Estrés en el embarazo ¿Cómo puede afectar al bebé?

Estrés en el embarazo ¿Cómo puede afectar al bebé? Puede ser que durante el embarazo estés pasando por un mal momento personal, o laboral, o que incluso te sientas desbordada por todos los cambios que se avecinan: tu cuerpo cambia, tus emociones son como una montaña rusa, tu vida familiar y personal cambiará radicalmente… A veces nos adaptamos bien a estos cambios, otras veces pueden convertirse en una fuente de estrés en nuestra, ya de por sí, ajetreada vida.

Muchos estudios han investigado las consecuencias del estrés durante el embarazo, y ponen la voz de alarma sobre lo perjudicial que puede ser para nuestros bebés. ¿Crees que puedes estar sufriendo estrés? ¿Te preocupa cómo puede afectar toda esta tensión al bebé? ¿Nos afecta igual a todas? Tranquilas, en este post vamos a intentar dar respuestas a estas cuestiones.

Estrés en el embarazo. ¿Cómo puede afectar al bebé?

Estrés en el embarazo. ¿Cómo puede afectar al bebé?

¿Qué es el estrés? ¿Por qué podemos sufrir estrés en el embarazo?

Lo primero que tenemos que entender es que el estrés no es algo malo per se, sino una respuesta fisiológica normal ante estímulos que percibimos como amenazantes. Niveles de estrés moderados no nos hacen ningún daño.

Ante una situación amenazante, nuestro organismo empieza a segregar cortisol y adrenalina que permiten enviar energía a nuestros músculos para dar una respuesta adecuada a la situación estresante, ya sea de afrontamiento y/o de huida. Cuando la situación estresante ha pasado, el cuerpo elimina la cantidad sobrante de cortisol y aquí no ha pasado nada.

Lo malo es cuando ese estrés es prolongado, o de mucha intensidad. El estrés crónico puede darse por múltiples causas: cuando sentimos una fuerte presión en el trabajo, o sufrimos maltrato en la pareja, o fallece un familiar cercano, o tenemos que cuidar de una persona dependiente, o incluso cuando sentimos rechazo o inseguridad por un embarazo. Cuando sufrimos estrés crónico de forma prolongada puede provocar consecuencias negativas para nuestro cerebro, nuestro organismo no puede eliminar ni equilibrar las concentraciones de cortisol (ni otras hormonas) en sangre, y esto puede provocar alteraciones en el sistema inmune, la memoria, la presión sanguínea, la fertilidad, pérdida ósea, migrañas… y afectar negativamente al bebé.

¿Significa esto que nos debemos sentir culpables por sentir estrés y/o no controlarlo? Evidentemente no. Nadie tiene la culpa, ni nos hemos de sentir culpable, si un familiar se muere, ni tampoco si nos despiden del trabajo durante el embarazo. Es absurdo. Lo que sí podemos, es ser un poco más conscientes, incluso antes del embarazo, de cuán importante es nuestro propio bienestar y hacernos cargo de él. ¿Podemos hacer pequeños cambios para vivir más relajados y conocer algunas claves para ser feliz? ¿Ir a yoga? ¿Practicar meditación mindfulness? ¿Dedicarnos un tiempo para nosotras mismas algún día de la semana?

Estres embarazo como puede afectar al bebe

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¿Cómo afecta el estrés al bebé?

La mayoría de investigaciones encuentran que el estrés continuado puede tener efectos nocivos para el bebé. Aunque no debemos alarmarnos, puesto que la incidencia de los efectos negativos que produce el estrés en nuestro bebé es muy muy baja. Y, recuerda, ante todo, si estás preocupada, te recomendamos que acudas a tu médico. Algunos de los efectos que se han observado son:

1- Complicaciones obstétricas:

Una mayor incidencia de parto prematuro y de bajo peso al nacer son las consecuencias que más consistentemente se han asociado al estrés materno intenso durante el embarazo. Las hipótesis que se manejan es que los altos niveles de cortisol, pueden reducir el aporte sanguíneo a la placenta e inducir el parto prematuro.

Otros estudios han relacionado la carga laboral (con jornadas de más de 32 horas semanales) de mujeres en el primer trimestre de embarazo con un incremento en las tasas de bebés nacidos con bajo peso. Por lo que reducir la jornada laboral podría ser beneficioso incluso para las mujeres en el primer trimestre, no solo el último. Cabe destacar que aunque algunos estudios encuentran esta asociación, en las revisiones (análisis de varios estudios a la vez) estas asociaciones son débiles y pueden depender de otros factores.

2- Aborto espontaneo:

Algunos estudios han mostrado una asociación entre el estrés materno durante el embarazo y la muerte fetal. En un estudio en Dinamarca observaron que el riesgo de aborto espontaneo aumentaba un 80% en las mujeres sometidas a un fuerte nivel de estrés comparado con las que sufrían un estrés moderado. Sin embargo, no hay que alarmarse porque la incidencia de muerte fetal es baja, por lo que no hay que obsesionarse con esto.

3- Problemas en el desarrollo neurológico:

La exposición a dosis elevadas de estrés durante el embarazo puede provocar un desarrollo neurológico inadecuado. El estrés durante las primeras semanas de embarazo se ha asociado a muerte neuronal, inhibición del desarrollo dendrítico, deficiencias en el desarrollo del cuerpo calloso y del cerebelo. Todo esto provoca problemas con el desarrollo cognitivo e intelectual de los niños, sobretodo en cuanto al desarrollo del lenguaje y las habilidades lingüísticas.

4- Problemas emocionales y de conducta en el bebé y el niño:

Se han publicado varios estudios donde se asocia el estrés materno con problemas de atención, hiperactividad, ansiedad y problemas de conducta en los niños. Un estudio del Imperial College of London señala que la magnitud de los efectos es clínicamente relevante, ya que explica el 15% de los problemas emocionales y/o conductuales que se ven en los niños. Otros estudios

Aunque se cree que el mecanismo que explica estos problemas podría estar relacionado con los niveles de cortisol durante el embarazo, todavía no está claro y los expertos creen que otros factores, como la alimentación, podrían jugar un papel importante.

4- Alteraciones congénitas: 

Las madres que sufren un evento altamente estresante durante el primer trimestre del embarazo tienen hasta 8 veces más riesgo de que su bebé padezca una alteración congénita como el labio leporino o alteraciones cardíacas que las que no. A pesar del alto riesgo, la incidencia general es baja (0,65% para todos los embarazos y un 1,18% para embarazos bajo estrés extremo), por lo que no hay que alarmarse.