
Científicos de Yale explican por qué olvidamos la infancia: los recuerdos quedan, falla el acceso
Un estudio innovador de la Universidad de Yale, publicado en la revista Science en marzo de 2025, revela que los bebés son capaces de formar recuerdos episódicos mucho antes de lo que se creía. Los investigadores demostraron que incluso a los cuatro meses de edad los bebés ya muestran señales de codificación de recuerdos en el hipocampo — la región del cerebro responsable de la memoria—, desafiando la teoría de que la amnesia infantil se debe únicamente a un sistema de memoria aún inmaduro. En cambio, el estudio sugiere que estos primeros recuerdos se almacenan, pero con el tiempo se vuelven inaccesibles.

Dentro del estudio: cómo los científicos descubrieron la formación temprana de la memoria
Equipo de investigación y publicación
Según Science Daily, la investigación fue dirigida por Tristan Yates, en ese momento estudiante de posgrado en Yale y actualmente investigador postdoctoral en la Universidad de Columbia, bajo la supervisión de Nick Turk-Browne, profesor de Psicología en Yale y director del Instituto Wu Tsai de la misma universidad. El trabajo fue publicado en la prestigiosa revista Science.
Este estudio destaca por el uso de técnicas avanzadas de resonancia magnética funcional (fMRI) adaptadas específicamente para bebés, un grupo notoriamente difícil para los estudios de neuroimagen. El proyecto se basa en una década de trabajo del laboratorio de Turk-Browne, dedicado a descifrar la actividad cerebral de los bebés mientras están despiertos y atentos.
Diseño y metodología del estudio
Para investigar cómo y cuándo los bebés forman recuerdos, el equipo de Yale diseñó un experimento controlado con la participación de 26 bebés de entre 4 meses y 2 años. El estudio combinó la observación del comportamiento con técnicas avanzadas de neuroimagen, un enfoque poco común en la investigación infantil debido a las dificultades que implica escanear a bebés despiertos.
Cada bebé fue colocado en un escáner de resonancia magnética funcional (fMRI) adaptado especialmente a su tamaño y a su corta capacidad de atención. Durante la prueba, los investigadores mostraron a los bebés una serie de imágenes desconocidas, que incluían rostros, objetos y escenas de la naturaleza, mientras registraban la actividad en su hipocampo, la región del cerebro encargada de la memoria.
Tras visualizar varias imágenes, se evaluó la memoria de los bebés mediante una prueba de reconocimiento. Se les presentaron pares de imágenes — una que ya habían visto y otra completamente nueva — y los investigadores midieron el tiempo que los bebés miraban cada una. Esta técnica, ampliamente utilizada en psicología del desarrollo, interpreta que las miradas más prolongadas indican reconocimiento.
De manera crucial, el equipo centró su análisis en la parte posterior del hipocampo, la región asociada con la memoria episódica en adultos. Descubrieron que cuanto más intensa era la respuesta del hipocampo cuando el bebé veía una imagen por primera vez, mayor era la probabilidad de que se concentrara en ella durante la prueba de reconocimiento. Esto proporcionó evidencia directa de la codificación de recuerdos en tiempo real.
El estudio también se basa en una década de trabajo del laboratorio de Yale, que ha desarrollado técnicas para obtener imágenes cerebrales de alta calidad en bebés despiertos. Este avance permitió a los investigadores ir más allá de la simple observación del comportamiento y medir directamente la actividad neuronal.
Los expertos señalan que esta combinación de neuroimagen y evaluación conductual en bebés es poco común y diferencia este estudio de trabajos anteriores, que dependían en gran medida de medidas indirectas o de modelos animales.
Comparación con investigaciones anteriores
Estudios previos han tenido dificultades para medir la memoria en bebés preverbales, ya que los métodos tradicionales dependen de la capacidad de recordar y expresar recuerdos de forma verbal. La mayoría asumía que el hipocampo era aún demasiado inmaduro en la infancia para almacenar recuerdos episódicos, lo que dio lugar al concepto de amnesia infantil: la incapacidad de recordar experiencias de los primeros años de vida.
Investigaciones anteriores del equipo de Turk-Browne habían demostrado que los bebés podían desarrollar aprendizaje estadístico, es decir, reconocer patrones en la información, un proceso que utiliza una vía diferente dentro del hipocampo. Sin embargo, hasta este nuevo estudio no existía evidencia concluyente de que los bebés pudieran formar recuerdos episódicos.
¿Qué hace innovador a este estudio?
A diferencia de investigaciones anteriores, centradas principalmente en el comportamiento observable o que requerían confirmación verbal, este estudio aporta evidencia directa mediante neuroimagen sobre la codificación de recuerdos en el hipocampo de los bebés.
Es el primero en:
- Vincular con éxito la actividad del hipocampo con la capacidad de recordar información en bebés despiertos.
- Diferenciar a nivel neuronal dos tipos de memoria en los bebés: la episódica y la estadística.
- Demostrar que la codificación de la memoria episódica comienza antes de la etapa en la que los niños pueden recordar verbalmente.
Esto desafía la creencia de que los niños pequeños no pueden formar recuerdos episódicos debido a su inmadurez biológica y sugiere, en cambio, que esos recuerdos podrían estar inaccesibles, pero no ausentes.
No olvides activar los subtítulos en español:
Cinco conclusiones clave del estudio
1. Los bebés pueden formar recuerdos episódicos antes de hablar
La neuroimagen mostró que incluso los bebés de cuatro meses presentaban activación en el hipocampo al ver imágenes nuevas, lo que indica que su cerebro ya estaba procesando y almacenando esa experiencia.
Ejemplo: Un bebé que ve por primera vez la cara de su abuela podría almacenar ese recuerdo, aunque no pueda expresarlo ni recordarlo más adelante.
2. Una mayor actividad del hipocampo predice una mejor capacidad de recordar
El estudio encontró una correlación directa: cuanto más activo estaba el hipocampo durante la primera exposición, más probable era que el bebé recordara la imagen.
Ejemplo: Un bebé que prestó mucha atención a un juguete colorido puede reconocerlo de inmediato al verlo de nuevo.
3. El hipocampo posterior, clave para la memoria episódica, está activo en los bebés
Este hallazgo refleja el funcionamiento de la memoria en los adultos y confirma que el sistema de memoria episódica del cerebro comienza a funcionar antes de lo que se pensaba.
Ejemplo: Un bebé podría formar un recuerdo detallado de haber jugado en un parque, aunque sea poco probable que pueda recordarlo años después.
4. La memoria estadística y la memoria episódica se desarrollan en tiempos distintos
Mientras que el aprendizaje estadístico aparece antes, este estudio demuestra que la memoria episódica comienza a desarrollarse durante el primer año de vida.
Ejemplo: Un bebé aprende rápidamente que cada baño termina con una toalla (aprendizaje estadístico), pero también puede recordar momentos específicos de la hora del baño (memoria episódica).
5. Los recuerdos tempranos podrían permanecer, pero volverse inaccesibles
La investigación sugiere que la amnesia infantil se debe a dificultades para acceder a los recuerdos, y no a su ausencia. Es posible que los recuerdos se almacenen, pero no se puedan recuperar más adelante.
Ejemplo: Un adulto puede no recordar conscientemente su primer cumpleaños, pero ese recuerdo podría seguir existiendo en lo más profundo del cerebro.
Cómo se relaciona la formación de la memoria con las habilidades cognitivas
La capacidad de formar recuerdos episódicos desde los primeros meses de vida tiene importantes implicaciones para comprender el desarrollo cognitivo. La memoria episódica — recordar eventos específicos — es fundamental para el aprendizaje, la conexión social y la toma de decisiones. Esta capacidad temprana puede favorecer:
- Adquisición del lenguaje: Al recordar asociaciones entre palabras y objetos.
- Desarrollo emocional: Recordar experiencias reconfortantes fortalece el vínculo con los cuidadores.
- Resolución de problemas: Recurrir a experiencias pasadas ayuda a los bebés a anticipar lo que puede suceder.
Reconocer esta función temprana del hipocampo amplía nuestra comprensión de cómo los niños procesan y aprenden del entorno mucho antes de poder expresar sus experiencias con palabras.
Impacto y relevancia: por qué estos hallazgos son importantes para la ciencia, la medicina y la sociedad
Los resultados de este estudio tienen implicaciones que van mucho más allá de comprender cómo se forma la memoria en los bebés. Para la neurociencia, la investigación cuestiona suposiciones de larga data sobre el desarrollo cerebral y aporta nuevas perspectivas sobre el funcionamiento del hipocampo desde las primeras etapas de la vida. Esto abre la puerta a futuras investigaciones sobre cómo se almacenan los recuerdos tempranos y por qué se vuelven inaccesibles con el tiempo.
En el ámbito médico, la posibilidad de medir la codificación de la memoria en bebés podría convertirse en una herramienta útil para detectar retrasos en el desarrollo o signos tempranos de trastornos neurológicos. Comprender cómo funcionan las rutas de la memoria desde la infancia también puede ayudar a mejorar los métodos de diagnóstico de condiciones como el autismo o las dificultades de aprendizaje, donde la memoria y el procesamiento de la información juegan un papel clave.
Para los educadores y especialistas en desarrollo infantil, el estudio refuerza la importancia de las experiencias tempranas. Si los bebés son capaces de codificar recuerdos específicos mucho antes de lo que se pensaba, ofrecerles entornos enriquecedores e interacciones positivas durante los primeros años de vida puede tener un impacto duradero, incluso si esos recuerdos no se recuerdan de manera consciente más adelante.
La investigación también cambia la forma en que la sociedad percibe la infancia. Desafía la creencia común de que lo que ocurre en los primeros años simplemente se olvida, y destaca que esos momentos tempranos pueden influir en el desarrollo cognitivo y emocional de maneras que la ciencia apenas comienza a comprender.
Conclusiones: repensando la amnesia infantil
El estudio de Yale cuestiona la creencia de que los seres humanos no pueden formar recuerdos en la infancia debido a la inmadurez del hipocampo. Por el contrario, ofrece pruebas contundentes de que los bebés codifican recuerdos episódicos mucho antes de lo que se pensaba, aunque esos recuerdos se vuelvan inaccesibles con el tiempo.
Las investigaciones futuras podrían descubrir formas de recuperar esos recuerdos tempranos o explicar por qué desaparecen de la memoria consciente. Por ahora, el mensaje es claro: las experiencias en los primeros años importan y los bebés recuerdan más de lo que imaginamos, aunque esos recuerdos queden fuera de nuestro alcance en la edad adulta.
Esta comprensión cada vez mayor sobre la formación de la memoria también deja claro lo importante que es observar cómo los bebés reaccionan a su entorno desde los primeros meses de vida. Aplicaciones como BabyBright ofrecen a los padres herramientas sencillas para interactuar con sus hijos y observar cómo responden a actividades apropiadas para su edad. Este tipo de interacción puede ayudarles a seguir de cerca el desarrollo de su bebé y a comprender mejor cómo exploran y procesan el mundo que los rodea.
La información en este artículo se proporciona únicamente con fines informativos y no constituye asesoramiento médico. Para obtener asesoramiento médico, consulta a tu médico.