Procrastinar ¿Qué sucede en tu cerebro para que siempre dejes para mañana lo que puedes hacer hoy?
¿Eres de los que dejan siempre las cosas para última hora? ¿Has tenido dos semanas para comenzar ese proyecto pero no ha sido hasta el día de antes cuando te has puesto con él? ¿En el trabajo pospones las tareas difíciles o que menos te gusta hacer?, ¿Te pones a buscar los regalos de cumpleaños la tarde antes, o incluso, en el mismo día? ¿Cada año, tus propósitos de año nuevo caen en saco roto? Entonces, eres procrastinador. ¿Por qué nos saboteamos a nosotros mismos? En este artículo te explicamos qué es procrastinar y te damos 11 consejos para dejar de hacerlo. Y es que, como dice el refrán: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Parece que la tendencia general de la población es dejar las cosas para el último momento. Todos procrastinamos alguna vez, pero hay unas personas que lo hacen más que otras. Da igual que nos den un mes o una semana para hacer las cosas, que la mayoría de la gente lo hará el día de antes. Esto no supone un problema para muchas personas. De hecho, hay algunas que trabajan mejor bajo esa presión adicional. Sin embargo, a otras les genera frustración y estrés, además de la realización de un trabajo mediocre debido al poco tiempo que han podido dedicarle.
Esto sucede cuando tenemos fecha de entrega, pero también sucede cuando no la tenemos. Cuando no hay una fecha límite para hacer algo, lo más probable es que no lo hagamos. ¿Qué ocurre con nuestras pretensiones de empezar a hacer ejercicio, dejar de fumar o ponernos a dieta?
¿Qué es procrastinar?
«Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy». Es la tendencia a posponer o evitar una acción o tarea que debe hacerse. En su lugar, nos centramos en otras tareas de menos importancia y más agradables.
Por ejemplo, debería ponerme a estudiar para los exámenes finales pero en su lugar me pongo a mirar Facebook. Solo 5 minutillos. Y cuando me quiero dar cuenta, han pasado 3 horas. O incluso más ridículo aún. Prefiero fregar todos los platos de la casa, y los de la casa de al lado, que ponerme a estudiar.
¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué unas personas procrastinan más que otras? ¿Por qué nos saboteamos a nosotros mismos?
Descubre el interior de la mente de un procrastinador en el siguiente vídeo. ¿Qué les pasa por la mente a los procrastinadores? ¿Es su cerebro diferente al de los demás? ¡Activa los subtítulos!
¿Por qué procrastinamos? ¿Qué sucede en nuestro cerebro?
Dificultad para aplazar las recompensas
Las tareas que solemos posponer son tareas aburridas o las cuales nos aportarán satisfacción o recompensas a muy largo plazo. Las personas, como el resto de animales, tendemos a realizar mejor tareas que conllevan una recompensa a corto plazo. Y es que desde un punto de vista evolutivo, la impulsividad y la búsqueda de una gratificación instantánea ha beneficiado a nuestros ancestros. Lo mejor era comerte el suculento buey hoy, ya que el de mañana era incierto.
Hoy esto no parece funcionar de la misma manera. El futuro ya no es tan incierto. Tenemos bastante seguridad en nuestras vidas y poco a poco hemos sido capaces de dominar nuestro autocontrol. Nuestro cerebro ha evolucionado para poder aplazar las recompensas. Sin embargo, sigue siendo mucho más tentador obtener un beneficio inmediato que esperar por él. Y es que, el poder aplazar un premio no es una tarea nada fácil. Los niños tardan un tiempo en poder vencer la impulsividad, controlarse y aprender que, a veces, es mucho mejor aplazar la recompensa y centrarse en el beneficio a largo plazo. Aún así, hay algunos que nunca lo consiguen.
La impulsividad está muy ligada a la procrastinación. Es un rasgo de personalidad que consiste en la tendencia sistemática a buscar la satisfacción a corto plazo, sin pensar mucho en las consecuencias. Si somos impulsivos y nos dejamos distraer por esas acciones que nos llevan una gratificación inmediata, seremos más propensos a procrastinar.
La impulsividad y la procrastinación son rasgos bastante heredables, según este estudio. Además, según los investigadores, ambos rasgos se solapan, siendo la procrastinación una manifestación moderna de la impulsividad que manifestaron nuestro ancestros.
La prueba del Malvavisco
En el siguiente vídeo podeis ver «La prueba del Malvavisco», un estudio que se hizo acerca del aplazamiento de la recompensa. A niños de 4 años se les daba un malvavisco, o nube de golosina, y se les decía que se la podía comer, pero si esperaban 15 minutos se les daría otra. ¿Qué crees que hicieron los niños?
https://www.youtube.com/watch?v=y83qQ3jMRqo
15 años después, se les hizo un seguimiento a estos niños y vieron que la mayoría de los que consiguieron resistir a la tentación eran más exitosos, habían entrado a la univesidad y tenían buenas notas. La mayor parte de los que se comieron la nube, no tuvieron tanta suerte.
Las características de la tarea
Según un estudio de la Universidad de Konstanz, Alemania, será más probable que procrastinemos si vemos la tarea de forma abstracta. Por el contrario, si nos centramos en concretar los cómo, cuando y dónde de la tarea, será menos probable que la pospongamos.
También influye en que procrastinemos o no la dificultad percibida de la tarea. Cuanto más difícil veamos la tarea, o menos capaces nos veamos de llevarla a cabo, será más fácil que la aplacemos. La motivación y el compromiso con la tarea también determinarán nuestra procrastinación.
La ansiedad y el estrés
¿La ansiedad y el estrés influyen en la procrastinación? A veces tenemos tantas cosas que hacer que no sabemos por dónde empezar. La ansiedad a veces nos paraliza tanto que no logramos llevar a cabo ninguna acción.
La procrastinación alivia nuestra tensión
La conducta procrastinadora tiene una función. El saber que tenemos que hacer algo, un proyecto, un trabajo o cualquier otra cosa, nos genera algo de ansiedad (mucha o poca, dependiendo de la persona y las características de la tarea). Posponer esa tarea y hacer otra cosa más placentera aliviará nuestra tensión. De esta manera, también se reforzará la conducta de procrastinación, creando una huella de aprendizaje y haciéndola más probable en un futuro.
Cuando vuelves a recordar la tarea que tenías que hacer, te generará de nuevo ansiedad y el ciclo volverá a empezar. Por ello es tan difícil deshacerse de este tipo de conductas.
Nunca es el momento adecuado
A veces procrastinamos, simplemente, porque no vemos el momento adecuado para hacer la tarea. Por ejemplo, puede que no encontremos el momento para decirle a nuestra pareja lo que sentimos, o para visitar a nuestros familiares, o para disculparnos con alguien. Comunicar algo incómodo o desagradable a alguien que nos importa siempre resulta difícil, tenemos miedo de cómo reaccionará.
¿Cómo dejar de procrastinar?
1. Haz listas de las cosas que tienes que hacer
Pero incluye en ellas sólo las que tiendes a posponer. No incluyas las cosas que harás igualmente. Tampoco pongas demasiadas tareas. Se realista. Si pones más tareas de las que vas a poder llevar a cabo, cuando veas que no has podido hacerlas todas te vas a desmotivar. Más vale poner pocas tareas y hacerlas todas, que abrumarte por todo lo que tienes que hacer y no hacer nada finalmente.
2. Divide la tarea en partes
Si la tarea es compleja, divídela en tareas más sencillas. Esto te ayudará a concretarla y a verla más alcanzable. Planea cómo la harás, cuándo y dónde. Además, ir consiguiendo estos pequeños objetivos fáciles de realizar te motivará a continuar.
3. Prioriza las tareas
No todas tareas son igual de importantes. Prioriza para asegurarte de que haces lo importante primero.
4. Haz una cosa a la vez
La multitarea no es eficaz si queremos lograr un buen resultado. Céntrate en una sola cosa a la vez y tu atención no se distraerá. Además, así lograrás controlar tu ansiedad.
5. Evita las distracciones
Si eres de los que procrastinan porque se distraen fácilmente, lo mejor es que evites esas distracciones. Quítale el sonido al móvil, elimina las notificaciones de móvil o del ordenador. Si tienes las redes sociales en los marcadores del explorador de internet, mételos en carpetas para hacerlos más inaccesibles.
6. Primero la tarea y luego el ocio
Esto es algo que muchas madres nos han dicho siempre y tienen toda la razón. Evita eso de «miro Facebook cinco minutos y luego me pongo». Ponte primero con la tarea y cuando la acabes, recompénsate con un rato de resarcimiento y diversión.
7. Visualiza la meta
Tener en mente lo que conseguirás haciendo la tarea te motivará para llevarla a cabo. También puedes reflexionar acerca de las consecuencias de seguir posponiendo la tarea, por ejemplo, no acabarlo a tiempo, obtener un resultado pobre o mediocre, decepcionar a alguien…
8. Pide ayuda
Si crees que la tarea es demasiado difícil no dudes en pedir ayuda.
9. Controla tu ansiedad
Si la tarea o tareas que tienes que realizar te generar ansiedad y te paralizan, relájate. Descubre como controlar la ansiedad con la relajación progresiva. También puedes probar la meditación Mindfulness, además de controlar tu ansiedad también te ayudará a mejorar tu atención y concentración.
10. Haz públicas tus intenciones
Si compartes con los demás la tarea que tienes que realizar, te sentirás más comprometido con ella. La vergüenza ante el fracaso ante los demás puede ser un gran motivador.
11. Nunca es un buen momento
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Si procrastinas porque no encuentras el momento adecuado, ten en mente que si no encuentras el momento adecuado, posiblemente no lo haya. Si esperas que éste llegue, nunca lo harás.
Además, las consecuencias de postergar cosas como decirle a nuestra pareja cómo nos sentimos o disculparnos con alguien, son muy negativas. Cuanto más tiempo esperes más se agravará el problema y menos posibilidades tendrás de solucionarlo. Así que, ten en mente que cualquier momento es bueno para este tipo de cosas.