Síndrome del Emperador: Cómo criar a un pequeño delincuente
Niños agresivos, mandones y autoritarios ¿Estás educando a tu hijo para que sea un delincuente? El Síndrome del Emperador está cada vez más presente en nuestra sociedad: Niños tiranos o “emperadores”, que hacen y deshacen a su antojo, que no aceptan un no por respuesta, y sus súbditos más fieles son sus padres. Descubre en este artículo qué es el síndrome del emperador, cómo detectar si tu hijo lo padece, y las 10 reglas de oro para criar a un pequeño delincuente en tu propia casa. Esto es lo que nunca, nunca debes hacer si quieres educar a tu hijo en los valores y el respeto:
¿Qué es el Síndrome del Emperador? ¿Es mi hijo un futuro tirano?
El síndrome del emperador o del niño tirano es un trastorno del comportamiento que se produce en menores. En éste síndrome los papeles están invertidos; los hijos dominan a los padres y hacen su ley, llegando incluso en algunas situaciones al maltrato.
Curiosamente no existe un patrón; puede ser el hijo mayor, el pequeño, un hijo adoptado, e incluso entre hermanos criados en el mismo entorno y circunstancias a uno le afecta el síndrome y el otro no lo desarrolla; por lo que hay indicios de componentes genéticos o de tipo hereditario entre las causas.
Se produce generalmente en familias de clases medias-altas, y aunque los niños presentan mayor porcentaje, las niñas cada vez van ganado más terreno.
Si tu hijo no pide, sino que exige, es la primera alarma del síndrome del Emperador
La edad suele oscilar entre los 9 – 17 años, y aunque no son delincuentes al uso, pueden llegar a robar, maltratar, amenazar o agredir psicológicamente. La víctima en la mayoría de los casos suele ser la madre, y tienen vergüenza de contarlo por el sentimiento de culpabilidad que le genera. «Mi hijo es así porque yo no he sabido ser una buena madre”.
¿Qué le pasa a mi hijo? Características del síndrome del Emperador
- Habitualmente se sienten tristes, ansiosos y enfadados, generalmente sin causa aparente.
- Tienen un sentido de la propiedad exagerado; sienten realmente que todo les corresponde, y que los demás están ahí únicamente para proporcionárselo. Cuando se les niega, tienen ataques de ira o rabietas, llegando incluso a insultar o agredir físicamente.
- Son egocéntricos y presentan baja o nula tolerancia a la frustración.
- Habitualmente tienen una autoestima baja, y carecen de empatía. Son incapaces de entender las consecuencias que sus actos tienen sobre los demás. No sienten culpa o remordimientos por sus acciones.
- Discuten las normas y los castigos, rechazan por defecto las figuras de autoridad, por lo que pueden ser inadaptados en otros entornos sociales como la escuela.
- El otro siempre es el culpable, ellos nunca. Buscan las justificaciones de sus actos en el exterior. No sólo culpan a los demás de sus problemas, sino que esperan que se los solucionen.
“El Síndrome del emperador es fundamentalmente un problema de educación en una sociedad donde la autoridad está devaluada» Javier Urra
Síndrome del emperador o niño tirano ¿tienen los padres la culpa?
Rotundamente no. No es tu culpa. Pero sí eres parte del problema, y también de la solución. En tus responsabilidades entra la de establecer tempranamente una serie de límites, rutinas y reglas que hay que cumplir y son innegociables. No tengas miedo a decir no a tu hijo por causarle traumas. Realmente lo que más les neurotiza es no saber sus límites, no saber lo que está bien y lo que está mal.
Los estilos parentales educativos son un factor clave a la hora de prevenir y manejar este trastorno. La autoridad siempre la tienes que ejercer tú, pero con cariño y constancia.
Donde haya afecto, intercambio de experiencias vitales y comunicación, es realmente difícil que surja la violencia.
Tenemos que desarrollar su sentido de la conciencia y la culpa, y educarles en la empatía, en la sensibilización y en la compasión. Existen técnicas de asertividad que tal vez puedan ayudarte. No se nace dictador o tirano. Lo que comunicamos a nuestros hijos y la forma en que lo hacemos es muy importante. Te animo a que eches un vistazo a mi artículo El Efecto Pigmalión: Lo que comunicamos a nuestros hijos sin darnos cuenta.
Cuando te desesperes, recuerda que la educación no es fácil, se trata de una carrera de fondo en la que el niño poco a poco cuando crezca irá interiorizando nuestro valores.
Recuerda que como en la mayoría de trastornos infantiles y juveniles, es mejor prevenir que curar.
Decálogo para criar a un pequeño delincuente
El Juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud, es además escritor y muy conocido por sus sentencias a menores rehabilitativas y ejemplares. Calatayud propone diez reglas para conseguir crear al perfecto delincuente en casa.
Regla 1: Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
Regla 2: No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
Regla 3: Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer más cosas graciosas.
Regla 4: No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
Regla 5: Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. ¡Hágaselo todo! Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
Regla 6: Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
Regla 7: Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
Regla 8: Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
Regla 9: Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
Regla 10: Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
Si sigues todos estos consejos, es fácil que en casa hagas un pequeño tirano, que con el tiempo se puede convertir en un auténtico delincuente.
La educación es un acto de amor, y por tanto, un acto de valor
A continuación, para que reflexiones sobre el tema; te dejo con una lección magistral del Juez Calatayud, en la que habla precisamente de este decálogo y te aconsejo que no te la pierdas.