
Un estudio demuestra que cantar a los bebés mejora su estado de ánimo
¿Y si algo tan sencillo como cantar pudiera mejorar el estado de ánimo de un bebé? Un nuevo estudio sugiere que este acto cotidiano podría tener beneficios emocionales cuantificables para los bebés. Utilizando datos en tiempo real recopilados a través de teléfonos inteligentes, los investigadores exploraron cómo la crianza basada en la música puede influir en el desarrollo emocional temprano. Sus hallazgos apuntan a una conexión sorprendente pero poderosa entre las canciones y el bienestar emocional en los primeros meses de vida.

Cantar a los bebés es un comportamiento intercultural que se observa en casi todas las sociedades. Las canciones de cuna y otras formas de canciones dirigidas a los bebés se han utilizado durante siglos para crear vínculos con ellos, calmar su angustia y comunicarles presencia emocional, a menudo mucho antes de que desarrollen el lenguaje verbal.
Acerca del estudio
Un estudio revisado por pares publicado en Child Development en mayo de 2025 examina si animar a los cuidadores a cantar más a sus bebés puede influir en el bienestar infantil. Realizado por un equipo internacional de instituciones como la Universidad de Yale (Estados Unidos), la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos) y la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), el estudio utilizó encuestas a través de teléfonos inteligentes para medir las respuestas en tiempo real. Los autores informan de que su intervención de cuatro semanas aumentó significativamente el canto dirigido a los bebés y condujo a mejoras cuantificables en su estado de ánimo.
Lo que investigaron los científicos
El estudio tenía como objetivo determinar si una intervención breve y de bajo coste basada en la música podía mejorar de forma causal el estado de ánimo de los bebés. La investigación fue dirigida por Eun Cho (Universidad de Yale), Lidya Yurdum (Universidad de Ámsterdam) y Samuel A. Mehr (Universidad de Auckland), entre otros. Los autores enmarcaron el estudio como un ensayo controlado aleatorio que utilizaba la evaluación ecológica momentánea (EMA) para recopilar datos sobre el estado de ánimo en tiempo real de los cuidadores.
La música es una de las primeras experiencias compartidas entre los cuidadores y los bebés. Investigaciones previas han sugerido que las interacciones musicales pueden favorecer la sintonía emocional y la sincronía entre padres e hijos, lo que la convierte en un área prometedora para el estudio de la regulación temprana del estado de ánimo.
Cómo se llevó a cabo el estudio
En la investigación participaron 110 parejas de cuidadores y bebés de Estados Unidos y Nueva Zelanda. Los bebés tenían una edad media de 3,67 meses y el grupo de participantes era predominantemente blanco, con un alto nivel educativo y una situación socioeconómica privilegiada. El objetivo era evaluar el impacto de un programa de enriquecimiento musical en los resultados emocionales de los bebés y sus cuidadores.
Los cuidadores fueron asignados aleatoriamente a un grupo de intervención musical o a un grupo de control. Los participantes del grupo de intervención participaron en un programa de cuatro semanas que les animaba a cantar más a sus bebés, con la ayuda de breves indicaciones en el smartphone y vídeos con instrucciones musicales.
Los participantes completaron encuestas en sus teléfonos inteligentes entre una y tres veces al día durante un periodo de 10 semanas. Estas encuestas preguntaban sobre el estado de ánimo del bebé, el estado de ánimo del cuidador, el estrés, la calidad del sueño y los comportamientos relacionados con la música. La intervención comenzó con un periodo de referencia de una semana, seguido de una fase de enriquecimiento de cuatro semanas y un periodo de seguimiento posterior a la intervención. El estudio utilizó técnicas de evaluación ecológica momentánea para recopilar datos en tiempo real y minimizar el sesgo de recuerdo.
¿Qué hace que este estudio sea novedoso?
Los autores destacan la novedad de utilizar la evaluación ecológica momentánea en un ensayo aleatorio de enriquecimiento musical centrado en bebés. Según el artículo, «este es el primer estudio que utiliza la EMA para examinar los efectos del enriquecimiento musical en el estado de ánimo de los bebés en entornos naturalistas».
En comparación con estudios observacionales o retrospectivos previos sobre la interacción musical entre padres e hijos, este trabajo ofrece datos en tiempo real y control experimental. Los autores también señalan que el canto aumentó sin indicaciones específicas para utilizarlo como método de relajación, lo que sugiere que los cuidadores integraron la música de forma natural en sus rutinas.
Principales conclusiones del estudio
El estudio reveló que «la frecuencia con la que se cantaba a los bebés aumentó significativamente en el grupo de intervención». Los cuidadores de este grupo también informaron de «una mayor mejora del estado de ánimo general tras la intervención» entre los bebés, en comparación con los del grupo de control. Si bien estudios anteriores a menudo han destacado los aspectos de vinculación social de la música en los primeros años de vida, esta investigación respalda la posibilidad de que la música también pueda desempeñar un papel causal en la configuración de los estados emocionales, al menos tal y como los perciben los cuidadores.
Además, «cantar fue la única estrategia tranquilizadora que aumentó tras la intervención, a pesar de que no se dio ninguna instrucción específica para utilizar el canto como método tranquilizador». Según los autores, este resultado es especialmente relevante, ya que demuestra que los cuidadores recurrieron intuitivamente a la música para responder al malestar, lo que refuerza la idea de que cantar es una herramienta parental accesible y natural. El estudio observó un aumento del canto, especialmente durante los periodos en los que los bebés estaban inquietos o lloraban, lo que subraya el papel de la música en la regulación diaria de las emociones.
Curiosamente, el estudio no detectó cambios significativos en el estado de ánimo, el estrés o la calidad del sueño de los cuidadores. Los autores señalan que, aunque cantar puede ser una actividad agradable para los cuidadores, es posible que la intervención no haya sido lo suficientemente intensa o prolongada como para producir cambios medibles en su propio bienestar. Sin embargo, hacen hincapié en que el objetivo principal era comprender los resultados en los bebés.
Los autores también informaron de un alto nivel de participación: «Las tasas de retención y respuesta a la encuesta fueron elevadas (92 % y 74 %, respectivamente), lo que demuestra la viabilidad del uso de la EMA en la investigación con bebés». La metodología del estudio destaca por el uso de datos recopilados en tiempo real a través de teléfonos inteligentes, lo que ayudó a captar patrones naturales de comportamiento y emociones que, de otro modo, podrían haberse pasado por alto en los estudios tradicionales realizados en laboratorio.
Conclusiones de los autores
Los autores sugieren que «existe una relación causal entre cantar a los bebés y la mejora de su estado de ánimo», basándose en el patrón de cambios observado durante las 10 semanas que duró el estudio. También destacan que este enfoque es económico, sencillo de aplicar y fácil de integrar en las rutinas parentales existentes.
El artículo no afirma que el enriquecimiento musical sustituya al apoyo profesional o la terapia. Más bien, los resultados apuntan al valor potencial de los comportamientos cotidianos, como cantar, como parte de un entorno emocionalmente enriquecedor en los primeros años de vida.
La intervención se diseñó intencionadamente para que fuera económica, breve y se pudiera impartir a distancia. Los autores sugieren que este formato podría facilitar su adaptación a diversos entornos, aunque se necesita más investigación para evaluar su aplicación a mayor escala.
Limitaciones e investigaciones futuras
Es importante destacar que los investigadores advierten que no se deben generalizar en exceso los resultados. La muestra de la población, procedente en su mayoría de familias con un alto nivel educativo y económico de Estados Unidos y Nueva Zelanda, puede no ser representativa de la población general. Las diferencias culturales, el acceso a los recursos y los estilos de crianza de los padres podrían influir en la eficacia de esta intervención en entornos más diversos. Los autores señalan que «la generalización de los resultados debe interpretarse con cautela debido a la relativa homogeneidad de la muestra».
También reconocen que los datos sobre el estado de ánimo de los bebés fueron proporcionados exclusivamente por los cuidadores y, por lo tanto, pueden reflejar percepciones subjetivas. Dado que los bebés no pueden informar sobre su propio estado emocional, la interpretación de los cuidadores sigue siendo un indicador necesario, pero imperfecto.
Las altas tasas de retención y respuesta sugieren que los participantes encontraron los procedimientos del estudio accesibles y fáciles de integrar en sus rutinas diarias. Este nivel de compromiso es especialmente notable teniendo en cuenta el tiempo que requiere el cuidado de los bebés.
Las investigaciones futuras podrían incorporar marcadores conductuales o fisiológicos adicionales para complementar los datos autoinformados. Los autores reconocen que su muestra era relativamente homogénea y animan a realizar estudios futuros para explorar cómo podría funcionar el enriquecimiento musical en diferentes grupos culturales y socioeconómicos.
Implicaciones más amplias
El estudio forma parte de una iniciativa de investigación más amplia cuyo objetivo es comprender cómo la música y otras prácticas culturales influyen en el desarrollo. Los autores están llevando a cabo ensayos de seguimiento con materiales más estructurados y de mayor duración. Uno de estos ensayos consiste en una intervención de canto diseñada por profesionales que dura 12 semanas, con mediciones adicionales del comportamiento de los bebés, su atención y la sincronía entre los cuidadores y los bebés.
Si estos estudios de seguimiento confirman los hallazgos, los investigadores podrían comprender mejor los mecanismos que vinculan la música, la participación social y el desarrollo emocional temprano. Según los autores, «existe una necesidad apremiante de intervenciones accesibles y escalables que apoyen la salud mental infantil», y las estrategias basadas en la música podrían ser una parte de la solución.
El papel de la EMA en la ciencia del desarrollo
Los autores también señalan que los métodos EMA pueden estar infrautilizados en la investigación sobre la primera infancia. Su estudio demuestra que los padres suelen estar dispuestos a responder a las frecuentes solicitudes de los teléfonos inteligentes y que los datos obtenidos son ricos e informativos.
La EMA permite recopilar datos en tiempo real, minimizando el sesgo de recuerdo y captando las interacciones tal y como se producen de forma natural. Para los estudios en los que participan bebés, cuyos estados de ánimo y comportamientos pueden cambiar de un momento a otro, este método ofrece una imagen más precisa y ecológicamente válida de la vida emocional diaria.
Por lo tanto, la EMA podría convertirse en una herramienta valiosa para el futuro de la ciencia del desarrollo, ya que ofrece una forma de evaluar resultados dinámicos y sensibles al contexto.
Conclusión
Este estudio aporta nuevas pruebas que relacionan el canto dirigido a los bebés con mejoras cuantificables en su estado de ánimo, basándose en informes en tiempo real recopilados mediante evaluaciones ecológicas momentáneas. Los autores destacan que la intervención fue breve, accesible y diseñada para integrarse fácilmente en las rutinas diarias. Aunque se necesitan más investigaciones para determinar cómo se generalizan estos hallazgos en diferentes poblaciones y contextos, el estudio abre nuevas vías para comprender cómo los comportamientos cotidianos de cuidado pueden moldear la vida emocional temprana.
Artículo completo disponible en: https://doi.org/10.1111/cdev.14246
La información en este artículo se proporciona únicamente con fines informativos y no constituye asesoramiento médico. Para obtener asesoramiento médico, consulta a tu médico.