Un estudio revela que el movimiento y la distracción mental distorsionan la percepción del tiempo
¿Por qué a veces el tiempo parece alargarse cuando hacemos ejercicio o realizamos alguna actividad mental exigente? Un nuevo estudio analiza si es nuestro ritmo cardíaco o la carga de trabajo de nuestro cerebro lo que distorsiona nuestra percepción del tiempo. Investigadores italianos han estudiado cómo correr, caminar hacia atrás y realizar varias tareas a la vez influyen en la percepción del tiempo, y los resultados cuestionan lo que creíamos saber sobre cómo el movimiento cambia nuestra experiencia del tiempo.

Nota: Este artículo tiene fines informativos y educativos. Resume una investigación científica en un lenguaje accesible para un público amplio y no es un comunicado de prensa científico oficial.
¿Alguna vez has notado que el tiempo parece pasar más lento cuando sales a correr o realizas una tarea compleja? Un nuevo estudio dirigido por investigadores italianos explora por qué nuestra percepción del tiempo puede distorsionarse durante la actividad física. Al comparar correr, caminar hacia atrás y la distracción mental, los científicos revelan que la atención y el control motor, más que el simple esfuerzo físico, desempeñan un papel fundamental. Los hallazgos desafían las creencias comunes sobre las raíces de la percepción del tiempo y ofrecen una nueva perspectiva sobre cómo nuestra mente procesa la duración durante el movimiento.
Muchas personas perciben que el tiempo transcurre de forma diferente según las actividades que realizan. Este efecto es especialmente notable durante el ejercicio físico, cuando los minutos pueden parecer pasar más lentamente o más rápidamente. Un estudio realizado por investigadores del Instituto Italiano de Tecnología, la Universidad de Génova, la Universidad de Trento y la Universidad de Florencia (todas ellas en Italia), publicado en Scientific Reports el 15 de julio de 2025, examina cómo los diferentes tipos de movimiento y actividad cognitiva afectan a nuestra percepción del tiempo. La investigación, titulada “The role of physical and cognitive effort on time perception” («El papel del esfuerzo físico y cognitivo en la percepción del tiempo»), y dirigida por Tommaso Bartolini y sus colegas, trató de determinar si los cambios en la percepción del tiempo durante la actividad física se deben a cambios fisiológicos o a las exigencias mentales del control del movimiento.
Cómo se realizó el estudio
El estudio se diseñó para abordar una cuestión importante en neurociencia: ¿la actividad física en sí misma cambia nuestra percepción del tiempo, o son factores cognitivos, como la atención necesaria para controlar el movimiento, los que desempeñan un papel más importante? Investigaciones anteriores indicaban que las personas tienden a sobreestimar la duración de los eventos cuando corren o hacen ejercicio. Sin embargo, no estaba claro si este efecto era el resultado de cambios fisiológicos, como el aumento de la frecuencia cardíaca, o se debía al esfuerzo mental necesario para coordinar movimientos complejos.
En el estudio participaron 22 adultos sanos (edad media de 26 años, 10 mujeres), la mayoría de los cuales no eran deportistas profesionales. Los participantes presentaban diferentes niveles de actividad física: algunos no realizaban ejercicio regularmente y otros practicaban ocasionalmente actividades como correr, ir al gimnasio o deportes de equipo. Todos tenían una visión normal o corregida y presentaron certificados médicos que acreditaban su buen estado de salud.
En cada una de las cuatro condiciones experimentales, los participantes memorizaron primero la duración de una señal visual de dos segundos que se mostraba en una pantalla. Tras una breve pausa, veían nuevas señales visuales de diferente duración (entre 1 y 4 segundos) y debían juzgar si cada una duraba lo mismo que la señal de referencia o si era diferente.
Las cuatro condiciones eran las siguientes:
- De pie (línea base): Evaluación de la duración mientras se está en reposo.
- Corriendo: Completar la tarea corriendo en una cinta fijada al 80 % de la frecuencia cardíaca máxima de cada participante.
- Caminando hacia atrás: Ejecución de la tarea mientras se camina hacia atrás en la cinta, un movimiento que requiere mayor concentración y coordinación.
- Tarea dual (distracción mental): Permanecer de pie mientras se realiza la tarea de medición temporal junto con un desafío simultáneo de memoria visual.
El orden de estas condiciones se varió para cada participante con el fin de evitar sesgos. La mayoría de los participantes completaron todas las condiciones en un solo día, aunque algunos lo hicieron en dos días. Los participantes descansaron entre las tareas activas hasta que su frecuencia cardíaca volvió a los valores iniciales. Cada sesión se llevó a cabo en una sala tranquila y con luz tenue, y se monitorizó la frecuencia cardíaca durante todas las condiciones de actividad física. Todos los procedimientos fueron aprobados por un comité de ética y todos los participantes dieron su consentimiento informado.
Qué hace que este estudio sea novedoso
Según los autores, estudios anteriores demostraron que la percepción del tiempo se distorsiona durante la actividad física, pero la causa no se había aclarado del todo. El presente estudio destaca por comparar directamente la carrera con una tarea exigente desde el punto de vista motor, pero menos intensa (caminar hacia atrás), y con una distracción puramente cognitiva (el escenario de doble tarea). Esto permitió a los investigadores investigar si las distorsiones temporales están más relacionadas con las exigencias cognitivas, el esfuerzo físico o una combinación de ambos.
Los autores enfatizan que, al comparar escenarios con diferentes combinaciones de desafíos físicos y cognitivos, su investigación tenía como objetivo separar el impacto de cada factor en la percepción del tiempo.
Principales conclusiones del estudio
1. Como se señala en el artículo, los participantes sobreestimaron sistemáticamente la duración de los estímulos visuales.
En todas las condiciones, excepto en la línea de base (quedarse quietos), los participantes juzgaron sistemáticamente que los estímulos duraban más de lo que realmente duraban, tanto durante la carrera, como al caminar hacia atrás y al realizar la doble tarea. Sus estimaciones de la duración fueron más precisas cuando estaban quietos en comparación con cualquier otra condición.
2. El estudio informa que estas distorsiones se produjeron tanto en intervalos cortos como largos.
Esto sugiere que existe un mecanismo general detrás de cómo percibimos el tiempo, independientemente de la duración del intervalo. Los autores enfatizan que cambios similares en la percepción del tiempo durante actividades físicas (correr, caminar hacia atrás) y tareas mentales (tarea doble) muestran que el esfuerzo mental relacionado con la atención y el control motor por sí solo puede causar distorsiones comparables a las causadas por el ejercicio físico intenso.
3. El artículo destaca que las distorsiones temporales no fueron causadas únicamente por el esfuerzo físico.
Se observaron distorsiones similares durante la tarea motora cognitivamente exigente (caminar hacia atrás) y la condición de doble tarea (distracción mental mientras se permanecía de pie). Según los autores, esto indica que el aumento de la carga cognitiva relacionada con el control motor o la atención dividida puede causar distorsiones temporales, y no solo cambios fisiológicos derivados de la actividad física.
Conclusiones de los autores y perspectivas adicionales de Neuroscience News
Los autores concluyen que las distorsiones en la percepción del tiempo observadas durante la carrera no se deben principalmente al estrés fisiológico. En cambio, las exigencias cognitivas y de atención, ya sea que surjan del control de movimientos complejos o de la realización de múltiples tareas, desempeñan un papel clave en la configuración de cómo percibimos el tiempo mientras nos movemos. Destacan que, en las actividades sensoriomotoras cotidianas, los factores cognitivos relacionados con el control motor y la atención dividida influyen más en la percepción subjetiva del tiempo que el esfuerzo físico por sí solo. Las limitaciones del estudio incluyen las tareas específicas y la duración de las pruebas, y los autores sugieren que se realicen investigaciones futuras para explorar si se producen efectos similares con otros tipos de movimiento o durante períodos más largos.
A partir de estos hallazgos, un artículo reciente de Neuroscience News ofrece una perspectiva más amplia sobre cómo el movimiento y la cognición interactúan para influir en nuestra percepción del tiempo. El artículo destaca que distorsiones similares durante la carrera, al caminar hacia atrás y al realizar una tarea mental que distrae apuntan a la atención dividida como el factor principal, en lugar del aumento de la frecuencia cardíaca o el estrés físico. Esto respalda el modelo de la «puerta de la atención», que propone que cuando la atención se divide entre múltiples tareas, como mantener el equilibrio mientras se camina hacia atrás y resolver un problema cognitivo, el cerebro asigna menos recursos para medir el tiempo con precisión, lo que lleva a sobreestimaciones.
Cabe destacar que estos efectos se producen tanto en intervalos muy cortos (inferiores a un segundo) como en intervalos más largos (superiores a un segundo), lo que sugiere un mecanismo fundamental en la percepción del tiempo humano que trasciende las escalas de tiempo específicas. Como se destaca en una reciente publicación de Neuroscience News (16 de julio de 2025), «los investigadores también advierten que no se debe dar por sentado que las distorsiones temporales observadas durante las actividades físicas reflejan únicamente factores fisiológicos como la fatiga o los cambios hormonales. Sus datos muestran claramente que las exigencias atencionales y cognitivas son al menos igual de importantes».
En última instancia, estos hallazgos van más allá de los experimentos en cintas de correr y nos recuerdan que la percepción es un proceso profundamente arraigado en el cuerpo. El cerebro integra activamente la información sensorial con el control motor y, en situaciones reales, cualquier tarea que implique movimientos inusuales o complejos puede sesgar nuestra percepción del tiempo. Esto refuerza la conclusión de que la forma en que nos movemos determina fundamentalmente cómo percibimos incluso el paso del tiempo, tal y como informa Neuroscience News.
La información de este artículo es solo informativa y no es un consejo médico. Si tienes cualquier duda sobre tu salud, consulta siempre con un profesional.
Referencias
- Bartolini T, Petrizzo I, Arrighi R, Anobile G. The role of physical and cognitive effort on time perception. Scientific Reports. July 15, 2025. https://doi.org/10.1038/s41598-025-07814-9
- Neuroscience News. Running the Clock: Attention and Movement Skew Time Perception. July 16, 2025. https://neurosciencenews.com/movement-attention-time-perception-29467/













