Estudio: el cerebro se «desconecta» para recuperarse tras la privación del sueño
Cuando la falta de sueño hace que tu mente se distraiga, no se trata solo de fatiga, sino de fisiología. Un nuevo estudio revela que, durante breves lapsos de atención, el cerebro y el cuerpo entran en un estado sincronizado caracterizado por ondas lentas y rítmicas de líquido cefalorraquídeo, que reflejan los patrones que se observan normalmente durante el sueño profundo.

Nota: Este artículo tiene fines informativos y educativos. Resume una investigación científica en un lenguaje accesible para un público amplio y no es un comunicado de prensa científico oficial.
Cuando estás agotado y tu mente se evade de repente, tu cerebro puede estar haciendo algo más que perder la concentración. Un nuevo estudio publicado en Nature Neuroscience muestra que, durante estos breves lapsos de atención, el cerebro genera ondas lentas de líquido cefalorraquídeo (LCR), el mismo tipo de flujo rítmico que suele observarse durante el sueño profundo.
Los investigadores subrayan que este “vaciamiento” hace referencia al movimiento del fluido, no a una eliminación molecular demostrada. Aun así, el patrón sugiere que un cerebro fatigado puede deslizarse temporalmente hacia un estado de baja activación, similar al sueño, para mantener su equilibrio interno.
Estos episodios van acompañados de una respiración más lenta, una disminución de la frecuencia cardíaca y una contracción de las pupilas, lo que indica que los lapsos de atención no son solo mentales, sino que implican a todo el cuerpo.
La investigación detrás del estudio
El trabajo fue realizado por Zinong Yang, Stephanie D. Williams, Ewa Beldzik, Stephanie Anakwe, Emilia Schimmelpfennig y Laura D. Lewis, del Massachusetts Institute of Technology, la Boston University y el Massachusetts General Hospital.
Utilizando EEG y fMRI rápida de forma simultánea, el equipo midió la actividad cerebral, el flujo sanguíneo y la dinámica del líquido cefalorraquídeo en adultos sanos que realizaron tareas de atención después de una noche de sueño normal y, posteriormente, tras una noche sin dormir.
También registraron la respiración, la frecuencia cardíaca y el tamaño de las pupilas para observar cómo respondía el cuerpo a la fatiga.
Qué investigaron los científicos
El estudio tenía como objetivo comprender cómo la falta de sueño afecta a la atención y si los sistemas cerebro-cuerpo se sincronizan durante los momentos de pérdida de concentración. Investigaciones anteriores habían mostrado que, durante el sueño profundo, las ondas de actividad neuronal y vascular ayudan a impulsar el flujo del líquido cefalorraquídeo a través del cerebro. Este trabajo se propuso averiguar si podrían producirse dinámicas similares durante la vigilia, especialmente cuando un cerebro privado de sueño “se desconecta”.
Cómo se llevó a cabo el estudio
Veintiséis participantes completaron una tarea de vigilancia psicomotora (PVT) mientras se les realizaban registros simultáneos de EEG y fMRI. Esta prueba evalúa la rapidez y la constancia con la que una persona responde a estímulos visuales, y es una medida muy sensible de la atención sostenida.
Al combinar los datos conductuales con las señales neuronales, vasculares y de fluido, los investigadores pudieron observar con precisión cómo se comportaban el cerebro y el cuerpo en los momentos en que la atención fallaba.
Qué descubrió el estudio
Después de la privación del sueño, los participantes reaccionaban con más lentitud y omitían más estímulos. Durante esos lapsos, el cerebro mostraba una gran onda lenta de líquido cefalorraquídeo que se desplazaba por los ventrículos, acompañada de una disminución de la actividad neuronal y vascular.
Al mismo tiempo, la respiración se hacía más lenta, el ritmo cardíaco disminuía y las pupilas se contraían. En conjunto, estos cambios formaban un patrón coordinado único: una transición temporal hacia un estado de baja activación, similar al sueño.
Cuando la atención se recuperaba, el proceso se invertía: aumentaba la actividad neuronal, el flujo sanguíneo se incrementaba, el líquido cefalorraquídeo regresaba hacia el interior y reaparecían los signos fisiológicos de alerta. La sincronía de estas señales fue consistente en todos los participantes, lo que reveló un ritmo cerebro-cuerpo finamente ajustado.
¿Qué distingue a este estudio?
Trabajos anteriores habían relacionado las pulsaciones del líquido cefalorraquídeo con el sueño profundo, pero esta investigación demuestra que ondas similares también pueden producirse durante la vigilia, especialmente cuando la atención se deteriora tras la falta de sueño.
Esto sugiere que la frontera entre la vigilia y el sueño es más flexible de lo que se pensaba. Bajo los efectos de la fatiga, el cerebro puede entrar de forma transitoria en un estado parcial similar al sueño, suficiente para alterar la atención pero sin llegar a perder la consciencia.
Al combinar medidas de EEG, fMRI y datos fisiológicos, los investigadores obtuvieron una visión completa de cómo los sistemas neuronal, vascular y del líquido cefalorraquídeo interactúan durante estos breves cambios de estado.
Dinámica coordinada entre el cerebro y el cuerpo
Cada lapso se caracterizó por una actividad sincronizada entre el cerebro y el cuerpo:
- respiración más lenta
- disminución de la frecuencia cardíaca
- pupilas más pequeñas
- ondas acopladas en la actividad cerebral, los niveles de oxígeno en sangre y el flujo del líquido cefalorraquídeo.
El estudio sugiere que estos patrones podrían originarse en sistemas neuromoduladores compartidos, como las vías noradrenérgicas que influyen en la activación y el tono vascular.
No obstante, los autores subrayan que los datos muestran una correlación, no una relación causal; será necesaria más investigación para determinar los mecanismos subyacentes.
Aclarando los resultados
Aunque el término “limpieza” se utiliza para describir el movimiento del líquido cefalorraquídeo, los investigadores no midieron la eliminación de desechos moleculares ni la depuración metabólica. El proceso observado refleja el movimiento del fluido asociado a cambios en la dinámica neuronal y vascular, no una evidencia directa de un proceso de limpieza cerebral.
Los hallazgos se mantienen en el ámbito fisiológico, ya que describen cómo distintos sistemas se coordinan cuando el sistema de atención del cerebro falla.
Conclusiones de los autores
Los autores interpretan los lapsos de atención como episodios breves de baja activación que implican al cerebro y al cuerpo de forma conjunta. Estos episodios se vuelven más frecuentes tras la falta de sueño y suponen una transición sincronizada entre las redes neuronales, vasculares y del líquido cefalorraquídeo. Según explican, estos momentos muestran cómo el cerebro equilibra de manera continua la regulación interna con la atención al entorno, incluso durante la vigilia.
También destacan que estos patrones aparecen de forma natural en personas sanas y forman parte del rango normal de adaptación del cerebro, no de una alteración ni de una patología.
Comprendiendo el contexto más amplio
La neurociencia moderna tiende cada vez más a considerar la vigilia y el sueño como partes de un mismo continuo, más que como estados separados. El descubrimiento de que las ondas de líquido cefalorraquídeo similares a las del sueño aparecen durante los momentos de pérdida de atención respalda esta idea. Muestra hasta qué punto la atención está vinculada a los ritmos fisiológicos fundamentales que coordinan la respiración, los latidos del corazón y la circulación cerebral.
Estos resultados amplían la comprensión científica sobre cómo la fatiga modifica la atención y ponen de relieve la compleja interacción entre la actividad neuronal y la fisiología de todo el organismo.
Conclusión
Cuando el cerebro está excesivamente cansado, los lapsos de atención no son errores aleatorios: reflejan un cambio coordinado entre los sistemas neuronal, vascular y de fluidos. Durante estos breves momentos de “desconexión”, el cerebro entra en un estado de baja activación en el que las ondas del líquido cefalorraquídeo se propagan por sus estructuras internas, mientras el cuerpo se desacelera de forma sincronizada.
El estudio se suma a un creciente conjunto de investigaciones que muestran que la concentración, la fatiga y la fisiología están estrechamente conectadas, y que incluso durante la vigilia el cerebro se reequilibra periódicamente.
El trabajo pone de relieve que la atención, el sueño y los ritmos corporales están profundamente interrelacionados. Incluso los lapsos breves tras la falta de sueño revelan cómo el cerebro y el cuerpo funcionan como un único sistema para mantener el equilibrio entre la vigilia y el descanso.
Referencia
Yang, Z., Williams, S.D., Beldzik, E. et al. Attentional failures after sleep deprivation are locked to joint neurovascular, pupil and cerebrospinal fluid flow dynamics. Nat Neurosci (2025). https://doi.org/10.1038/s41593-025-02098-8
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