Los científicos identifican el rendimiento lingüístico como un factor clave de la longevidad

Un importante estudio científico ha descubierto una clara relación entre las habilidades lingüísticas en la vejez y la esperanza de vida. Tras analizar casi dos décadas de datos cognitivos y de salud del Estudio sobre el envejecimiento de Berlín, los investigadores descubrieron que la capacidad de recuperar y utilizar palabras rápidamente destacaba como el factor más importante para predecir la longevidad. Mientras que otras habilidades cognitivas como la memoria y la velocidad de procesamiento desempeñan un papel importante en el envejecimiento saludable, el rendimiento lingüístico mostró la conexión más consistente con la supervivencia, lo que sugiere que puede servir como un valioso indicador tanto de la salud cerebral como de la resistencia física general en la vejez.

Los científicos identifican el rendimiento lingüístico como un factor clave de la longevidad. Imagen de Shutterstock

Cómo un estudio histórico relacionó las habilidades lingüísticas con la esperanza de vida

Equipo de investigación y publicación

Como informa Neuroscience News, el estudio fue dirigido por Paolo Ghisletta, de la Universidad de Ginebra, en colaboración con expertos internacionales en envejecimiento y psicología cognitiva. Sus hallazgos se publicaron en Psychological Science (24 de febrero de 2025), una revista revisada por pares de la Association for Psychological Science (EE. UU.), que se suma a la creciente investigación sobre los predictores cognitivos del envejecimiento y la longevidad.

La investigación se basó en datos del Estudio sobre el envejecimiento de Berlín (BASE), un proyecto emblemático que comenzó poco antes de la caída del Muro de Berlín. El BASE siguió a 516 adultos mayores, de entre 70 y 105 años al momento de su incorporación, recopilando durante hasta 18 años una amplia variedad de datos sobre salud, aspectos sociales y capacidades cognitivas, hasta el fallecimiento de todos los participantes.

Metodología y pruebas

Los investigadores examinaron cuatro dominios cognitivos en los participantes: rendimiento lingüístico, velocidad perceptiva, conocimiento verbal y memoria episódica. Se administraron un total de nueve pruebas cognitivas en estas categorías. La principal medida del rendimiento lingüístico consistió en tareas como nombrar tantos animales como fuera posible en 90 segundos, una prueba muy utilizada de capacidad lingüística y agilidad mental (por ejemplo, puedes probar el Test de Fluidez Verbal de CogniFit para evaluar las habilidades lingüísticas).

Además de las pruebas cognitivas, los investigadores tuvieron en cuenta la salud, el estado dental, los factores socioeconómicos, los niveles de estrés y los diagnósticos de demencia sospechados. Aplicaron un modelo estadístico complejo conocido como modelo de supervivencia longitudinal multivariante conjunto. Este enfoque avanzado les permitió evaluar tanto las habilidades cognitivas actuales como la forma en que estas habilidades cambiaron con el tiempo, además de predecir el riesgo de mortalidad de los participantes.

Comparación con investigaciones anteriores

Estudios anteriores habían demostrado que la inteligencia general podía predecir la supervivencia, pero rara vez identificaban qué habilidades cognitivas específicas eran más relevantes. La mayoría se centraba de manera amplia en el coeficiente intelectual o en la memoria general, dejando un vacío en la comprensión de la relación detallada entre las capacidades mentales individuales y la esperanza de vida.

Este estudio destaca al aislar el rendimiento lingüístico, específicamente la velocidad y precisión de la recuperación de palabras, como un indicador de longevidad mucho más significativo que otros factores cognitivos como la velocidad de procesamiento visual o la memoria.

El aspecto innovador de esta investigación se basa en su precisión. Al centrarse en habilidades cognitivas específicas, el estudio no se limita a las medidas generales de inteligencia y señala el rendimiento lingüístico como un factor central.

El uso del modelo de supervivencia longitudinal multivariante conjunto fue otro avance importante. Este método tuvo en cuenta tanto el nivel de cada capacidad cognitiva como la tasa de su deterioro a lo largo del tiempo, proporcionando una visión dinámica del impacto del envejecimiento del cerebro en la supervivencia.

El acceso al extenso conjunto de datos de BASE también reforzó el estudio, ofreciendo una oportunidad única de analizar datos detallados y a largo plazo sobre personas mayores con diversos antecedentes de salud.

Principales hallazgos del estudio

1. El rendimiento lingüístico fue el factor más determinante de la longevidad

De todas las variables cognitivas, solo el rendimiento lingüístico mostró una relación significativa con la esperanza de vida. Los participantes que demostraron una gran capacidad para recordar palabras tendían a vivir más tiempo, incluso cuando se ajustaban otras variables.

Por ejemplo, una persona de 84 años capaz de enumerar rápidamente docenas de animales tenía una probabilidad estadísticamente mayor de vivir más tiempo que otra persona de su edad que tuviera dificultades con la misma tarea.

2. En este estudio, la inteligencia general y la memoria fueron menos predictivas de la longevidad

Las puntuaciones generales de inteligencia y la memoria episódica mostraron asociaciones más débiles con la supervivencia en comparación con el rendimiento lingüístico. Aunque la memoria sigue siendo esencial para el funcionamiento diario y el envejecimiento saludable, en este análisis no se reveló como un fuerte predictor independiente de la esperanza de vida.

Por ejemplo, una persona con recuerdos vívidos de experiencias pasadas puede seguir beneficiándose cognitivamente, pero esto por sí solo no se correlacionó con un aumento de la supervivencia tan claramente como lo hizo un buen rendimiento lingüístico en el estudio.

3. La velocidad de percepción mostró un vínculo más débil con la longevidad en este estudio

La rapidez perceptiva, es decir, la velocidad con la que una persona procesa e interpreta la información visual, es una habilidad cognitiva importante que a menudo se relaciona con la resolución de problemas y la agilidad mental. Sin embargo, en este estudio, se demostró una conexión más débil con la longevidad en comparación con el rendimiento lingüístico.

Por ejemplo, un participante de edad avanzada que destacara en los rompecabezas visuales o en el reconocimiento de patrones puede seguir demostrando una gran capacidad cognitiva, pero estas habilidades por sí solas no predicen de manera significativa una mayor esperanza de vida en el ámbito de este análisis.

4. El rendimiento lingüístico refleja una salud cognitiva y física más amplia

El estudio sugiere que la capacidad de acceder a las palabras y producirlas rápidamente es un indicador de la salud del cerebro y del bienestar general. Esta habilidad requiere coordinación entre la memoria, la velocidad de procesamiento y el almacenamiento de vocabulario.

Por ejemplo, la dificultad para encontrar palabras puede indicar problemas subyacentes como neurodegeneración, problemas cardiovasculares o deterioro general de la salud.

5. El declive cognitivo refleja el deterioro físico en el envejecimiento

La investigación respalda la teoría de que el deterioro mental y físico se producen juntos en la vejez. El rendimiento lingüístico puede servir como marcador de esta compleja interacción, reflejando no solo la capacidad cognitiva, sino también la salud emocional y biológica.

Una persona mayor que se ralentiza mentalmente en las conversaciones también podría estar experimentando sutiles problemas de salud física.

Cómo el rendimiento lingüístico influye en la función cognitiva general y en la salud cerebral

El rendimiento lingüístico no es una habilidad aislada, sino una tarea cognitiva compleja que se basa en la interacción de múltiples funciones cerebrales. Recuperar y producir palabras con éxito bajo presión de tiempo requiere fuertes conexiones entre los sistemas de memoria, la flexibilidad mental, el control de la atención y el funcionamiento ejecutivo.

Cuando los adultos mayores se desempeñan bien en tareas lingüísticas, es señal de que varios sistemas cognitivos siguen siendo sólidos. Estos incluyen la memoria a largo plazo para almacenar vocabulario, la memoria de trabajo para retener palabras temporalmente y la velocidad de procesamiento para recuperarlas rápidamente. Estas tareas también exigen flexibilidad mental y la capacidad de organizar la información de manera eficiente mientras se suprimen las palabras irrelevantes.

Los investigadores destacan que esta combinación de habilidades refleja la eficiencia general del cerebro. Un alto rendimiento lingüístico indica que las vías neuronales implicadas en la comunicación, la memoria y la toma de decisiones siguen funcionando bien, lo cual es crucial para la vida independiente y la calidad de vida en la vejez.

Además, la producción del lenguaje está profundamente integrada con el procesamiento emocional y social. La capacidad de mantener conversaciones, contar historias o explicar ideas complejas favorece las relaciones sociales, que a su vez contribuyen a la salud mental y física.

Al poner a prueba el rendimiento lingüístico, los investigadores obtienen información práctica sobre la reserva cognitiva de una persona, es decir, la capacidad de recuperación del cerebro ante el daño o el deterioro. Esto ayuda a explicar por qué las buenas habilidades lingüísticas están tan estrechamente relacionadas con la longevidad. Una persona que mantiene esta capacidad hasta una edad avanzada probablemente también conserva recursos cognitivos críticos que le ayudan a afrontar los retos diarios, tomar decisiones acertadas y mantener un bienestar general.

Por qué este descubrimiento es importante: una nueva perspectiva para la ciencia, la atención sanitaria y la vida cotidiana

Este estudio no solo añade una pieza más al complejo rompecabezas del envejecimiento, sino que centra la atención en lo que realmente importa para una vida más larga y saludable. Para los científicos, los hallazgos ofrecen un objetivo concreto: el rendimiento lingüístico. Ya no se trata solo de poner a prueba la memoria o el coeficiente intelectual. En cambio, algo tan simple como la facilidad con la que alguien encuentra las palabras adecuadas podría revelar mucho más sobre su salud y resistencia en general.

Para los profesionales médicos, esto abre nuevas posibilidades. Una prueba rápida de lenguaje (pedir a los pacientes que nombren animales o palabras de una categoría) podría convertirse en un poderoso sistema de alerta temprana. Una caída en el rendimiento podría indicar problemas de salud más profundos, lo que provocaría más controles mucho antes de que los síntomas aparezcan en otras partes. Es eficiente, barato y sorprendentemente revelador.

En las aulas y en los programas de aprendizaje permanente, el mensaje es igualmente claro: las palabras no son solo herramientas de comunicación, sino que alimentan el cerebro. Leer, escribir, debatir y contar historias no son lujos ni pasatiempos, sino que son un entrenamiento para la longevidad. Mantener las habilidades lingüísticas afiladas puede ser una de las formas más sencillas de proteger la mente contra el desgaste de la edad.

Y para la sociedad en general, la conclusión es práctica y esperanzadora. A medida que las poblaciones envejecen, invertir en formas de mantener a las personas mentalmente activas no solo es bueno para el bienestar, sino que podría añadir años a la vida. Fomentar la conversación, promover las conexiones sociales y crear entornos ricos en lenguaje pueden resultar tan vitales como el ejercicio y la nutrición en la búsqueda de un envejecimiento saludable.

Al final, este estudio replantea la forma en que pensamos sobre las palabras que usamos todos los días. Son más que una simple conversación: son un espejo que refleja nuestra salud interior y una posible clave para una vida más larga.

Conclusión

Este estudio ofrece una nueva perspectiva sobre el intrincado vínculo entre las capacidades cognitivas y la longevidad. Al identificar el rendimiento lingüístico como un indicador fiable de la esperanza de vida, los investigadores destacan que la capacidad del cerebro para acceder a las palabras y producirlas es algo más que una simple habilidad comunicativa: se convierte en una forma de conocer el estado de salud general.

Unas buenas habilidades lingüísticas indican que los sistemas cognitivos esenciales siguen funcionando bien, lo que refleja agilidad mental, memoria y velocidad de procesamiento. Y lo que es más importante, esta capacidad puede actuar como un indicador temprano de un estado de salud más amplio, ofreciendo una herramienta práctica para controlar el bienestar en poblaciones que envejecen.

Para las personas, los resultados refuerzan el valor de mantenerse mentalmente activo y comprometido con actividades ricas en lenguaje a lo largo de la vida. Ya sea a través de la conversación, la lectura o el aprendizaje permanente, mantener la mente ágil puede contribuir no solo a una mejor salud cognitiva, sino también a una vida más larga.

Por último, esta investigación apunta a una verdad simple pero poderosa: la facilidad con la que recordamos las palabras podría revelar discretamente lo bien que estamos envejeciendo.