Medidas de prevención de trastornos alimentarios. Un poquito de psicología

¿Podemos prevenir trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia? Los  trastornos de la conducta alimentaria, son un problema psicológico altamente prevalente en nuestra sociedad. Se reflejan principalmente en las conductas que realiza el afectado en el ámbito de la comida, pero van más allá. Descubre en este artículo qué son los trastornos alimentarios , sus posibles causas y las medidas de prevención que existen. ¡Actuar de manera precoz es fundamental!

Tradicionalmente los problemas de anorexia o bulimia se atribuían principalmente a chicas adolescentes, pero cada vez más hombres y mujeres de cualquier edad sufren esta patología. Nadie está a salvo, por eso resulta crucial informar a la población, ayudar a detectar, intervenir de forma precoz la anorexia o bulimia y fomentar la prevención de la bulimia y la anorexia.

En este artículo detallaremos estas medidas de prevención de trastornos alimentarios para que pueda servir de guía para padres, maestros, parejas, etc…

Medidas de prevención de trastornos alimenticios
Medidas de prevención de trastornos alimenticios

En un mundo en el que la imagen está sobrevalorada y los medios de comunicación nos envían continuamente mensajes acerca de cómo debemos vestir y cómo debe ser nuestro cuerpo, no es difícil que se desarrollen problemas de auto-imagen y relaciones disfuncionales con la comida.

Conocer para poder prevenir: Qué son los trastornos alimentarios

Los trastornos alimentarios son problemas psicológicos complejos que consisten en una serie de conductas disfuncionales y alteradas relacionadas con la alimentación y el control de peso. Los trastornos más frecuentes y problemáticos que trataremos son la Anorexia y la Bulimia.

Aunque mucha gente también los denomina trastornos alimenticios, el término correcto es trastornos alimentarios o trastornos de la conducta alimentaria.

¿Qué es la Anorexia Nerviosa?

La Anorexia Nerviosa se caracteriza por una reducción drástica de la ingesta de alimentos, acompañada por una pérdida considerable de la masa corporal. Habitualmente esta restricción viene acompañada de comportamientos para compensar lo poco que ingieren, como el ejercicio excesivo, vómitos o consumo de laxantes y diuréticos.

Tienen una visión distorsionada de su propio cuerpo y un miedo muy intenso a engordar y subir de peso. Las características psicológicas que acompañan esta patología suelen ser el perfeccionsimo y una personalidad obsesiva.

¿Qué es la Bulimia Nerviosa?

La  Bulimia Nerviosa consiste en un patrón de atracones (ingesta desmedida de alimentos en un periodo muy corto de tiempo y acompañado por el sentimiento de pérdida de control) y conductas compensatorias como el vómito, consumo de laxantes y diuréticos, ejercicio excesivo.

También sienten una gran preocupación por el peso y el cuerpo. La psicología de esta personas suelen caracterizarse por la impulsividad y la inestabilidad emocional. Suelen tener una baja tolerancia a la frustración.

Estas dos patologías tienen puntos en común, siendo a veces imposible diferenciar una de otra. También es común pasar de una a otra. Las personas tanto con bulimia como con anorexia tienen una alta preocupación por el peso y la figura, además de una baja autoestima y una concepción muy pobre de sí mismas. Además, estos trastornos desencadenan una serie de problemas graves de salud en el caso de extenderse en el tiempo. Por ello es muy importante detectarlos lo más pronto posible, ya que también tendrán un mejor pronóstico de recuperación.

Cuáles son las causas de los trastornos alimentarios

Los trastornos alimentarios (alimenticios) como la Anorexia y la Bulimia son complejos y pueden deberse a multitud de causas. En psicología hablamos de predisponentes (de riesgo) y precipitantes (los que hacen que aparezca el trastorno en ese momento determinado y no en otro).

La sociedad y los medios de comunicación tienen mucho que ver en esto, ya que nos mandan mensajes continuos acerca de cómo debemos comportarnos y cómo debe ser nuestro aspecto físico. A las mujeres se nos lanza la idea de que la delgadez y la juventud  son los requisitos fundamentales para que se nos tome en consideración y para triunfar en la vida, ya que sin estas características no valemos para nada y somos unas fracasadas. Véase la gran cantidad de anuncios publicitarios en los que todas las mujeres son guapas, jóvenes, delgadas (a veces delgadísimas), siempre perfectas, sin una falla o “imperfección”. Nos intentan vender todo tipo de productos para esconder, tapar, eliminar todo lo que nos hace ser imperfectas, porque no es tolerable que lo seamos.

A los hombres, por supuesto también les influyen los estándares de belleza, pero ellos suelen recibir otro tipo de mensajes: deben ser fuertes, seguros, independientes y poderosos en su trabajo. Esto les genera angustias y problemas, aunque en general con ellos la sociedad es algo más benévola.

Poco a poco esto va cambiando, pero nos queda un largo camino por recorrer. Por ello debemos protegernos de estos mensajes y ser más críticos con la publicidad y lo que se nos intenta vender.

Es importante entender que aunque la sociedad sea un factor muy relevante en el desarrollo de estos trastornos, no es el único. En una misma cultura, no todas las personas (afortunadamente) van a desarrollar estos problemas. Hay más factores que intervienen. La familia es fundamental en la transmisión de valores y actitudes, por ello es indispensable el trabajo familiar tanto para la prevención, como para el tratamiento una vez ya se ha desarrollado el trastorno.

Dentro del ambiente familiar de los afectados es habitual una alta exigencia, ideales de perfección, relaciones de dependencia entre miembros, problemas de comunicación… Por ello es importante hacer explícito el cómo estamos educando a nuestros hijos y qué les estamos transmitiendo para prevenir, no solo estos, si  cualquier trastorno.

Medidas de prevención de trastornos alimentarios

Para proteger a nuestros hijos/alumnos y a nosotros mismos de estas patologías, a pesar de la gran influencia de los medios de comunicación, realmente sí podemos hacer algo. No estamos totalmente a su merced.

También es importante recordar que la mejor manera de enseñar es predicar con el ejemplo. De nada servirá que le digamos a nuestros hijos: “tienes que comunicar tus sentimientos”, si ven que nosotros no lo hacemos. Pon en práctica estos consejos para la prevención de la anorexia y la bulimia.

1. Enseñar asertividad y comunicación asertiva

La asertividad es esencial en el aumento y mantenimiento de nuestra autoestima y es la base de una comunicación efectiva. Consiste en defender nuestros derechos, expresar nuestros deseos y rechazar aquello que no queremos de forma educada y respetando a lo demás.

2. Alimentar la autoestima

Los mensajes que recibimos de las personas que nos importan ejercen una enorme influencia en nosotros, por ello tenemos que tener cuidado con lo que  transmitimos a los demás, sobre todo a los más pequeños que no tienen todavía formada su personalidad y son muy influenciables.

Es importante que reciban muchos mensajes positivos, de las cosas que hacen bien, y reducir los mensajes negativos. Cuando haya que reprender a nuestros hijos, nos centraremos en lo que han hecho mal: “tienes la habitación muy desordenada”, en lugar de en ellos mismos “eres un desordenado”. Ya que los mensajes hacia su persona, con el tiempo los integran y pueden tener un impacto negativo en su autoestima. Además, cuando se haga una mención de algo negativo estaría bien acompañarlo de algo positivo: “Me gusta que juegues con tus juguetes, pero ahora la habitación está muy desordenada, y como eres un chico muy listo sé que puedes ordenarla muy bien”.

Aunque no solo hay que tener presente los mensajes que damos a los demás, sino también de las que nos damos a nosotros mismos. Estos suelen ser mucho más duros y exigentes que los que enviamos a otras personas. Ser conscientes de ello y darnos permiso para cometer errores es esencial para el mantenimiento de una sana autoestima.

También hay que hacerles conscientes de las cualidades y éxitos de las que se puedan enorgullecer.

Es necesario transmitir la idea de que no hay cuerpos mejores o peores, siempre dentro de lo que es saludable, cada cuerpo es diferente, tiene sus propias características y todos son perfectos a su manera. Aprender a comunicarte con tus hijos es fundamental.

3. Informarnos e informar acerca de una alimentación saludable

Muchas veces, la desinformación y los mitos relacionados con la nutrición favorecen las conductas disfuncionales con la comida. Por ello es importante desmontar estos mitos y dar a conocer en qué consiste una alimentación saludable.

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4. Educación sexual

La autoestima está muy ligada a la conducta sexual. Sentirnos a gusto con nuestro cuerpo y sentirnos deseados influye directamente en la imagen que tenemos de nosotros mismos. Muchas veces, las chicas con anorexia sienten un rechazo hacia las formas femeninas que aparecen en la pubertad, dan la espalda a su desarrollo y deseo sexual, a menudo infantilizando sus conductas. Por ello es importante educar a nuestros hijos en sexualidad, hacerles sentir que mientras no dañe a otra persona, todas las conductas sexuales son naturales y aceptables. La comunicación es vital para el desarrollo de una sana sexualidad, sin culpabilidad ni miedo, Debemos estar abiertos a todo tipo de consultas que quieran hacernos. Librarnos de los tabúes nos permite ser más libres en aquello que hacemos.

5. Cuidar lo que decimos ante nuestros hijos

Comentarios como «He engordado», «Mira cómo ha engordado Fulanita», «Pepita ha adelgazado un montón, está muy guapa», van calando hondo en la mente de nuestros hijos y aprenden que la apariencia física es fundamental para gustarle a los demás y que si adelgazamos estaremos más guapos y nos valorarán más. Esto es fundamental en el inicio de los trastornos de la conducta alimentaria.

Por ello hay que cuidarse de lo que decimos delante de nuestros hijos. No es recomendable hacer notar el peso o el volumen de nosotros mismos o de las personas de nuestro entorno en presencia de nuestros hijos, ni hacer comentarios sobre la nueva dieta que hemos comenzado o queremos empezar.

Tampoco es adecuado poner a dieta nuestros hijos a no ser que el pediatra nos lo recomiende. Antes de hacer comentarios acerca del aspecto físico de nuestros hijos, mejor comentar sus sentimientos, sus logros personales, su esfuerzo, su personalidad y cualidades psicológicas. Antes que decir «Que delgada y que guapa estás», decir «Estas radiante, se te ve muy contenta».