¿Que es la valentía? En busca de los desafíos
En 1967, el Maratón de Boston era un evento únicamente para hombres. Aún así, Kathrine Switzer se convirtió en la primera mujer en correrlo y completarlo. Tuvo que registrarse ocultando su nombre de mujer, pero gracias a su valentía, cambió la historia del deporte y del running. Muchos médicos y entrenadores consideraban que la distancia de 42,195 kilómetros no podía ser completada por las mujeres. Durante la carrera, los organizadores intentaron rasgarle el dorsal y descalificarla. Ella logró cruzar la meta en 4 horas y 20 minutos, acompañada de su novio, demostrando que las mujeres sí podían completar la clásica distancia de los 42 Km.
Tras 50 años, Katherine Switzer regresó al Maratón de Boston, y ha cruzado la línea de meta con un tiempo de 4:44:31 a sus 70 años. Si nos preguntamos qué es la valentía, para mí, este es un ejemplo muy claro: «saber que tienes todo en contra y aún así, afrontar todos los obstáculos y zancadillas por tus creencias, pasiones y decisiones.
¿Qué es la valentía? Definición
¿Quién no ha tenido un héroe cuando era pequeño?, ¿quién no ha jugado a héroes y villanos? «¡Yo soy de los buenos!, ¡yo no quiero ser el malo!». La valentía es una característica muy bien valorada en la sociedad en la que vivimos. Además, si hablamos de las historias, los héroes siempre son bien recibidos, se llevan a la doncella, salvan el mundo, ganan prestigio y reconocimiento… Los valientes gustan más.
Sin embargo, a la hora de la verdad, muchos de nosotros no actuamos con valentía en algunas situaciones…
- Origen etimológico de la palabra valentía: Emana del verbo “valere”, que es sinónimo de permanecer con fuerza y salud.
- RAE: Hecho o hazaña heroica ejecutada con valor.
Por tanto, podríamos definir la valentía como la capacidad del ser humano para, siendo consciente de sus miedos, afrontarlos y soportarlos.
En el polo opuesto, nos encontraríamos el término «cobardía». «Miedo o falta de valor que impiden afrontar situaciones difíciles, peligrosas o que conllevan cierto riesgo».
Hemos delimitado el concepto, e incluso más adelante, veremos que hay situaciones tipo, que requieren de valentía para la mayoría de las personas, pero no debemos olvidar que es probable que una situación concreta requiera que una persona reúna toda sus fuerzas y valor para afrontarla, mientras que para otra, es un camino de rosas.
¿Qué no es valentía? Temeridad y Cobardía
Si nos paramos a ver con detalle la definición de valentía, encontramos que hay un factor que es imprescindible para que haya valentía, y es el miedo.
¿Por qué digo esto que parece lógico? No me canso de ver personas que tienen miedo y son tachadas de cobardes, cuando resulta que es algo esencial e imprescindible para tener valentía. Después, la persona que teme, tiene que decidir dar el paso y afrontar la situación que le da miedo.
¿Entonces, qué pasa con las personas que no tienen miedo? Es más, ¿qué pasa con las personas que «se arriesgan demasiado»? Apuesto que, si te paras a pensar, te habrás cruzado a lo largo de tu vida con alguien que parecía que tenía un detector para el peligro e iba hacia él, despertando comentarios como «está loco», «cualquier día se mata», «es un inconsciente…».
Y es que, realmente hay personas que corren riesgos innecesarios, son imprudentes, temerarios. ¿Sienten miedo estas personas?, ¿son conscientes de las consecuencias de sus actos? Muchos de ellos sí.
Se trata de «buscadores de sensaciones». Individuos que necesitan vivir situaciones excitantes, que provoquen fuertes emociones, incluso peligrosas para «sentirse vivos», descargar adrenalina y noradrenalina. Sin embargo, esto no es valentía, estaríamos hablando más bien, de temeridad.
El objetivo de la temeridad es llevar a cabo una conducta arriesgada y peligrosa para sentir activación fisiológica (similar a la de la ansiedad), pulso acelerado, el cosquilleo en las manos… El objetivo de la valentía es superar una situación temida, afrontar las dificultades para crecer y seguir adelante.
Situaciones en las que puedo actuar con valentía
En este punto, vamos a intentar aplicar toda esta información a nuestro día a día. De forma cotidiana, nos encontramos con situaciones que nos dan miedo. Esto es genial, por que son nuestras oportunidades para actuar con valentía.
- Hablar en público: Conferencias, charlas, reuniones, presentación de proyectos… Situaciones en las que la atención de un grupo de personas está focalizada en nosotros y lo que decimos. Sin embargo, esta es una de las situaciones que más valientes genera, porque en muchos casos, no se puede evitar y se afronta de la mejor manera que sabemos.
- Decir no: ¿Cuántas veces hemos aceptado cosas que no queremos por que no nos hemos atrevido a negarnos? El temor real no es que la palabra «NO» salga de nuestra boca, sino tener que enfrentarnos a las consecuencias… El malestar de esa persona, el enfado, quedar desplazado en un grupo… Este sería el caso de muchos adolescentes que se inician en el consumo de sustancias. Necesitan valentía para poder decir que no. Afortunadamente, existen técnicas de asertividad para mejorar nuestras habilidades sociales.
- Hacer críticas: Va de la mano de la anterior. Unida al sentimiento de culpabilidad, y al miedo de «hacer sentir mal» a la otra persona. Quieres decirle a tu compañero, amigo o persona cercana…que lo que está haciendo no te gusta, que te sientes triste, enfadado, incómodo con su manera de actuar… y cuando por fin, te decides a decírselo, no encuentras las palabras que no le hieran, no quieres crear un conflicto… «bueno.. tampoco es para tanto…si lo vuelve a hacer se lo diré».
- Defender derechos o ideas: A mí me encanta escuchar a las personas que debaten, los valientes que defienden sus ideas y sus derechos con argumentos cimentados que derrotan a sus detractores. Hay miedo a ser juzgados, valorados negativamente, parecer estúpidos o prepotentes… ¿pero tienes una creencias?, ¿tienes unos valores? Valentía es defenderlos, escuchando a tus detractores; pero también reconocer si estás equivocado.
- Enfrentarse a lo desconocido: Salir de nuestra zona de confort es una de las acciones que más valentía requiere. Supone arriesgar sin conocer del todo el resultado que obtendremos. Innovar, cambiar, romper con las rutinas, salir de la seguridad, de lo certero. Tolerar la incertidumbre nos cuesta mucho, porque lo desconocido asusta.
- Entrar en un grupo: Muchas veces esto supone una prueba de hierro. Cuando llegamos a un grupo que lleva un tiempo hecho, puede pasar por nuestras cabezas cosas como «a lo mejor no encajamos», «ellos ya se conocen», «no sé si seremos bien recibidos». Lo mejor es lanzarte y comprobarlo.
Pasos para actuar con valentía
- Ser consciente del objeto que nos da miedo: Esto puedes hacerlo preguntándote sobre las situaciones que estás evitando. ¿Por qué no lo haces?, ¿lo has hecho más de una vez?, ¿qué sientes cuando piensas en afrontar esa situación?
- Valorar tus capacidades para afrontar la situación con valentía y eficacia: ¿Estoy preparado?, ¿es el momento?, ¿qué herramientas tengo para salir victorioso?
- Valorar las consecuencias de ese afrontamiento: Cuando eche valor a esta situación, ¿qué puede pasar?, ¿qué alternativas tengo si pasa…? Esto nos ayudará a estar preparados, a tomar el control y tener un repertorio de respuestas que nos ayude a manejar las dificultades.
- Tener un objetivo determinado: A veces, nos damos por vencidos antes de intentarlo porque perdemos de vista el objetivo que nos ha llevado a esa situación temida. ¿Por qué quiero ganarle esta batalla al miedo?, ¿qué voy a conseguir?, ¿cuál es el objetivo por el que decido afrontar con valentía?
- Conocer cada paso para afrontar la situación: Crear un plan. Una persona con un plan es más fuerte. Imagina un barco, que va sin rumbo… ¿qué pasará si sobreviene una tempestad? Acabará en «medio de ninguna parte» porque no sabe a dónde va… ahora bien, imagina una tripulación con un capitán y una ruta clara y definida… Puede que la tormenta desvíe la nave, pero siempre puede reencontrarse y retomar el camino que tenía marcado.
- Comparte tus logros: Como he mencionado antes, la valentía está bien vista. Si comentas con la gente tus hazañas, verás que es muy bien acogido. Esto te va a dar seguridad, mejorará tu autoestima y empezarás a verte más capaz.
Consejos para desarrollar la valentía
Un factor muy positivo, es que no se nace valiente. Esto es genial, porque no nos define. ¿Qué quiero decir?
- Hay que olvidarse del verbo «ser» y hablar más con los verbos «hacer o actuar». Puede parecer una tontería… pero no. Es el poder del lenguaje. En muchas ocasiones, las críticas y juicios más duros nos los hacemos nosotros mismos.Tiramos piedras sobre nuestro tejado «eres un cobarde», «no te atreves a nada», «eres un gallina», «no tienes valor». De esta forma, lo único que conseguimos es dejar patente lo exigentes que somos con nosotros mismos, pero nada más. Con el verbo ser, generalizamos y damos por hecho que ante cualquier situación que nos dé un poco de miedo, no vamos a sacar la valentía que llevamos dentro y superarla. Este diálogo interno nos encierra en una característica estable y sin posibilidad de cambio… y esto no es correcto. ¿Acaso actúas siempre de la misma manera?, ¿acaso no hay posibilidad de mejorar? Recuerda, no es que seas cobarde, es que tus actos no son valientes en ese momento. En otro, ya se verá.
- Es muy importante saber encajar que el miedo es algo natural. Como hemos visto, es inherente a los seres vivos. Nos protege de los peligros reales y nos ayuda a sobrevivir. Si entiendes esto, empezarás a ver que tener miedo no es lo mismo que ser cobarde. Te ayudará quitarle negatividad a este aspecto, evitarás que dañe tu autoestima y te permitirá afrontarlo con una actitud más valiente.
- Es más fácil despacito. Márcate pequeñas metas, así podrás ir viendo tus avances poco a poco. Esto es muy importante… vete disfrutando el desafío. Afrontar una situación temida no tiene por qué ser un camino tortuoso… Todo lo que vas logrando es gracias a ti mismo y puedes irte sintiendo orgulloso de ello. Puedes dibujar una línea en una cartulina. Al inicio te sitúas tú, y al final tu objetivo. Introduce a lo largo de la línea los pasos que tienes que dar para conseguir la meta y vete redondeando los pasos que vas consiguiendo.
- Rodéate de personas que confíen en ti: Los lazos personales son imprescindibles. No hablo de las relaciones sociales en sí, si no de las relaciones sociales íntimas. Las personas que ven más allá de ti, que conocen tus capacidades y que apuestan a tu favor. En el ejemplo inicial, de Kathrine Switzer, mencioné que su novio la acompañó a lo largo de toda la carrera. Pues hizo más, le hizo un «placaje» al organizador que quería rasgar el dorsal de la maratoniana. Eso es a lo que me refiero, intenta tener a tu lado a una persona que colabore en tu camino aplacando las dificultades.
- Por último, no olvides que si valoras que no tienes las herramientas necesarias para afrontar la situación y aún así, te arriesgas… no estarás actuando con valentía. Coger el toro por los cuernos sin aprender a torear… es una temeridad. ¿Qué hacer? Evalúa qué te falta, qué necesitas y ve a por todas.
Ausencia de miedo no es valentía
Enfermedad de Urbach Wiethe
- Es también denominada Lipoidoproteinosis. Se trata de una enfermedad rara, que salió a la luz de la mano del neuropsicólogo Justin Feinstein. La mayoría de artículos relacionados trata sobre el estudio que realizó, el departamento Tecnológico de California, en Pasadena. Se somete a los sujetos afectados a pruebas en las que, la población normal experimentaría reacciones de miedo, pero en las personas con esta enfermedad no es así.
- Como explican en este artículo, la Lipoidoproteinosis se hereda, a partir de un gen recesivo. Se da tanto en hombres como en mujeres y tiene un curso progresivo.
- Sus manifestaciones físicas son, en primer lugar, disfonía y, después, aparecen afectaciones en la piel (axilas, codos, ingles…), mucosas y otros órganos internos.
- En este estudio de caso que realiza la UCLA, se concretan los síntomas de la enfermedad de Urbach Wiethe. Lo que se producen son calcificaciones, principalmente en los lóbulos temporales mediales, afectando a la amígdala (estructura que juega un papel fundamental en el envío de la señal de miedo y que forma parte del sistema límbico).
El miedo es una emoción básica. Es tan útil que hemos ido sobreviviendo gracias a ella. Es necesaria para nuestra existencia y aún así, muchas veces desearíamos no experimentarlo. Cuando actuamos con valentía, nos sentimos más equilibrados, más fuertes. Rompemos con la vulnerabilidad y fragilidad. Nuestros miedos se apoderan de nosotros y nos desajustan, pero la solución no está en no sentirlo, si no sacar en fuerzas y afrontarlo. En definitiva, actuar con valentía.
Hace poco, escuché en la radio un ejemplo que me sorprendió mucho y mi pensamiento literal fue «Menudo tío más valiente». Se trata de Cisco, un chico que tuvo un accidente practicando snowboard. De la noche a la mañana, su vida cambió.
Os invito a que entréis en el enlace de un fragmento de una entrevista a Cisco en el programa «Hora punta».
¿Pensáis que Cisco no tuvo miedo? ¿Pensáis que no lo tiene a menudo? Por supuesto, pero afronta con valentía lo que le va dando la vida.
¿Te has sentido identificado con el artículo? ¿Qué piensas sobre la valentía? ¿Cómo has afrontado con valor situaciones en las que tenías miedo? Te invito a que comentes el artículo para dar tu opinión, aportar información o preguntar cualquier cuestión.
«La verdadera valentía no reside en buscar los peligros de forma descontrolada. La verdadera valentía está en ser capaz de tolerar el miedo y afrontar las dificultades».
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