Positivismo como filosofía de vida para ser feliz
Si creemos que vamos a ser unos triunfadores en nuestro trabajo, es mucho más probable que lo seamos que si pensamos lo contrario. Y esto es algo bien sabido por casi todos, pero que casi nadie aplica de forma consciente y racionalizada. Es más, la mentalidad que predomina es la de pensar que las cosas saldrán mal, como si eso fuera una especie de talismán protector contra la mala suerte. En este post te animamos a cambiar tu mentalidad para poder ser una persona positiva!
¿Qué es el positivismo?
Con frecuencia me encuentro con personas que buscan lograr que su vida esté llena de optimismo. Pero… el positivismo, es formalmente una corriente filosófica cuyo principio se basa en la definición de argumentos que buscan definir si cierto concepto es cierto o falso.
Existe entonces, cierta ambigüedad en la palabra positivismo, debido a la atribución que los filósofos le han dado.
Sin embargo, y de igual manera, podemos hablar del positivismo como un estado mental, algo que llena nuestra vida de motivos para continuar, y que nos llena la cabeza de buenas expectativas en nuestros emprendimientos.
En este post intentaré ir en contra de lo que dicen los filósofos y definir de una manera diferente la palabra positivismo. Adicionalmente, el enfoque principal, estará basado en la consecución del éxito y el aprovechamiento de dicho estado mental.
El positivismo, se relaciona básicamente, con ver cada actividad, de manera beneficiosa, ver el mundo, con ojos triunfadores. El positivismo, está estrechamente relacionado con la fe y la confianza en sí mismo. Creer que todo nos va a salir bien, no es cosa sencilla, ni tampoco asegura que así sea, sin embargo, nos llena de convicción y fuerza interior para intentarlo.
Básicamente el positivismo, consiste en dejar a un lado lo negativo, aislar todo sentimiento de fracaso y convertirlo en éxito y gozo.
¿Cómo se logra ser positivo?
Como previamente se mencionó, el positivismo es un estado mental, no es más que una manera de ver las cosas, y por tanto, puede ser modificado y transformado en un hábito. Ser positivo, no se consigue de la noche a la mañana, más sin embargo, es más fácil de lo que muchos piensan.
Si dedicas algunas horas de tu día a analizar tus pensamientos, descubrirás que realmente eres más negativo de lo que piensas, por lo que efectivamente, existe una manera de mejorar y eliminar todo lo negativo, para incrementar el positivismo y sus efectos en tu vida.
Tan sólo con frases como: «Espero que todo salga bien«, «Puede que gane«, «no creo que me haya ido tan bien como esperaba«… etc las personas se condicionan bajo un estado mental negativista, lo que no les permite visualizar dentro de las posibilidades, el éxito.
Modificando dichos pensamientos por otros tales como: «se que me irá muy bien«, «por supuesto que ganaré!«,» Me debe haber ido mejor de lo que esperaba«… etc llenarás de pensamientos positivos tu mente, y por tanto, los resultados de tus actividades.
El miedo que me impide ser positivo
El miedo nos hace inseguros, nos coarta, y aliena la libertad de la mente, y por tanto, de las personas. El miedo es algo natural, es esa alarma que nos dice, cuidado, algo va a a pasar. ¿Pero qué va a pasar? Sólo hay dos opciones, a grandes rasgos. Algo que sentimos como bueno, o algo malo. Probablemente en una probabilidad del cincuenta por ciento.
¿Tiene sentido entonces el miedo? ¿Acaso no podemos convertir nuestras ideas miedosas, nuestros temores, en ideas esperanzadoras, positivas, y más enriquecedoras para el comportamiento y bienestar de nuestra persona?
Se ha demostrado que las personas con una mente positiva viven más años y mejor que las personas que llamaríamos «cenizas», o negativas
Una mente positiva hace a nuestro hilo más fuerte y duradero. Podemos levantarnos por la mañana y pensar: «vaya…está nublado, hoy seguro que llueve, menudo día, seguro que hay atascos, no llegaré al trabajo, mi jefe la tomará conmigo, no me dará tiempo a terminar todo lo que tengo que hacer…que es demasiado…vaya mierda de día se presenta».
O: «vaya…día de nubes…es invierno y es lo que toca…será uno de esos días acogedores de estar en casa o calentito en el trabajo. Cogeré el coche, saldré un poco antes y evitaré atascos, así podré terminar el trabajo que tengo, que es bastante, pero seguro que hoy termino con todo. Y esta noche… película en el sofá con la lluvia tras los cristales como fondo. Estupendo».
Son dos alternativas cualquiera. Una te hace ir con cara de póquer al trabajo, que predispone negativamente para entablar relaciones con tus compañeros y familia, y la otra, te hace sonreír, lo que activa en el cerebro sustancias que favorecen ese estado, y te predispone para pasar un día corriente, pero agradable y positivo.
Ser positivo es casi sinónimo de ser feliz
Una realidad del día a día es que las personas positivas se relacionan mejor y tienen más amigos y conocidos, pues desprenden energía positiva y buenas vibraciones. Sabes que si te acercas a ellos tendrás buenas sensaciones, y eso es algo que nos gusta a todos. Sabes que pasarás momentos divertidos, y lo más probable es que se te contagie ese estado de positividad que tanto se necesita hoy en día.
Cuando vemos sonreír a una persona que no conocemos, nos «cae mejor» que otra que está a su lado, seria e inmutable, y que tampoco conocemos. Esto no quiere decir que tengamos que ir por la calle riéndonos como posesos, pero un semblante con ademán de sonrisa y gracioso, transmite un interior satisfecho, divertido, y por tanto, atractivo.
Ser positivo es casi sinónimo de ser feliz. Dejemos a un lado el miedo a ver el vaso medio lleno. Vivamos cada momento como algo fascinante, y único. Disfrutemos del poder del ahora, pensemos de un modo constructivo. De un modo que nos aporte alegrías, esperanzas, sueños, ilusiones, felicidad.
Consejos para ser una persona positiva
Depende de ti
Tú decides cómo quieres ver la vida: de forma positiva o de forma negativa. Según psiquiatras y psicólogos, un 50% de nuestro carácter está determinado por factores genéticos; y un 10%, por nuestro entorno, pero hay un 40% que solo depende de nosotros, de nuestra actitud ante lo que nos sucede. Es este 40% el que debemos trabajar para ver el mundo en positivo y que eso nos ayude a ser más felices e, incluso, a vivir más años con mejor salud.
Cuanto más contenta, más sana
Quizá te sorprenda, pero ser positiva no solo te ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, sino que también protege tu salud. Según un estudio del University College de Londres, mantener una actitud positiva está relacionado con tener un sistema inmunológico fuerte y, por lo tanto, menos problemas neuroendocrinos, inflamatorios y cardiovasculares.
Cambiar tus pensamientos es posible
Tener pensamientos positivos y encarar la vida de forma optimista es imprescindible para ser felices. Y es algo que se puede «aprender». Tú puedes modificar tu forma de pensar y con ello mejorar tu vida. Para lograrlo te proponemos algunas claves y trucos que te ayudarán a ver el mundo con más optimismo.
Busca el blanco en el negro
En todo lo que nos sucede, hay aspectos positivos y negativos. El truco consiste en buscar el lado positivo hasta de lo negativo. Incluso de la peor de las críticas se puede sacar algo constructivo.
Pon el foco en extraer lo positivo incluso de las cosas negativas, en encontrar algo bueno en la adversidad. Por ejemplo, no hay duda de que recibir una crítica negativa no gusta a nadie. Pero ante la crítica puedes optar por pensar que no te la merecías y que lo único que querían era hacerte daño, o reflexionar sobre lo que te han dicho y, si crees que puede haber algo de verdad en ello, ver cómo puedes mejorar.
Concéntrate en la solución
Cada vez que te encuentres ante una situación difícil, en lugar de darle vueltas al problema, lo que no te llevará a ningún sitio más que a la desesperación, concéntrate en buscar una solución e intentar definir los pasos que te permitan alcanzarla. Eso te ayudará a abandonar el pensamiento negativo y el inmovilismo. En general, ponernos metas (siempre que estas sean realistas) nos da una perspectiva más positiva en la vida y nos impulsa a seguir adelante. Si el problema o lo que te preocupa es algo que no puedes cambiar, trata de asumirlo y acepta que la vida a veces es así de “injusta”. No tiene sentido que desperdicies tu energía preocupándote. Pensar en ello continuamente lo único que hará es frustrarte aún más.
Presta atención a los matices
Evita el pensamiento polarizado, es decir, el todo o nada. Las cosas no son solo blancas o negras; entre ambos extremos hay muchos matices de gris. En lugar de pensar únicamente en dos resultados (uno positivo y uno negativo), haz una lista con todos los resultados posibles que pueden darse entre ambas opciones. Esto te ayudará a darte cuenta de que la situación no es tan dramática.
No te culpes
Por otro lado, también debes evitar personalizar hasta el punto de pensar que tú eres la responsable de todo lo que sale mal. Si tu vecina no te saluda en el ascensor no significa que esté molesta contigo, seguramente tiene un mal día.
Huye de la queja
La queja constante fortalece la cadena de pensamientos dañinos. Si pensamos en términos destructivos o negativos acabamos haciéndolos realidad. Tu objetivo debe ser reemplazar los pensamientos negativos por otros positivos, y eso debe notarse también en tu lenguaje. Sustituye expresiones como “me he equivocado” por otras como “he aprendido que” o “si no supero la entrevista de trabajo, no podré pagar la casa” por “tengo confianza en mis capacidades para conseguir este trabajo”. Todo puede ser formulado de forma positiva; cuanto más practiques más fácil te será hacerlo.
Visualiza los futuros logros
El simple hecho de imaginarte consiguiendo lo que deseas (llegar a final de mes sin ahogos, aprobar un examen, etc.) hace que te sientas más positiva para afrontar el esfuerzo que requiere conseguir dichos logros y, de manera inconsciente, aumenta la seguridad en ti misma. Deja correr tu imaginación y visualiza esas escenas.
Aliméntate de emociones positivas
Tener pensamientos positivos es, sin duda, más fácil si se tiene un ánimo también positivo. Para favorecer esto lo mejor es que realices actividades que te gusten y que te provoquen alegría, satisfacción, dicha… Ver una película divertida, tomar un café con una amiga o jugar con tus hijos son cosas sencillas y cotidianas que potencian el optimismo. El problema es que a veces nos pasan desapercibidas o que nos habituamos a ellas, y al considerarlas normales dejamos de valorarlas. Para que eso no ocurra, reflexiona por la noche sobre todo lo bueno que el día te ha ofrecido y apunta en una libreta cinco cosas que te hayan hecho feliz esa jornada (la llamada de un amigo, un beso de tu hijo, una conversación cómplice con tu marido…) y piensa en ellas. Te sentirás mejor.
¡Y rodéate de gente positiva!
Como las sonrisas o los bostezos, el optimismo y el pesimismo también son contagiosos. Procura rodearte de compañías positivas, ya que eso será muy beneficioso para tu estado de ánimo. Del mismo modo evita, dentro de lo posible, a las personas pesimistas. Y si no puedes eludir al aguafiestas de turno, procura tomarte sus comentarios con humor, piensa que ser tan gruñón tiene hasta un punto ridículoy trata de contrarrestar de este modo su negatividad.