subraya cómo la flexibilidad cognitiva depende en gran medida del estado de alerta.

Al comprender el papel del sueño en el mantenimiento de la función cognitiva y la mejora del entrenamiento cerebral, las personas pueden tomar medidas proactivas para mejorar su agilidad mental y la toma de decisiones, reforzando el éxito personal y profesional.

Implicaciones sociales

Ciencia y Medicina: Esta investigación profundiza nuestra comprensión de la interacción entre el sueño y el comportamiento, ofreciendo valiosas perspectivas para los profesionales de la salud. Animar a los pacientes a dar prioridad al sueño podría mejorar el cumplimiento del tratamiento y las modificaciones del estilo de vida.

Educación: Los educadores pueden incorporar la educación en higiene del sueño en los planes de estudio, ayudando a los estudiantes a establecer hábitos más saludables y mejorar el rendimiento académico.

Vida cotidiana: Para los individuos, este estudio destaca la importancia de alinear los hábitos de sueño con los objetivos personales. Fijar una hora de acostarse constante podría ser tan crucial como planificar las comidas o las rutinas de ejercicio.

Conclusiones: El sueño como base del éxito

Este estudio demuestra que para cumplir los propósitos de Año Nuevo no basta con tener fuerza de voluntad, sino que es necesario dormir lo suficiente. Al dar prioridad al descanso, las personas pueden aprovechar el poder de los hábitos positivos y mitigar el riesgo de caer en otros indeseables. Tanto si tu objetivo es comer más sano, hacer más ejercicio o, simplemente, mejorar tus rutinas, dormir bien puede ser la resolución más impactante de todas.