Según un estudio, jugar es crucial para el desarrollo cerebral en la primera infancia

Un nuevo estudio ha revelado que jugar es esencial para el desarrollo cerebral temprano de los niños. Destaca cómo el juego ayuda a moldear las futuras capacidades cognitivas y emocionales del niño. La investigación también sugiere que el juego puede ayudar a recuperarse de los problemas de salud mental causados por la pandemia COVID-19. Estas conclusiones ponen en tela de juicio la separación tradicional entre juego y aprendizaje formal, e instan a educadores y padres a replantearse su visión del juego en la primera infancia.

early childhood play is crucial for brain development and emotional growth
Jugar en la primera infancia es crucial para el desarrollo del cerebro y el crecimiento emocional. Imagen de Freepik.

La neurociencia de jugar

Como se comenta en Neuroscience News, este estudio, dirigido por la Dra. Jacqueline Harding, directora de Tomorrow’s Child y experta en primera infancia de la Universidad de Middlesex, utiliza la investigación en neurociencia y desarrollo infantil para explorar cómo influye el juego en el crecimiento cerebral de los niños menores de seis años. Los investigadores utilizaron técnicas de imagen cerebral y evaluaciones del desarrollo. Se centraron en comprender cómo los distintos tipos de juego estimulan la actividad neuronal y ayudan a construir vías cerebrales esenciales.

El equipo del Dr. Harding examinó el juego sensorial, que incluye actividades como tocar y moverse, cruciales para el desarrollo cognitivo. Los investigadores observaron cómo el cerebro se «ilumina» cuando los niños juegan, formando nuevas conexiones entre neuronas. Estas vías neuronales sientan las bases de futuras capacidades cognitivas, como la resolución de problemas, la creatividad y la regulación emocional.

Cuestionando las nociones tradicionales

Históricamente, los educadores y los padres han considerado el juego como algo distinto del aprendizaje. Muchos sistemas educativos dan prioridad a las actividades estructuradas sobre el juego. Sin embargo, este nuevo estudio cuestiona esa visión. Demuestra que el juego no es sólo un descanso del aprendizaje, sino una parte esencial de él. La investigación del Dr. Harding se basa en hallazgos anteriores, pero adopta un enfoque más científico al centrarse en el impacto neurológico del juego.

Investigaciones anteriores destacaban los beneficios sociales y emocionales del juego. Sin embargo, carecían de los datos neurológicos necesarios para demostrar por qué el juego es tan crítico para el desarrollo cerebral. El estudio del Dr. Harding llena ese vacío. Aporta pruebas concretas de que el juego es fundamental para que un niño aprenda y crezca.

Principales conclusiones del estudio

Este estudio ofrece varias conclusiones clave que ponen de relieve el papel crucial del juego en el desarrollo cerebral del niño:

  1. Formación de vías neuronales: Jugar en la primera infancia ayuda a forjar vías neuronales esenciales, que son cruciales para el desarrollo cognitivo y emocional. Estas vías favorecen habilidades como la creatividad, la resolución de problemas y la regulación emocional.
  2. Jugar es esencial para el crecimiento: Los niños están biológicamente programados para jugar, y cuando se les priva de oportunidades lúdicas, su desarrollo general puede verse obstaculizado. El estudio subraya que el juego no es sólo una actividad recreativa, sino vital para el desarrollo del cerebro.
  3. La distinción entre juego y aprendizaje: La investigación cuestiona la distinción histórica entre juego y aprendizaje, destacando que el juego es una parte fundamental de la educación temprana y del desarrollo infantil.
  4. El papel del juego en la recuperación de la pandemia COVID-19: El juego se identifica como una herramienta clave para ayudar a los niños a recuperarse de los retos mentales y emocionales causados por la pandemia COVID-19, apoyando su salud mental a través de actividades basadas en el juego.
  5. Enfoque holístico del desarrollo infantil: El estudio aboga por un enfoque holístico de la educación infantil, en el que el juego se integre con el aprendizaje, reconociéndolo como un aspecto fundamental del desarrollo y no como una mera actividad.

Implicaciones educativas

Para los educadores, las conclusiones sugieren la necesidad de reevaluar los planes de estudios de la primera infancia. En lugar de tratar el juego como un descanso del aprendizaje, debe considerarse parte integrante del proceso educativo. Esto es especialmente importante para los niños menores de seis años, cuando el desarrollo cerebral está en su punto álgido.

Las instituciones educativas deberían promover el aprendizaje basado en el juego en la educación infantil. Hacerlo podría proporcionar una estrategia sencilla pero eficaz para apoyar el crecimiento cognitivo y emocional de los niños, en particular de los afectados por la pandemia de COVID-19.

Perspectiva parental: Jugar es más que divertirse

Para los padres, esta investigación ofrece una nueva perspectiva sobre la importancia del juego. Muchos padres pueden considerar el juego como una forma de entretener a los niños o de darles un descanso del aprendizaje. Sin embargo, este estudio demuestra que el juego es una parte esencial del desarrollo del niño. Fomentar el juego no estructurado y rico en sentidos puede ayudar a los niños a desarrollar las habilidades cognitivas que necesitarán a lo largo de su vida.

Los padres deben dedicar tiempo a que sus hijos participen en juegos no estructurados, tanto dentro como fuera de casa. Las actividades que fomentan la creatividad y la exploración, como construir con bloques, pintar o jugar con arena, pueden ayudar a fortalecer el cerebro del niño. Estas experiencias lúdicas fomentan conexiones neuronales que favorecen el aprendizaje y la resiliencia emocional.

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El papel del juego en la salud mental pospandémica

Uno de los aspectos más oportunos de este estudio es su enfoque en cómo el juego puede ayudar a la recuperación de los problemas de salud mental causados por la pandemia de COVID-19. Durante la pandemia, niños de todo el mundo sufrieron alteraciones en sus rutinas, interacciones sociales y educación. Muchos lucharon contra una mayor ansiedad, estrés emocional y problemas de desarrollo.

Las investigaciones del Dr. Harding sugieren que jugar puede ser una poderosa herramienta para ayudar a los niños a recuperarse de estos retos. El juego ofrece a los niños una forma de procesar sus emociones, expresarse y recuperar la sensación de control. Para los niños que han sufrido aislamiento o trastornos prolongados, el juego ofrece un camino de vuelta a la salud emocional y el bienestar social.

Algunos juegos también pueden ayudar a mejorar habilidades cognitivas críticas como la atención y la memoria. Actividades como los puzzles o los juegos de rol exigen que los niños se centren en tareas y recuerden reglas o secuencias, lo que puede ayudarles a mejorar su concentración y su memoria de trabajo. Estos ejercicios cognitivos sientan las bases para la resolución de problemas y el aprendizaje en entornos académicos, lo que convierte al juego en una herramienta esencial para el desarrollo cognitivo general.

El futuro del juego en el desarrollo infantil

La Dra. Harding y su equipo esperan que esta investigación inspire un cambio cultural más amplio en la forma en que la sociedad ve el juego. A medida que surgen más pruebas científicas sobre la importancia del juego en el desarrollo cerebral, crece el impulso para cambiar nuestra forma de enfocar la educación infantil. El juego ya no debe considerarse opcional: es vital para el desarrollo cognitivo y emocional del niño.

El estudio también subraya la importancia de integrar el juego en las intervenciones de salud mental, especialmente para los niños afectados por la pandemia de COVID-19. Los programas de recuperación basados en el juego podrían ayudar a los niños a recuperar la estabilidad emocional y prepararse para futuros retos.