
El estrés crónico cambia la forma en que oímos los sonidos cotidianos, según un estudio
El estrés crónico no solo afecta a las emociones y a la toma de decisiones, sino que también cambia la forma en que el cerebro interpreta los sonidos, según un innovador estudio realizado en la Universidad Ben-Gurion del Néguev (Israel). Los investigadores descubrieron que el estrés prolongado debilita la respuesta del cerebro a los sonidos más suaves, mientras que conserva su sensibilidad a los más fuertes. Este descubrimiento esclarece los efectos más amplios del estrés en el procesamiento sensorial y sus posibles vínculos con los trastornos sensoriales.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?
El estudio fue dirigido por la Dra. Jennifer Resnik, del Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad Ben-Gurion, y se publicó recientemente en PLOS Biology. Su equipo de investigación estaba formado por Ghattas Bisharat, Ekaterina Kaganovski, Hila Sapir, Anita Temnogorod y Tal Levy. La Dra. Resnik también es miembro del Centro Zelman de Investigación en Ciencias del Cerebro.
Diseño y metodología del estudio
Según Neuroscience News, la investigación se llevó a cabo utilizando un modelo de ratón para investigar los efectos del estrés crónico en el procesamiento auditivo. El equipo se centró no en cómo el estrés afecta al oído, sino en cómo altera la función cerebral en respuesta al sonido.
- Inducción de estrés: Se expuso a ratones a factores estresantes repetidos durante un periodo prolongado. Los factores estresantes se diseñaron para imitar condiciones de estrés crónico de la vida real, asegurando una respuesta fisiológica gradual y persistente.
- Medición de la actividad cerebral: Los investigadores utilizaron registros corticales longitudinales, una técnica que les permitió rastrear la actividad neuronal a lo largo del tiempo. Se implantaron electrodos en la corteza auditiva de los ratones, lo que permitió al equipo controlar cómo respondían las neuronas a diferentes estímulos sonoros antes, durante y después de una exposición prolongada al estrés.
- Prueba de estímulos auditivos: Se presentaron a los ratones una variedad de sonidos a diferentes niveles de decibelios. Los investigadores analizaron cómo el estrés alteraba su capacidad para detectar y responder a sonidos de baja, media y alta intensidad.
- Investigaciones específicas de neuronas: El equipo se centró en las neuronas inhibidoras de la SST (células cerebrales que ralentizan la actividad de otras neuronas para ayudar a controlar el procesamiento sensorial; SST son las siglas de somatostatina, una sustancia que estas neuronas producen para regular las señales en el cerebro), conocidas por regular otras neuronas implicadas en el procesamiento auditivo. Observaron cómo respondían estas neuronas bajo estrés y cómo su hiperactividad suprimía las respuestas en otras poblaciones neuronales, en particular las células piramidales y PV (neuronas que expresan parvalbúmina y ayudan a controlar la actividad cerebral mediante la inhibición rápida de otras neuronas, mejorando la sincronización de las señales y el procesamiento sensorial).
- Evaluaciones del comportamiento: Además de los registros neuronales, el estudio incluyó experimentos de comportamiento en los que los ratones tenían que responder a señales auditivas. Al realizar un seguimiento de los cambios de comportamiento junto con la actividad cerebral, los investigadores confirmaron que el estrés crónico no solo alteraba el procesamiento neuronal, sino que también influía en la percepción y la reacción al sonido.
- Efectos graduales a lo largo del tiempo: Los investigadores observaron que los cambios en la percepción auditiva no aparecían de forma inmediata, sino que se desarrollaban progresivamente, lo que sugiere una adaptación a largo plazo en los mecanismos de procesamiento auditivo del cerebro.
Mientras que investigaciones anteriores han relacionado el estrés con los trastornos cognitivos y la desregulación emocional, son menos los estudios que han explorado su impacto en el procesamiento sensorial. Este estudio es especial porque destaca cómo el estrés afecta a la percepción de estímulos neutros, como los sonidos cotidianos, y no solo a las señales que tienen una carga emocional.
Esta investigación presenta varias diferencias con respecto a estudios anteriores:
- Enfoque en el procesamiento sensorial neutral: a diferencia de estudios anteriores que exploraban principalmente el efecto del estrés en estímulos emocionales o relacionados con amenazas, esta investigación examinó cómo el cerebro procesa los sonidos cotidianos.
- Mecanismos neuronales identificados: el estudio reveló que las neuronas inhibidoras del SST se vuelven hiperactivas bajo estrés crónico, suprimiendo otras respuestas neuronales a sonidos más tranquilos.
- Cambio gradual a lo largo del tiempo: los resultados mostraron que las alteraciones en el procesamiento del sonido inducidas por el estrés se desarrollan progresivamente, lo que sugiere efectos a largo plazo en lugar de cambios inmediatos.
- Implicaciones para los trastornos sensoriales: la investigación relaciona el estrés crónico con posibles problemas auditivos, como hipersensibilidad o dificultad para filtrar el ruido de fondo.
- Uso de registros corticales longitudinales: al realizar un seguimiento de la actividad neuronal a lo largo del tiempo, el estudio proporcionó información sobre cómo se acumulan los cambios inducidos por el estrés en el cerebro.
Hallazgos clave del estudio
1. Sensibilidad reducida a sonidos suaves
Los ratones sometidos a estrés crónico mostraron respuestas significativamente más débiles a sonidos de bajo decibelio. Esto sugiere que el estrés hace que el cerebro responda menos a las entradas auditivas sutiles, lo que puede afectar a la forma en que las personas oyen los ruidos de fondo o las conversaciones suaves.
Ejemplo: Una persona estresada puede tener dificultades para escuchar a alguien que habla en voz baja en una cafetería ruidosa.
2. Mayor sensibilidad a los ruidos fuertes
A pesar de la disminución de la respuesta a los sonidos suaves, los ratones mantuvieron una sensibilidad normal o aumentada a los estímulos más fuertes. Esto puede explicar por qué las personas bajo estrés crónico a menudo se sobresaltan más fácilmente con ruidos repentinos o fuertes.
Ejemplo: Una persona que experimenta mucho estrés puede sobresaltarse al oír el portazo de una puerta, aunque no lo haga habitualmente.
3. Hiperactividad de las células inhibidoras SST
Las células SST, un tipo de neurona inhibitoria del cerebro, se volvieron hiperactivas bajo estrés. Estas células suprimieron las respuestas a los sonidos más suaves, amortiguando la sensibilidad auditiva general.
Ejemplo: Este mecanismo puede contribuir a condiciones como la sobrecarga sensorial, en la que el ruido de fondo se vuelve abrumador.
4. El estrés altera la percepción con el tiempo
El estudio demostró que los efectos del estrés en el procesamiento auditivo no eran inmediatos, sino que se desarrollaban gradualmente, lo que sugiere cambios acumulativos en la función cerebral tras una exposición prolongada al estrés.
Ejemplo: Una persona sometida a un estrés continuo en el lugar de trabajo puede no notar cambios en su audición al principio, pero puede que gradualmente le resulte más difícil concentrarse en entornos ruidosos.
5. Implicaciones sensoriales más amplias
Estos hallazgos sugieren que el estrés crónico no solo afecta a las reacciones emocionales, sino que altera la forma en que el cerebro interpreta la información sensorial neutral, lo que puede influir también en la vista, el tacto y el gusto.
Ejemplo: Alguien bajo estrés puede encontrar las luces brillantes más irritantes o ciertas texturas más incómodas de lo que eran antes.
Conexión entre el estrés y la función cerebral
El estudio destaca la relación entre el estrés y el procesamiento cognitivo, en particular en la forma en que el cerebro prioriza la información. Si el estrés altera la percepción sensorial básica, también podría afectar al aprendizaje, la concentración y la toma de decisiones.
- Atención y concentración: las personas que sufren estrés crónico pueden tener dificultades para concentrarse en entornos ruidosos debido a la dificultad para filtrar los sonidos de fondo.
- Deterioro de la memoria: los cambios en la percepción sensorial pueden alterar la forma en que el cerebro codifica la información auditiva, lo que provoca problemas de memoria.
- Regulación emocional: la mayor sensibilidad a los ruidos fuertes puede contribuir a la irritabilidad y a la desregulación emocional.
Importancia para la ciencia, la medicina y la sociedad
Avances científicos
Esta investigación mejora nuestra comprensión de cómo el estrés crónico afecta al cerebro fuera de las respuestas emocionales, ofreciendo nuevas perspectivas sobre los trastornos del procesamiento sensorial.
Implicaciones médicas
- Los hallazgos pueden ayudar a explicar las sensibilidades sensoriales observadas en afecciones relacionadas con el estrés, como el TEPT (trastorno de estrés postraumático) y los trastornos de ansiedad.
- Los investigadores sugieren posibles vías para desarrollar tratamientos que contrarresten los cambios sensoriales inducidos por el estrés.
Relevancia educativa y laboral
- En entornos de aprendizaje, los estudiantes estresados pueden tener dificultades para procesar instrucciones verbales en aulas ruidosas.
- La productividad en el lugar de trabajo podría verse afectada si los empleados sometidos a estrés crónico tienen más dificultades para concentrarse debido a una alteración de la percepción auditiva.
Impacto social
Comprender los efectos más amplios del estrés en la percepción puede conducir a mejores estrategias de gestión del estrés, ayudando a las personas a hacer frente a entornos ruidosos o sobreestimulantes.
Conclusiones
El estudio realizado por la Dra. Jennifer Resnik y su equipo en la Universidad Ben-Gurion proporciona información innovadora sobre cómo el estrés crónico remodela la percepción auditiva. Al demostrar que el estrés amortigua la respuesta del cerebro a los sonidos suaves mientras mantiene la sensibilidad a los más fuertes, la investigación abre nuevas vías para explorar los trastornos sensoriales relacionados con el estrés.
Estos hallazgos tienen amplias implicaciones para la neurociencia, la medicina, la educación y la productividad en el lugar de trabajo. A medida que los científicos continúan desentrañando las complejidades del estrés en el cerebro, este estudio sirve como un paso crucial hacia la comprensión y mitigación de sus efectos ocultos en la percepción cotidiana.