Memoria a corto plazo: ¿Qué es? y ejercicios prácticos

¿Qué es la memoria a corto plazo? ¿En qué se diferencia de la memoria a largo plazo? A lo largo del siguiente artículo vamos a intentar responder a estas y otras preguntas con ejemplos prácticos y situaciones de la vida diaria. Además, podrás poner a prueba tu memoria a corto plazo con las tareas que te proponemos.

Memoria a corto plazo
Memoria a corto plazo

¿Qué es la memoria a corto plazo?

La memoria a corto plazo es un sistema que nos permite almacenar una cantidad limitada de información durante un breve periodo de tiempo.

Por ejemplo, la memoria a corto plazo ha hecho posible que hayas sido capaz de leer la frase anterior y comprender su significado. Sin memoria a corto plazo, para el momento en el que hubieras alcanzado la última palabra de la frase, probablemente ya habrías olvidado la primera palabra que leíste. Usamos la memoria a corto plazo en multitud de ocasiones en nuestra vida cotidiana. Otro ejemplo sería cuando alguien nos dice un número de teléfono: necesitamos la memoria a corto plazo para mantener el número en nuestra mente durante el tiempo que tardamos en apuntarlo o marcarlo en el teléfono.

Actividades para ejercitar la memoria a corto plazo:

¿Cuánta información podemos almacenar gracias a la memoria a corto plazo? ¿Y durante cuánto tiempo? Para contestar a estas preguntas, vamos a utilizar el siguiente ejercicio:

1. Recordando números

Lee en voz alta el siguiente los siguientes números: 7293 y después tápalos con un folio o un trozo de papel. ¿Puedes recordar los números en el mismo orden? Bien, probemos con más números. Tápalos con un papel en cuanto los hayas leído e intenta recordar cada serie de números en el mismo orden en el que aparecen escritos antes de pasar a la siguiente serie. ¿Preparado/a?

40863

785342

7916382

16249067

912308462

6129347320

¿Cuántos números has sido capaz de recordar? A este tipo de tarea se la conoce como amplitud o span de dígitos y se ha utilizado en numerosas ocasiones para estudiar la memoria a corto plazo. En esta tarea, la mayoría de las personas suelen recordar alrededor de siete dígitos en el mismo orden.

Por lo tanto, lo que esta tarea y otras nos dicen acerca de la memoria a corto plazo, es que una persona tiene una capacidad de memoria a corto plazo de más o menos siete elementos. En cuanto a la duración de este tipo de memoria, como habrás comprobado por tí mismo si has hecho la tarea de amplitud de dígitos, los elementos permanecen en nuestra mente solo durante unos segundos. Y después se desvanecen.

Capacidad limitada de la memoria a corto plazo
Capacidad limitada de la memoria a corto plazo

En resumen, la memoria a corto plazo es un tipo de memoria frágil con una capacidad limitada, muy sensible a las interferencias. El contenido almacenado en la memoria a corto plazo suele desaparecer a los pocos segundos a no ser que lo repitamos una y otra vez o utilicemos alguna otra estrategia. En estos casos, es posible que la información almacenada pase a formar parte de la memoria a largo plazo. A diferencia de la memoria a corto plazo, la memoria a largo plazo es una memoria estable, poco sensible a las interferencias y duradera.

2. Tarea del recuerdo libre

Otra forma de estudiar la memoria a corto plazo es mediante la tarea de recuerdo libre. Esta tarea consiste en repetir una lista larga de palabras un número de veces determinado con el objetivo de ver el proceso de aprendizaje de la persona evaluada. Veamos un ejemplo de este tipo de tareas. A continuación van a aparecer unas palabras en tres columnas. Léelas de forma correlativa, tápalas con un papel e intenta recordar las palabras que has leído. No hace falta que recuerdes las palabras en el mismo orden en que aparecen aquí:

Tarea de memoria a corto plazo
Tarea de memoria a corto plazo

¿Qué palabras recuerdas? Apúntalas en un papel y repite el procedimiento cuatro veces más. ¿Has conseguido recordar todas las palabras?

Al hacer esta tarea, suele pasar que especialmente en los primeros intentos, las personas evaluadas recuerdan preferentemente las primeras y las últimas palabras de la lista. El hecho de recordar las primeras palabras de la lista se conoce como efecto de primacía y ocurre de una forma estable a lo largo de los ensayos, aunque se hagan descansos entre la lectura de la lista y su recuerdo. En este caso, “luna, arco y moneda” tendrían más probabilidades de ser recordadas que las palabras de la columna central. En cambio, el hecho de recordar las últimas palabras de la lista se llama efecto de recencia y tiene unas características particulares. Al finalizar la lectura de la lista, es más probable que recordemos las palabras “tenedor, calcetín y gimnasio” que las palabras de la columna central. A diferencia del efecto de primacía, el efecto de recencia es muy sensible a las interferencias. Esto significa que si hacemos un descanso tras la lectura de la lista o realizamos otra tarea antes de intentar recordar las palabras del listado, el efecto de recencia se desvanecerá y ya no recordaremos cuáles eran las últimas palabras que habíamos leído.

El efecto de primacía se relaciona con la memoria o aprendizaje a largo plazo, mientras que el efecto de recencia depende del uso que hacemos de la memoria a corto plazo.

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Un truco para entrenar tu memoria a corto plazo: el chunking

Diversos estudios muestran que el entrenamiento puede mejorar la ejecución de una persona en tareas de memoria a corto plazo. Una estrategia para incrementar el número de elementos que somos capaces de repetir en una tarea de span de dígitos es el chunking. Un chunk puede definirse como un conjunto de elementos tratados como una unidad. Por ejemplo, la primera secuencia de dígitos que vimos en el primer apartado fue 7293, lo que es igual a cuatro elementos, el 7, el 2, el 9 y el 3. Sin embargo, si en vez de leer dígito a dígito leemos esa secuencia como “7.293”, estaremos codificando esos cuatro dígitos como un solo elemento, un chunk.

Veamos otro ejemplo del chunking, pero esta vez usando letras en lugar de dígitos. Imaginemos que tenemos que memorizar una secuencia de diez letras: “m”, “u”, “r”, “c”, “i”, “e”, “l”, “a”, “g”, “o”. Para repetir esta secuencia de letras, necesitamos retener diez elementos en nuestro sistema de memoria a corto plazo. En cambio, podemos juntar esas diez letras en la palabra “murciélago”, que contará como un solo elemento.

En estudios realizados, se ha visto que la capacidad de retención de chunks en tareas de amplitud de dígitos es de alrededor de cuatro o cinco chunks.

Un ejemplo muy conocido de entrenamiento de la memoria a corto plazo mediante la técnica del chunking es el caso S.F., presentado por los investigadores Ericsson, Chase y Faloon en el 1980. S.F. era una persona normal con un rendimiento intelectual medio que, tras un entrenamiento de más de un año en tareas de amplitud de dígitos, pasó de repetir siete dígitos a repetir 79. ¿Cómo pudo S.F. conseguir esto? Los investigadores cuentan que S.F. agrupaba los dígitos presentados en chunks de entre tres y cuatro dígitos cada uno, y después asociaba con estrategias mnemotécnicas cada chunk con tiempos de corredores en carreras. Así, la secuencia “3, 4, 9, 2” era categorizada como “3 minutos y 49,2 segundos”, un récord mundial en una carrera. Es decir, S.F. asociaba cada uno de los conjuntos de dígitos que retenía en la memoria a corto plazo con códigos ya existentes en su memoria a largo plazo.

El chunking como estrategia de memoria a corto plazo
El chunking como estrategia de memoria a corto plazo

No obstante, el hecho de que S.F. pudiera repetir hasta 79 dígitos en la tarea de amplitud de dígitos no quiere decir que tuviera una mejor memoria a corto plazo, ya que como hemos dicho en el primer apartado, la memoria a corto plazo es un sistema con una capacidad limitada. De hecho, cuando los investigadores cambiaron el formato de la tarea y S.F. tenía que repetir secuencias de letras en lugar de dígitos, el número de letras que era capaz de repetir ya no era 79, sino alrededor de siete elementos o cuatro/cinco chunks.

Curiosidades: el hombre con siete segundos de memoria

Otro caso muy estudiado en psicología en relación a la memoria es el caso de Clive Wearing, un caso que ha relacionado la memoria con la conciencia. Clive Wearing era un músico que sufrió un daño cerebral adquirido como consecuencia de una infección por el virus del herpes simple. La lesión cerebral de esta infección ocasionó a Wearing una consecuencias importantes en su memoria.

Además de perder gran parte de sus recuerdos vividos hasta ese momento, Clive Wearing perdió su capacidad para retener información más allá de unos segundos o minutos. Esto es, la información permanece en su memoria únicamente durante unos segundos y después se desvanece sin que pase a formar parte de su memoria a largo plazo. Como consecuencia de esto, Wearing no es capaz de reconocer a las personas con las que trabaja cada día o recordar lo que le ha ocurrido.

Lo que Wearing parece experimentar es que recupera su conciencia, tal como lo reflejaba en un diario que actualizaba cada pocos minutos. Durante esos segundos o minutos, Clive Wearing sentía que había despertado y no recordaba nada de lo que había hecho minutos antes. Cuando su almacén de memoria temporal se agotaba, toda la información retenida durante esos segundos se desvanecía y Clive volvía a escribir que había recuperado la conciencia.

No obstante, algunos aprendizajes de la vida anterior de Clive permanecieron, como por ejemplo, su habilidad musical. Esto puede verse como una evidencia de que la memoria es un sistema complejo que abarca diferentes sistemas de memoria independientes, de modo que unos pueden verse afectados y otros permanecer intactos.

¿En qué nos hemos basado para escribir esto?

Baddeley, A. D. (2014). Essentials of human memory. Nueva York, Estados Unidos: Psychology Press. Libro de referencia sobre el estudio de la memoria en el que se explican los procesos y el funcionamiento de la memoria en humanos.

Baddeley, A. D., Thomson, N. y Buchanan, M. (1975). Word lenght and the structure of short-term memory. Journal of verbal learning and verbal behavior, 14, 575-589. En este artículo los autores exploran el fenómeno del span de memoria a corto plazo verbal y proponen características de limitación para este y su relación con la memoria de trabajo.

Schwarb, H., Nail, J. y Schumacher, E. H. (2015). Working memory training improves visual short-term memory capacity. Psychological Research, 80(1): 128-148. Artículo de investigación acerca de los beneficios de un entrenamiento en memoria de trabajo visual para mejorar la capacidad de memoria a corto plazo.

Ericsson, K. A., Chase, W., y Faloon, S. (1980). Acquisition of a memory skill. Science, 208, 1181–1182. En este artículo se detalla el entrenamiento en tareas de memoria a corto plazo realizado en el caso de S.F., comentado en el texto, y las propuestas de explicación de los investigadores.

Morgado, I. (2005). Psicobiología del aprendizaje y la memoria. Cuadernos de Información y Comunicación, 10, 221-233. Artículo de revisión en el que se exploran los conocimientos sobre el aprendizaje y la memoria humanos.

Mathy, F. y Feldman, J. (2012). What’s magic about magic numbers? Chunking and data compression in short term memory. Cognition, 122, 346-362. En este artículo se propone una concepción cuantitativa del chunk como un código muy comprimido y se muestran una serie de experimentos para estudiar los límites de almacenamiento de chunks en memoria a corto plazo.