
Un estudio revela que la calidad del sueño es un factor clave para el rendimiento cognitivo de los estudiantes
El sueño suele pasarse por alto en la vida académica, pero desempeña un papel fundamental en la forma en que los estudiantes piensan, aprenden y resuelven problemas. Un nuevo estudio revisado por pares analiza cómo la calidad del sueño afecta al rendimiento cognitivo de estudiantes universitarios de Tokio y Londres. Publicado en Frontiers in Sleep en mayo de 2025, la investigación revela diferencias interculturales en los hábitos de sueño y la función mental. Esto es lo que descubrieron los autores.

Nota: Este artículo tiene fines informativos y educativos. Resume investigaciones científicas en un lenguaje accesible para un público amplio y no es un comunicado de prensa científico oficial.
Investigadores de la Universidad Waseda de Tokio y del King’s College de Londres colaboraron en un estudio publicado en mayo de 2025 en la revista Frontiers in Sleep. Los autores investigaron cómo la calidad del sueño se relaciona con el rendimiento cognitivo en estudiantes universitarios de dos culturas diferentes: Japón y el Reino Unido. Utilizando medidas subjetivas y objetivas del sueño, junto con tareas cognitivas estandarizadas, el estudio examinó si la calidad del sueño podría influir en el funcionamiento mental y si este efecto difiere según la ubicación.
Lo que investigaron los científicos
El estudio tenía como objetivo explorar la relación entre la calidad del sueño y el rendimiento cognitivo en estudiantes, y si esta relación varía según el contexto cultural. El equipo de investigación, dirigido por la Dra. Ayaka Takahashi y el Dr. Simon Bell, reclutó a estudiantes universitarios de Tokio y Londres. El estudio utilizó tanto informes subjetivos (a través del Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh, PSQI) como medidas objetivas del sueño basadas en actigrafía, junto con una batería de pruebas cognitivas.
Participaron 200 estudiantes universitarios, 100 de cada ciudad. Todos eran estudiantes sanos a tiempo completo sin trastornos del sueño ni psiquiátricos diagnosticados. La calidad del sueño se evaluó mediante el PSQI, y los participantes llevaron dispositivos de actigrafía para medir la duración y la eficiencia del sueño en tiempo real. Las tareas cognitivas incluyeron la prueba de aprendizaje verbal auditivo de Rey (RAVLT), la prueba de Stroop, las matrices progresivas de Raven (RPM) y la prueba de clasificación de cartas de Wisconsin (WCST).
Cómo se llevó a cabo el estudio
El estudio siguió un diseño transversal. Los participantes completaron cuestionarios sobre la calidad del sueño y llevaron dispositivos de actigrafía durante siete noches. El rendimiento cognitivo se evaluó mediante tareas validadas que miden la memoria verbal, la atención, el razonamiento y la flexibilidad cognitiva.
El PSQI evaluó la calidad subjetiva del sueño en siete componentes, entre los que se incluyen la latencia, la duración y las alteraciones. La actigrafía proporcionó datos objetivos sobre el tiempo total de sueño y la eficiencia del sueño. Las tareas cognitivas midieron múltiples capacidades mentales: RAVLT (aprendizaje verbal y memoria), Stroop (control inhibitorio), RPM (razonamiento no verbal) y WCST (función ejecutiva).
El análisis incluyó pruebas de correlación y modelos de regresión para determinar si la calidad del sueño estaba relacionada con el rendimiento y si los resultados diferían entre los dos grupos culturales. Los autores también realizaron análisis de moderación para investigar si la ubicación influía en la intensidad de la relación entre la calidad del sueño y el rendimiento mental.
¿Qué hace que este estudio sea novedoso?
Según los autores, el diseño intercultural es una característica distintiva de esta investigación. El estudio comparó directamente dos poblaciones cultural y geográficamente distintas utilizando procedimientos y herramientas idénticos. Los autores destacan que este enfoque permite comprender con mayor matiz cómo las normas culturales pueden influir tanto en el comportamiento del sueño como en sus correlatos cognitivos.
Los autores también destacan la integración de métricas subjetivas y objetivas del sueño como una fortaleza metodológica. Esto les permitió investigar si las percepciones del sueño se alinean con los datos fisiológicos y cómo cada uno se relaciona con el rendimiento mental.
Además, el uso de tareas cognitivas bien establecidas y basadas en el rendimiento supone una importante contribución al campo. Los autores señalan que muchos estudios anteriores se han centrado en resultados autoinformados o en el rendimiento académico, mientras que su investigación evalúa directamente la función cognitiva mediante pruebas neuropsicológicas estandarizadas.
Principales conclusiones del estudio
Según los autores, los estudiantes de Tokio informaron una calidad del sueño significativamente peor que los de Londres (PSQI medio = 9,2 frente a 7,8; p < 0,001).
Los datos objetivos de actigrafía indicaron que los estudiantes de Tokio tenían una duración del sueño más corta (6,1 h frente a 6,9 h; p < 0,001) y una eficiencia del sueño menor (82,5 % frente a 87,5 %; p < 0,01).
Los estudiantes de Londres obtuvieron mejores resultados que sus homólogos de Tokio en las cuatro evaluaciones cognitivas, incluidas las tareas relacionadas con la memoria verbal, el razonamiento, la atención y la flexibilidad (todas con un valor p < 0,01).
Los autores informaron de correlaciones negativas significativas entre las puntuaciones del PSQI y el rendimiento cognitivo. Las puntuaciones más altas del PSQI, que indican una peor calidad del sueño, se asociaron con puntuaciones más bajas en todas las tareas cognitivas.
Los análisis de regresión mostraron que las puntuaciones del PSQI seguían siendo un predictor significativo del rendimiento cognitivo incluso después de ajustar los datos por edad, sexo y actigrafía.
El análisis de moderación indicó que la relación entre la mala calidad del sueño y el menor rendimiento de la memoria verbal era más fuerte entre los estudiantes de Tokio que entre los de Londres.
Conclusiones de los autores
Los autores concluyen que la calidad del sueño está estrechamente relacionada con el funcionamiento cognitivo y que esta relación puede variar según el contexto cultural. Sugieren que las diferencias en las expectativas académicas, las normas sociales o el estilo de vida urbano pueden contribuir a las disparidades observadas entre los estudiantes de Tokio y Londres.
El estudio también señala que la calidad subjetiva del sueño parece ser un indicador fiable del rendimiento cognitivo, independientemente de las medidas objetivas. Los autores sugieren que la forma en que las personas perciben su propio sueño puede tener consecuencias reales para la función mental.
Reconocen algunas limitaciones, entre ellas el diseño transversal, que no permite establecer inferencias causales. También destacan la necesidad de realizar investigaciones futuras para explorar los mecanismos subyacentes y examinar si las intervenciones destinadas a mejorar el sueño podrían mejorar el rendimiento académico.
Por último, los investigadores proponen que podría ser útil incorporar la educación y la concienciación sobre el sueño en los programas de apoyo a los estudiantes. Aunque su estudio no evalúa directamente las intervenciones, la relación constante entre el sueño y la función mental apunta a un área que merece la pena explorar en futuros trabajos. Destacan que se necesitan más estudios, en particular aquellos que utilicen diseños longitudinales o intervencionistas, para comprender plenamente estas complejas interacciones.
Puedes leer el estudio original aquí: https://doi.org/10.3389/frsle.2025.1537997
La información en este artículo se proporciona únicamente con fines informativos y no constituye asesoramiento médico. Para obtener asesoramiento médico, consulta a tu médico.