Estudio: Dormir más de 9 horas se relaciona con el deterioro cognitivo

Dormir más de nueve horas por noche puede aumentar el riesgo de deterioro cognitivo, según nuevas pruebas científicas. El exceso de sueño se relaciona ahora con una peor memoria, una menor capacidad para resolver problemas y un mayor riesgo de ralentización mental, especialmente en personas con síntomas de depresión. Estos hallazgos sugieren que dormir demasiado podría ser tan perjudicial para la salud cerebral como dormir poco, y destacan la importancia de personalizar las recomendaciones sobre el sueño, en particular para las personas con problemas de salud mental. Equilibrar la duración del sueño puede ser esencial para proteger la memoria, la capacidad de pensar y la salud cognitiva a largo plazo.

Estudio: Dormir más de 9 horas se relaciona con el deterioro cognitivo. Imagen de Freepik

Contexto del estudio: investigadores y metodología

El estudio, titulado «Long sleep duration, cognitive performance, and the moderating role of depression: A cross-sectional analysis in the Framingham Heart Study» (Duración prolongada del sueño, rendimiento cognitivo y el papel moderador de la depresión: un análisis transversal en el Estudio del Corazón de Framingham), fue realizado por un equipo internacional de investigadores. La primera autora es Vanessa Young, MS, directora de proyectos de investigación clínica del Instituto Glenn Biggs para el Alzheimer y las Enfermedades Neurodegenerativas de UT Health San Antonio (EE. UU.) y estudiante del programa de doctorado en Ciencias Traslacionales de la misma universidad. La autora principal, Sudha Seshadri, doctora en Medicina, es directora fundadora del Instituto Biggs. Otros colaboradores proceden de la Universidad Estatal de Arizona, el Estudio del Corazón de Framingham, el Hôpital du Sacré-Coeur de Montréal, la Universidad de Montreal, la Universidad de Boston y la Universidad Monash de Australia. El estudio se publicó en abril de 2024 en la revista revisada por pares Alzheimer’s & Dementia (https://doi.org/10.1002/alz.70160)

El Estudio del Corazón de Framingham: una fuente fiable de datos

Los datos utilizados para esta investigación proceden del Estudio del Corazón de Framingham, un estudio comunitario en curso realizado entre los residentes de Framingham, Massachusetts (EE. UU.). El estudio de Framingham se lleva a cabo desde 1948 y es conocido por sus contribuciones a la ciencia médica, en particular a la comprensión de las enfermedades cardíacas, la demencia y otras afecciones relacionadas con la edad. Este análisis en particular se centró en 1853 adultos de entre 27 y 85 años (edad media de 49,8), ninguno de los cuales padecía demencia ni tenía antecedentes de accidente cerebrovascular.

Bajo la lupa: cómo los científicos examinaron el sueño y el riesgo cognitivo

Los participantes completaron pruebas estandarizadas que medían varias áreas del funcionamiento cognitivo, incluyendo la memoria, las habilidades visoespaciales (como el reconocimiento de formas y la orientación espacial) y las funciones ejecutivas (como la planificación, la organización y el control de los impulsos). La duración del sueño fue autoinformada y los síntomas depresivos se evaluaron mediante cuestionarios establecidos. Los participantes se agruparon según su estado depresivo y según si tomaban o no antidepresivos:

  • Sin síntomas depresivos, sin uso de antidepresivos
  • Síntomas depresivos, sin uso de antidepresivos
  • Uso de antidepresivos, sin síntomas depresivos
  • Síntomas depresivos y uso de antidepresivos

A continuación, los investigadores analizaron cómo la duración del sueño (clasificada como corta, normal o larga, siendo larga aquella superior a 9 horas por noche) se relacionaba con el rendimiento en las pruebas cognitivas, y si el estado depresivo alteraba estas relaciones.

Investigación previa: lo que se sabía

Estudios anteriores han demostrado que tanto dormir muy poco como dormir mucho están relacionados con un deterioro de las capacidades cognitivas y la memoria, así como con un mayor riesgo de demencia. Sin embargo, los resultados han sido inconsistentes, especialmente cuando se tienen en cuenta trastornos mentales como la depresión. La depresión en sí misma es un factor de riesgo conocido para el deterioro cognitivo y se asocia comúnmente con trastornos del sueño, pero la interacción entre el sueño, la depresión y la cognición sigue sin estar clara.

¿Qué hay de nuevo? La innovación de este estudio

Lo que distingue a este estudio es su análisis minucioso de la interacción entre la duración del sueño y la depresión en el rendimiento cognitivo en una muestra amplia y comunitaria. A diferencia de investigaciones anteriores, que a menudo se centraban en el sueño o la depresión por separado, este estudio examinó directamente cómo la depresión puede amplificar los efectos de la duración del sueño en el cerebro. También distinguió cuidadosamente entre los participantes con y sin síntomas depresivos y aquellos que tomaban o no antidepresivos.

Otro aspecto innovador es el uso de una población bien caracterizada y diversa procedente del Estudio del Corazón de Framingham, lo que garantiza que los resultados sean sólidos y generalizables. Las pruebas cognitivas exhaustivas y la consideración del uso de antidepresivos añaden un valor adicional, ya que estos factores suelen pasarse por alto en las investigaciones epidemiológicas a gran escala.

Conclusiones clave: cómo el exceso de sueño afecta al cerebro

Los investigadores sacaron varias conclusiones importantes de su trabajo. Aquí están cinco hallazgos principales, junto con ejemplos reales que muestran su impacto.

1. Dormir más de nueve horas está relacionado con un peor rendimiento cognitivo

Las personas que dormían mucho obtuvieron peores resultados en las pruebas de memoria, habilidades visoespaciales y función ejecutiva que aquellas que dormían las 7-8 horas recomendadas.

Ejemplo: Un adulto que duerme regularmente 10 horas por noche puede tener más dificultad para recordar información nueva o gestionar tareas diarias que requieren planificación.

2. Los efectos son más intensos en personas con síntomas depresivos

El impacto negativo del sueño prolongado en el pensamiento y la memoria fue más pronunciado en los participantes que informaron síntomas de depresión, independientemente de si tomaban antidepresivos o no.

Ejemplo: Una persona con depresión que intenta sobrellevar su enfermedad durmiendo más puede, sin saberlo, aumentar su riesgo de sufrir dificultades cognitivas.

3. El uso de antidepresivos por sí solo no elimina el riesgo

La relación entre dormir mucho y tener una función cognitiva más deficiente se mantuvo incluso en las personas que tomaban antidepresivos, siempre y cuando siguieran presentando síntomas depresivos. Sin embargo, los participantes que tomaban antidepresivos sin depresión no mostraron este efecto.

Ejemplo: En el caso de pacientes en tratamiento por depresión, es posible que la simple administración de medicamentos no sea suficiente para proteger el cerebro si los patrones de sueño siguen siendo desequilibrados.

4. La relación entre el sueño y la cognición es más débil, pero sigue presente, en las personas que no padecen depresión

Si bien los efectos más significativos se observaron en personas con depresión, dormir en exceso también tuvo un impacto negativo más leve en las capacidades cognitivas de las personas sin depresión.

Ejemplo: Un adulto sano sin depresión que duerme demasiado de forma habitual puede notar pequeños descensos en la atención o la memoria con el paso del tiempo.

5. El sueño corto no se relacionó con problemas cognitivos en esta muestra

A diferencia de algunos estudios anteriores, esta investigación no encontró una relación significativa entre dormir poco y un rendimiento cognitivo reducido.

Ejemplo: Los adultos que dormían menos de 7 horas no tenían un mayor riesgo de obtener malas calificaciones en esta población específica.

El coste cognitivo de dormir demasiado

Las capacidades cognitivas son las habilidades mentales que nos permiten procesar información, recordar hechos, planificar el futuro, resolver problemas y regular nuestro comportamiento. Las tres áreas más afectadas por el sueño prolongado en este estudio fueron:

  • Memoria: Almacenamiento y recuperación de información, vital para el aprendizaje y el funcionamiento diario.
  • Capacidad visoespacial: Comprensión y recuerdo de las relaciones visuales y espaciales entre objetos, importante para tareas como conducir o navegar.
  • Función ejecutiva: Habilidades de pensamiento de alto nivel, como planificar, organizar, gestionar el tiempo y tomar decisiones.

El deterioro del rendimiento en estos ámbitos puede provocar dificultades en la vida real, como olvidar citas, tomar decisiones financieras erróneas o perderse en lugares conocidos. El estudio hace hincapié en que los patrones de sueño están profundamente relacionados con estos procesos cognitivos y que «más» no siempre es «mejor» en lo que respecta al descanso, especialmente en el contexto de la depresión.

Por qué son importantes estos hallazgos: implicaciones para la ciencia, la atención sanitaria y la vida cotidiana

Los resultados de este estudio van mucho más allá del interés académico, ya que resaltan temas que importan a los científicos, los médicos, los educadores y la sociedad en general. La relación entre dormir demasiado y el deterioro cognitivo añade una capa importante a nuestra comprensión de la salud cerebral, ya que sugiere que la cantidad de horas que dormimos puede influir en nuestra capacidad para pensar, recordar y funcionar en la vida diaria.

Para los científicos, estos descubrimientos profundizan nuestra comprensión de la compleja relación entre el sueño, la salud mental y el rendimiento cognitivo. Plantean nuevas preguntas sobre los mecanismos que conectan la duración del sueño con los cambios cerebrales, lo que abre el camino para futuras investigaciones.

Para los profesionales de la salud, la evidencia exige prestar mayor atención a los hábitos de sueño de los pacientes, especialmente aquellos que muestran signos de depresión. Es posible que los médicos deban reconsiderar los consejos que dan sobre «dormir lo suficiente», ya que dormir más no siempre es mejor, en particular para las personas con riesgo de deterioro cognitivo.

En el ámbito educativo, los profesores y orientadores escolares pueden querer ir más allá de las explicaciones habituales para abordar los problemas de concentración o memoria de un alumno. Reconocer que el exceso de sueño puede ser parte del problema puede ayudar a apoyar el aprendizaje y la salud mental de los alumnos de manera más eficaz.

Para la sociedad en su conjunto, este estudio anima a todos a pensar de forma más crítica sobre los hábitos de sueño. Cuestiona la idea popular de que dormir más siempre es más saludable y sugiere que equilibrar el sueño es clave para proteger la capacidad intelectual a lo largo del tiempo, especialmente para aquellas personas que se enfrentan a retos de salud mental.

Consejos prácticos: cómo proteger tu cerebro con hábitos de sueño saludables

Para quienes se preocupan por la memoria, la concentración o la salud cerebral en general, pequeños cambios en los hábitos de sueño pueden marcar la diferencia. Los expertos recomiendan estas medidas prácticas:

  • Trata de dormir entre 7 y 8 horas cada noche, tal y como recomiendan la mayoría de las organizaciones sanitarias.
  • Mantén un horario de sueño regular, incluso los fines de semana, para favorecer los ritmos naturales del cuerpo.
  • Si notas que duermes más de nueve horas de forma habitual o te sientes cansado a pesar de dormir mucho, plantéate acudir al médico.
  • Presta atención a tu salud mental. Busca ayuda si notas síntomas de depresión o cambios de humor continuados.
  • Crea una rutina relajante para irte a dormir y limita el tiempo que pasas frente a pantallas antes de acostarte para mejorar la calidad del sueño.

Recuerda, dormir bien no es solo cuestión de cantidad, sino también de equilibrio y regularidad. Adaptar los hábitos de sueño a tus necesidades personales — y a tu salud mental — puede ayudarte a mantener la mente ágil durante muchos años.

Conclusiones: Reconsiderando el mito de que «cuanto más, mejor» en lo que se refiere al sueño

Este estudio cuestiona la creencia popular de que dormir más siempre es sinónimo de mejor salud. Dormir más de nueve horas por noche puede, en realidad, poner en riesgo la memoria y la agudeza mental, especialmente en personas con depresión. Los resultados destacan la necesidad de equilibrar los hábitos de sueño en lugar de intentar dormir más horas. Para la salud cerebral a largo plazo, la calidad, la regularidad y la atención al bienestar mental son más importantes que simplemente dormir más. Adaptar los hábitos de sueño a las necesidades individuales podría convertirse en una parte esencial de la protección de las capacidades cognitivas a medida que envejecemos.

La información en este artículo se proporciona únicamente con fines informativos y no constituye asesoramiento médico. Para obtener asesoramiento médico, consulta a tu médico.