Los bebés pueden sentir sus latidos a los 3 meses de edad, según un estudio

Un nuevo estudio de la Universidad de Viena revela que los bebés de tan solo tres meses pueden percibir sus propios latidos. Este descubrimiento cambia la comprensión de cuándo comienza la autoconciencia, lo que sugiere que la percepción corporal, estrechamente ligada a las emociones, la identidad y la interacción social, comienza mucho antes de lo que se creía. Los investigadores también descubrieron que los bebés desarrollan gradualmente la conciencia de su propia respiración durante el segundo año de vida. Los hallazgos ofrecen una visión crucial de cómo las señales corporales tempranas dan forma al desarrollo emocional y cognitivo.

Los bebés pueden sentir sus latidos a los 3 meses de edad, según un estudio. Imagen de Shutterstock

Lo que revela el estudio: los bebés sienten su cuerpo mucho antes de lo esperado

Instituciones de investigación y autores

Como informa Neuroscience News, el estudio se llevó a cabo en el Wiener Kinderstudien Lab de la Universidad de Viena (Austria), en colaboración con investigadores de la Universidad de Potsdam (Alemania) y de la Royal Holloway, Universidad de Londres (Reino Unido). El autor principal del estudio es Markus Tünte, de la Universidad de Viena, y los resultados se publicaron en la revista revisada por pares eLife (https://doi.org/10.7554/eLife.91579.4).

Diseño del estudio y participantes

Medir la conciencia corporal en los bebés presenta un desafío porque los niños pequeños no pueden describir sus experiencias verbalmente. Para superar esto, los investigadores recurrieron a la tecnología de seguimiento ocular, observando cuánto tiempo miraban los bebés a figuras animadas que se movían en sincronía o ligeramente fuera de sincronía con sus señales corporales internas, específicamente el latido del corazón y la respiración.

En el estudio participaron 135 bebés en la parte de conciencia de los latidos del corazón y 120 bebés en el experimento de percepción de la respiración. Los bebés fueron evaluados a los 3, 9 y 18 meses, utilizando métodos tanto transversales (comparando diferentes niños de diferentes edades) como longitudinales (siguiendo a los mismos niños a lo largo del tiempo).

Métodos innovadores utilizados

El equipo de investigación utilizó una versión modificada del paradigma de sensibilidad interoceptiva cardíaca introducido originalmente por Maister y otros en 2017. También desarrollaron un nuevo enfoque experimental para evaluar, por primera vez, cómo perciben los bebés su propia respiración.

Se mostraron en pantalla figuras animadas diseñadas especialmente para bebés. Estas figuras se movían en perfecta sincronía con el ritmo cardíaco o respiratorio del niño, o bien con un leve retraso temporal. Gracias a sensores que registraban los latidos del corazón y la respiración del bebé, los investigadores pudieron hacer coincidir con precisión los movimientos de las animaciones con los ritmos internos del pequeño.

La observación clave fue clara: los bebés miraban durante más tiempo las figuras que se movían al mismo ritmo que sus señales fisiológicas, lo que indica que percibían esa sincronización.

¿Qué hace diferente a este estudio?

Esta investigación es la primera en demostrar que:

  • Los bebés, desde los 3 meses de edad, pueden detectar los latidos de su propio corazón.
  • La percepción de la respiración como señal interna se desarrolla de forma significativa después del primer año de vida.
  • La percepción del pulso y de la respiración parecen funcionar como sistemas independientes desde la infancia, al igual que ocurre en los adultos.

Estudios anteriores sobre interocepción (la sensación de las señales internas del cuerpo, como los latidos del corazón, la respiración, el hambre o la temperatura) en bebés se habían centrado principalmente en niños de entre 5 y 7 meses, y solo evaluaban la percepción del ritmo cardíaco. Este nuevo trabajo amplía notablemente tanto el rango de edad (comenzando desde los 3 meses) como el tipo de señales corporales estudiadas, al incluir por primera vez la respiración.

Además, los investigadores utilizaron la curva de especificación y enfoques mega-analíticos para validar sus resultados, asegurando la solidez a través de varios modelos analíticos.

Lo que reveló el estudio: 5 hallazgos clave sobre la percepción corporal en bebés

1. La conciencia del latido del corazón comienza a los 3 meses. Los bebés miran durante mucho más tiempo las animaciones que coinciden con su latido del corazón, incluso con solo tres meses de edad.

Ejemplo: Un bebé de tres meses que está tumbado tranquilamente en una cuna puede no reaccionar a los juguetes o los sonidos, pero su cuerpo ya está captando el ritmo de su propio latido.

2. La percepción del latido cardíaco es estable durante los dos primeros años. La capacidad de detectar el latido cardíaco no mostró cambios significativos entre los 3, 9 y 18 meses.

Ejemplo: Ya sea que un bebé esté siendo mecido en un cochecito o acurrucado durante la hora del cuento, continúa sintiendo su latido cardíaco, un ritmo interno constante que lleva consigo todos los días.

3. La percepción de la respiración mejora con la edad. A diferencia de la percepción de los latidos del corazón, la conciencia de la respiración aumenta notablemente durante el segundo año de vida.

Ejemplo: Alrededor de los 18 meses, un niño pequeño puede empezar a notar que su respiración se acelera cuando empieza a correr o se ralentiza cuando se calma después de llorar.

4. El latido del corazón y la respiración se perciben de manera independiente. El estudio no encontró una relación sólida entre las dos formas de interocepción a los 3 y 9 meses, solo vínculos limitados a los 18 meses.

Ejemplo: Un bebé puede sentir claramente los latidos de su corazón, pero aún no registrar cómo cambia su respiración cuando está emocionado o cansado.

5. La conciencia corporal se puede medir sin utilizar el lenguaje. Observar cuánto tiempo mira un bebé a algo ayuda a los investigadores a estudiar el desarrollo cognitivo temprano sin depender de las palabras.

Ejemplo: Cuando los investigadores muestran animaciones que se mueven en sincronía con los latidos del corazón de un bebé, y el bebé las mira durante más tiempo, muestra conciencia, sin necesidad de recurrir a las palabras.

Señales corporales tempranas y habilidades cognitivas

El descubrimiento de que los bebés pueden sentir señales internas como los latidos del corazón y la respiración es la base para comprender cómo la conciencia corporal favorece el desarrollo de la cognición. La interocepción, nuestra capacidad para percibir los estados corporales internos, se reconoce cada vez más como una capa fundamental de la conciencia. En los bebés, esta sensibilidad temprana puede servir como la primera forma de autopercepción, mucho antes de que aprendan a reconocerse en un espejo o a referirse a sí mismos por su nombre.

La conciencia corporal no es solo una experiencia física — está estrechamente ligada a la capacidad del cerebro para regular las emociones, tomar decisiones e interpretar señales sociales. Por ejemplo, sentir que el corazón se acelera puede alertar al niño sobre una emoción intensa o malestar, lo que contribuye al desarrollo de la inteligencia emocional desde los primeros meses. La percepción estable del pulso, presente desde los tres meses, podría funcionar como una especie de brújula interna, ayudando al bebé a mantener una sensación de equilibrio fisiológico mientras explora nuevos entornos y experiencias.

Además, se cree que la interocepción influye en la atención y el aprendizaje. Un niño que es capaz de notar una molestia interna puede comunicar mejor sus necesidades, reducir la frustración y liberar más recursos cognitivos para la exploración y la interacción. Esto resulta especialmente importante durante los primeros años de vida, cuando cada experiencia contribuye a la formación de nuevas conexiones neuronales.

Los investigadores también creen que las alteraciones en la interocepción pueden estar relacionadas con condiciones del desarrollo. Estudios en niños mayores y adultos han mostrado un procesamiento interoceptivo alterado en individuos con trastorno del espectro autista, ansiedad y trastornos alimentarios. Comprender cómo comienza esta conciencia, y cómo se desarrolla típicamente, podría ayudar a los médicos a detectar signos de desarrollo atípico antes, ofreciendo intervenciones más efectivas y específicas durante las ventanas críticas del desarrollo.

Al revelar que los bebés pueden detectar ritmos internos mucho antes de que puedan hablar o caminar, el estudio ofrece una visión convincente de lo profundamente interconectados que están el cuerpo y el cerebro desde el principio de la vida. Los procesos relacionados con la autoconciencia están presentes mucho antes que el lenguaje o la memoria consciente.

Cómo la percepción del latido del corazón de un bebé está cambiando lo que sabemos sobre el desarrollo temprano

Los resultados de este estudio son más que una visión fascinante de la percepción infantil: podrían redefinir cómo entendemos el desarrollo humano temprano y cómo lo apoyamos en la medicina, la educación y la vida familiar.

Para los psicólogos del desarrollo, el estudio cuestiona las suposiciones que se han mantenido durante mucho tiempo de que la autoconciencia solo surge en el segundo año de vida. Si los bebés pueden detectar sus propios latidos a los tres meses, sugiere que las raíces de la autopercepción se forman mucho antes, y tal vez sientan las bases para hitos emocionales y cognitivos posteriores. Esto podría cambiar las teorías sobre cuándo comienza la conciencia y cómo toma forma la identidad.

Desde un punto de vista médico, la conciencia corporal temprana puede resultar un indicador clave para identificar trastornos del neurodesarrollo. Las alteraciones en la interocepción se han relacionado con el autismo, la ansiedad y otros trastornos en etapas posteriores de la vida. Si los médicos pueden hacer un seguimiento de cómo responden los bebés a sus señales internas, se podría abrir la puerta a un diagnóstico más temprano y a intervenciones específicas, mucho antes de que los síntomas sean más visibles.

En la educación y la paternidad, estos resultados destacan la importancia de sintonizar con la experiencia física de un niño, incluso en la infancia. Los programas que incorporan la conciencia de la respiración, el entrenamiento emocional o la autorregulación física podrían ser más eficaces si se alinean con el calendario natural del desarrollo de la conciencia corporal. Los padres también pueden beneficiarse de comprender que los bebés no solo reaccionan a los estímulos externos, sino que también procesan lo que ocurre dentro de sus propios cuerpos.

Las herramientas digitales también pueden desempeñar un papel cada vez más importante en este proceso. Aplicaciones como BabyBright de CogniFit están diseñadas para ayudar a los padres a supervisar los hitos del desarrollo, ofreciendo orientación sobre si el desarrollo cognitivo de un bebé va por buen camino para su edad. A la luz de este estudio, estas herramientas subrayan la creciente importancia de apoyar el desarrollo temprano, ayudando a los cuidadores a estar más en sintonía con los aspectos sutiles del comportamiento y la interacción con los bebés.

Y desde una perspectiva social más amplia, esta investigación refuerza la necesidad de apoyar el bienestar mental y emocional desde el comienzo de la vida. Las primeras interacciones entre los cuidadores y los bebés (responder al hambre, calmar la angustia, regular el ritmo) no son solo actos de cuidado. Son parte del desarrollo del sentido de identidad del bebé.

En resumen, que un bebé sienta los latidos de su corazón puede parecer algo insignificante. Pero podría ser la primera señal de una vida de autoconciencia.

Conclusión: La primera forma de autoconciencia puede comenzar con un latido

El descubrimiento de que los bebés de 3 meses pueden sentir sus latidos cardíacos cambia la forma en que entendemos los orígenes de la autoconciencia y el desarrollo emocional. Al demostrar la interocepción cardíaca y respiratoria en los bebés, y mostrar que estos procesos se desarrollan de forma independiente, este estudio abre nuevas fronteras en la ciencia del desarrollo.

La investigación también destaca la sofisticación de incluso las mentes más jóvenes. Antes de que los bebés puedan hablar, caminar o señalar, es posible que ya posean una conexión fundamental con su mundo interior. Al reconocer estas señales tempranas, los científicos dan un paso más hacia la comprensión de las raíces de la conciencia, la emoción y la propia identidad humana.