Un estudio identifica conductas sedentarias beneficiosas y perjudiciales para el cerebro

La elección entre un buen libro y un programa de televisión favorito podría condicionar la salud de tu cerebro a largo plazo. Investigadores de la Universidad de Australia Meridional han descubierto que no todas las actividades sedentarias son iguales. Participar en actividades mentalmente estimulantes o socialmente enriquecedoras como leer, tocar música o charlar puede mejorar la memoria y la capacidad de pensamiento, mientras que el tiempo pasivo frente a una pantalla, como ver la televisión, puede ser perjudicial. Este estudio aclara cómo influyen los hábitos sedentarios en la función cognitiva y proporciona información práctica para mejorar la salud cerebral.

Un estudio identifica conductas sedentarias beneficiosas y perjudiciales para el cerebro. Imagen de Freepik

Historial de la investigación

Realizado por investigadores de la Universidad de Australia Meridional en colaboración con la Universidad de Leicester (Reino Unido) y la Universidad de Newcastle (Australia), este estudio explora el impacto de diversas actividades sedentarias en la salud cerebral. Se evaluaron los patrones de actividad de 24 horas de 397 adultos mayores de 60 años para determinar cómo se relacionan los distintos comportamientos sedentarios con la función cognitiva.

Esta investigación parte de la base de que la actividad física es vital para la salud cerebral. Sin embargo, es una de las primeras en estudiar si cambiar un comportamiento sedentario por otro podría reportar beneficios cognitivos.

Metodología

Como informa ScienceDaily, el estudio se realizó con 397 participantes de 60 años o más. Los investigadores recopilaron datos mediante una combinación de registros de actividad detallados y encuestas autodeclaradas. Estas herramientas recogían el tiempo que los participantes dedicaban a distintas actividades sedentarias, como leer, ver la televisión, hacer manualidades y socializar. Para evaluar la función cognitiva, los participantes se sometieron a pruebas estandarizadas diseñadas para medir la memoria, la capacidad de atención y las habilidades para resolver problemas. Estas pruebas proporcionaron un marco sólido para analizar cómo influían las actividades específicas en el rendimiento cognitivo.

Se utilizaron modelos estadísticos avanzados para controlar variables como los niveles de actividad física, la calidad del sueño y los problemas de salud previos. Esto permitió a los investigadores aislar los efectos cognitivos de los comportamientos sedentarios. El equipo de investigación multidisciplinar estaba formado por expertos en psicología, epidemiología y neurociencia cognitiva, lo que garantizaba un enfoque integral del diseño y el análisis del estudio.

En qué se diferencia este estudio

A diferencia de estudios anteriores que clasificaban el sedentarismo como perjudicial en términos generales, esta investigación introduce una perspectiva matizada. Al distinguir entre actividades pasivas, como ver la televisión, y otras estimulantes, como leer o hacer manualidades, identifica una jerarquía de beneficios cognitivos entre los comportamientos sedentarios. Este enfoque innovador ofrece orientaciones prácticas para ajustar el estilo de vida.

Conclusiones clave

  1. La estimulación mental importa. Las actividades que estimulan el cerebro, como leer o tocar instrumentos musicales, están relacionadas con la mejora de la memoria y la capacidad de razonamiento. Por ejemplo, el hábito diario de leer una novela no sólo mejora el vocabulario y la comprensión, sino que también ejercita las vías neuronales responsables de la imaginación y la resolución de problemas.
  2. La interacción social favorece la cognición. Charlar con amigos o participar en actividades de grupo fomenta el compromiso social, que es crucial para la salud cognitiva. Por ejemplo, un club de lectura semanal no sólo fomenta la lectura, sino que también suscita debates que ponen a prueba la memoria y el pensamiento crítico.
  3. La televisión tiene un impacto negativo. El tiempo de pantalla pasivo se asocia a un descenso del rendimiento cognitivo. Ver horas de televisión sin interrupción puede conducir a la inactividad mental. Por ejemplo, las personas que pasan tardes enteras viendo telenovelas pueden acabar descubriendo que tienen dificultades para recordar detalles concretos o seguir conversaciones complejas.
  4. Los pequeños cambios pueden marcar la diferencia. Incluso los cambios más breves, como sustituir 30 minutos de televisión por la lectura o una conversación, pueden mejorar la función cognitiva. Por ejemplo, apagar el televisor durante la cena para hablar con la familia crea un entorno mentalmente estimulante que favorece la memoria y las relaciones interpersonales.
  5. La actividad física amplifica los beneficios. Romper los periodos sedentarios con actividad física -como un paseo corto o estiramientos sencillos- mejora la salud general del cerebro. Imagínate dar un paseo después de leer un capítulo de un libro. El movimiento físico aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, reforzando los beneficios cognitivos de la actividad mental previa.

Impacto en las habilidades cognitivas

Este estudio aporta pruebas convincentes de que las actividades sedentarias que estimulan la mente y fomentan la participación social pueden reforzar las capacidades cognitivas. Por ejemplo, leer un libro activa múltiples áreas del cerebro, incluidas las responsables del procesamiento del lenguaje y la recuperación de la memoria. Las interacciones sociales estimulan aún más las redes cognitivas, mejorando habilidades como la resolución de problemas y la inteligencia emocional.

Un hallazgo significativo es cómo las actividades artesanales, como tejer o trabajar la madera, combinan las habilidades motoras con la concentración mental. Estas tareas requieren planificación, atención a los detalles y creatividad, por lo que ofrecen un entrenamiento cognitivo completo. La participación regular en estas aficiones puede mejorar la capacidad de atención e incluso ralentizar el deterioro cognitivo relacionado con la edad.

El entrenamiento cognitivo también puede ser muy beneficioso para las personas mayores. Los ejercicios estructurados diseñados para ejercitar la memoria, la atención y la capacidad de resolver problemas pueden complementar actividades mentalmente estimulantes como la lectura o las manualidades. Por ejemplo, las aplicaciones digitales o las sesiones presenciales de entrenamiento cerebral pueden ofrecer oportunidades adicionales para mantener la agudeza cognitiva. Este enfoque proactivo es especialmente valioso para prevenir o ralentizar la progresión del deterioro cognitivo relacionado con la edad.

Además, el estudio destaca que el compromiso musical, como tocar un instrumento o cantar, mejora la resistencia cognitiva. Estas actividades activan simultáneamente el procesamiento auditivo, la coordinación y la memoria, lo que las hace muy eficaces para la salud cerebral. Por ejemplo, aprender a tocar la guitarra requiere tanto memoria a corto plazo (para recordar acordes) como memoria a largo plazo (para recordar canciones), lo que mantiene el cerebro ocupado a múltiples niveles.

También se destaca el impacto negativo de comportamientos pasivos como ver la televisión de forma prolongada. Los investigadores descubrieron que el tiempo excesivo frente a la pantalla no sólo reduce el rendimiento mental, sino que también puede contribuir a la falta de compromiso emocional y al aislamiento social. Estos factores pueden agravarse con el tiempo y conducir a una disminución de la función cognitiva. Por ejemplo, pasar horas viendo una serie favorita sin descanso puede provocar dificultades para centrarse en conversaciones o tareas posteriores.

Las medidas prácticas, como alternar actividades pasivas y activas, pueden ayudar a mitigar estos riesgos. Por ejemplo, programar un temporizador para ponerse de pie y estirarse cada 30 minutos mientras vemos la televisión o jugar a un juego de mesa basado en la estrategia después de cenar puede romper la monotonía de los hábitos pasivos y revitalizar el procesamiento cognitivo.

En general, esta investigación subraya que pequeños ajustes deliberados en los hábitos sedentarios pueden tener efectos profundos en las capacidades cognitivas. Subraya el potencial de integrar actividades mentalmente estimulantes en las rutinas diarias como enfoque proactivo para mantener la salud cerebral hasta una edad avanzada.

Importancia para la sociedad

  • Ciencia y Medicina: Dado que la demencia afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo, estos hallazgos podrían servir de base para estrategias preventivas. Identificar actividades accesibles y de bajo coste, como la lectura y la socialización, como factores de protección puede ayudar a las personas a tomar el control de su salud cerebral.
  • Educación: Las campañas educativas pueden hacer hincapié en la importancia de equilibrar los hábitos sedentarios en escuelas y centros comunitarios, fomentando actividades que estimulen el desarrollo cognitivo. Los programas podrían integrar actividades como cuentacuentos o clases de música para beneficiar la salud cognitiva.
  • Salud pública: Modificar los comportamientos sedentarios podría reducir la prevalencia de la demencia hasta en un 45%, según los investigadores. Las iniciativas de salud pública podrían centrarse en promover pasatiempos que estimulen la cognición, sobre todo entre los adultos mayores. Campañas sencillas, como fomentar las visitas a bibliotecas comunitarias o la participación en clubes sociales, podrían tener efectos de gran alcance.

Conclusiones

Un estudio pionero de la Universidad de Australia Meridional subraya la importancia de tomar decisiones conscientes en las actividades sedentarias. Aunque mantenerse físicamente activo sigue siendo crucial, dar prioridad a actividades mentalmente atractivas y socialmente enriquecedoras puede ser muy beneficioso para la salud cognitiva. Esta investigación es un recordatorio oportuno: equilibra los caprichos con actividades que supongan un reto para tu mente. Tu cerebro te lo agradecerá.