
¿Los colores nos hacen sentir? Una revisión de 128 años confirma vínculos emocionales globales
Una nueva revisión sistemática de estudios psicológicos realizados a lo largo de más de un siglo ha confirmado que las asociaciones entre colores y emociones son reales y consistentes en diferentes culturas. Investigadores de la Universidad de Lausana analizaron 132 artículos revisados por pares, publicados entre 1895 y 2022, que incluyeron a más de 42.000 participantes de 64 países. Sus hallazgos indican que los seres humanos asocian ciertos colores con estados emocionales específicos de forma sistemática. Los colores claros, como el amarillo y el blanco, suelen vincularse con la alegría y la calma, mientras que los tonos oscuros, como el negro y el gris, tienden a evocar tristeza o miedo. Estas conclusiones podrían orientar futuras aplicaciones en marketing, diseño, atención sanitaria y experiencia digital del usuario.

Color y emoción: lo que revelan 128 años de investigación
Esta revisión sistemática fue realizada por Domicele Jonauskaite y Christine Mohr, del Instituto de Psicología de la Universidad de Lausana (Suiza). El estudio fue publicado en Psychonomic Bulletin & Review en 2025.
Siguiendo las directrices PRISMA 2020 (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses), las investigadoras recopilaron y analizaron 132 artículos empíricos revisados por pares en inglés que exploraban la relación entre colores y emociones. Estos estudios incluyeron a 42.266 participantes adultos de 64 países, y utilizaron principalmente estímulos visuales (muestras de color, paredes, ropa, etc.) o etiquetas verbales (nombres de colores) para investigar las asociaciones.
El equipo excluyó estudios centrados en niños, poblaciones clínicas o mecanismos biológicos de la visión del color. Solo se consideraron asociaciones emocionales generales y fuera de contexto.
Los artículos fueron analizados según:
- Tamaño muestral y características demográficas
- Método de presentación del color (visual o verbal)
- Forma de evaluación emocional (dimensiones o términos discretos)
- Comparaciones transculturales
- Naturaleza e intensidad de las correspondencias entre color y emoción
¿Qué tiene de innovadora esta revisión?
Se trata de la primera revisión sistemática completa y actualizada que reúne hallazgos de más de un siglo de investigación psicológica. A diferencia de revisiones anteriores fragmentadas o centradas en un solo país, este análisis:
- Abarca una muestra global a lo largo de múltiples décadas.
- Aplica criterios modernos de metaanálisis (PRISMA 2020).
- Clasifica los estudios según su metodología para evaluar la coherencia de los resultados.
- Revela una relación de muchos a muchos entre colores y emociones.
- No solo identifica asociaciones, sino que también analiza las dimensiones emocionales implicadas: valencia (positiva/negativa), activación (alta/baja) y poder (empoderadora/desempoderadora).
Principales hallazgos: cómo los colores se asocian de forma consistente con las emociones
1. Colores claros vs. oscuros: polaridad emocional
Los colores claros y brillantes, como el blanco, el amarillo y el rosa, están sistemáticamente vinculados a emociones positivas como la felicidad, la esperanza, la calma y el amor. En cambio, los tonos oscuros, como el negro, el gris y el marrón, suelen evocar emociones negativas como la tristeza, el miedo o incluso la hostilidad.
Ejemplo: El amarillo se asoció con la alegría y el entusiasmo en más del 90 % de los estudios que lo analizaron, mientras que el negro se vinculó con la ira, el miedo y el duelo.
2. Rojo: el gigante emocional
El rojo destacó como un color de alta intensidad emocional, con vínculos marcados tanto con emociones positivas como negativas de alta activación. Se asoció con frecuencia a la pasión, el amor, el poder y la excitación, pero también con la ira, el peligro y la hostilidad.
Ejemplo: En el 73 % de los estudios, el rojo se relacionó con la ira; en otros, evocó también entusiasmo y romanticismo.
3. Los colores cálidos activan: amarillo, naranja y rojo
Los colores cálidos, como el amarillo y el naranja, desencadenaron de forma constante emociones positivas de alta activación, como la alegría, el entusiasmo y la diversión. En distintas culturas, estos colores fueron descritos como estimulantes y animados.
Ejemplo: El naranja se asoció frecuentemente con la diversión, la emoción y el entretenimiento, especialmente entre poblaciones jóvenes y en muestras de países occidentales.
4. Los colores fríos calman: verde, azul y turquesa
Los tonos fríos se asociaron con mayor frecuencia a emociones positivas de baja activación. Colores como el verde, el azul y el turquesa evocaron sensaciones de relajación, tranquilidad, satisfacción y seguridad. No obstante, el azul también mostró una asociación ocasional con la tristeza, lo que lo convierte en un color ligeramente ambivalente.
Ejemplo: El azul fue descrito como calmante en el 47,5 % de los estudios, pero también se vinculó con la tristeza en más de la mitad de los casos.
5. Morado y rosa: asociaciones positivas singulares
El rosa destacó como un color claramente positivo, frecuentemente vinculado al amor, el afecto, la alegría y la sensación de consuelo. El morado presentó un perfil emocional más complejo: se asoció con empoderamiento, orgullo, creatividad y, en algunos casos, también con tristeza o miedo.
Ejemplo: El rosa se relacionó con el amor en casi el 70 % de los estudios que lo analizaron, mientras que el morado fue descrito como un color digno y con fuerte carga emocional.
6. Gris y marrón: estados negativos de baja activación
Estos dos colores mostraron asociaciones consistentes con estados emocionales desagradables y de baja energía. El gris se vinculó con el aburrimiento, la fatiga, la depresión y la apatía emocional. El marrón evocó sensaciones de disgusto y pesimismo.
Ejemplo: El gris se asoció con la tristeza o la apatía en más del 60 % de los estudios que lo incluyeron.
7. Blanco: limpieza, esperanza y calma
Aunque a menudo pasa desapercibido, el blanco apareció de forma constante en los estudios como un símbolo de calma, seguridad y esperanza. También se asoció con la claridad mental y con estados positivos de baja activación.
Ejemplo: El blanco fue uno de los colores más consistentemente positivos en las comparaciones transculturales, especialmente en Europa y Asia.

Cómo pueden influir los colores en la atención, la memoria y la autorregulación emocional
Aunque la revisión se centró en las asociaciones emocionales del color, sus implicaciones se extienden también a entornos cognitivos, como espacios de aprendizaje, lugares de trabajo y contextos terapéuticos. El impacto psicológico del color puede ir más allá del estado de ánimo e influir en procesos como la atención, la memoria, la resolución de problemas y la toma de decisiones.
Estudios recientes sugieren que ciertos colores pueden ayudar a mejorar aspectos del rendimiento cognitivo y la autorregulación emocional:
- El rojo puede favorecer el estado de alerta y la concentración durante tareas que requieren atención a los detalles.
- El azul y el verde se asocian a menudo con una mayor creatividad y una concentración tranquila, lo que los hace adecuados para entornos educativos o laborales.
- El amarillo podría contribuir a mejorar el estado de ánimo y la motivación, favoreciendo el esfuerzo sostenido en contextos de aprendizaje.
- El blanco y los tonos pastel claros pueden ayudar a regular la activación emocional en entornos con alta estimulación sensorial.
Estas observaciones coinciden con hallazgos emergentes en áreas como la cromoterapia, el diseño conductual y la psicología ambiental, lo que sugiere que el color puede ser una herramienta sutil pero valiosa para moldear tanto la experiencia cognitiva como la emocional.
Por qué es importante esta investigación: impacto real en el diseño, la salud y la comunicación
Las conclusiones de esta revisión de 128 años van más allá del ámbito académico: tienen un valor tangible para sectores que influyen directamente en nuestros entornos cotidianos. Desde hospitales y centros educativos hasta campañas de marca y aplicaciones móviles, comprender cómo los colores afectan a las emociones puede dar lugar a un diseño más inteligente y centrado en las personas.
Salud y bienestar mental
El uso del color en entornos terapéuticos es cada vez más frecuente como recurso para reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y fomentar la calma. Los hallazgos de esta revisión también pueden orientar aplicaciones en el ámbito de la neurociencia, especialmente en el desarrollo de herramientas para la autorregulación emocional, intervenciones basadas en mindfulness, programas de entrenamiento cognitivo y juegos mentales. Las plataformas digitales centradas en la atención, la memoria o la reducción del estrés podrían beneficiarse de incorporar esquemas de color que refuercen estados emocionales o cognitivos concretos.
Por ejemplo, los tonos verdes y azules suaves se utilizan habitualmente en hospitales para promover la relajación, mientras que los colores cálidos como el amarillo o el naranja pueden favorecer la motivación y la recuperación de los pacientes en clínicas de salud mental.
Educación y entornos cognitivos
Docentes y diseñadores de espacios escolares pueden aprovechar el uso del color para fomentar la implicación del alumnado y facilitar la autorregulación emocional. Aulas pintadas en tonos como el azul claro o el amarillo pueden favorecer la concentración y una actitud positiva, lo que potencialmente mejora los resultados del aprendizaje.
Espacios de trabajo y productividad
Los entornos laborales que incorporan principios de la psicología del color pueden mejorar el bienestar y la eficiencia del personal. Los tonos azules pueden favorecer una concentración serena, mientras que el uso estratégico del rojo puede agudizar el estado de alerta en tareas que requieren alta atención.
Marketing y experiencia de usuario
Las marcas utilizan el color como herramienta para influir en las emociones y decisiones de los consumidores. Esta revisión refuerza el argumento de usar el rojo para transmitir urgencia, el azul para generar confianza y el verde para comunicar equilibrio o sostenibilidad.
Diseño de productos a nivel global
Dado que muchas asociaciones entre colores y emociones se repiten en distintos países, los diseñadores de productos dirigidos a audiencias internacionales pueden apoyarse en estos vínculos compartidos para comunicar de forma más eficaz, sin dejar de tener en cuenta las variaciones culturales locales.
En resumen, este estudio confirma que el color no es solo una elección estética: es una herramienta psicológica con implicaciones profundas en la manera en que vivimos, aprendemos, sanamos y nos relacionamos.
La revisión sistemática realizada por Jonauskaite y Mohr confirma que los seres humanos asocian los colores con las emociones de manera constante, y que estas asociaciones están profundamente arraigadas a lo largo del tiempo y entre culturas. Aunque se necesita más investigación para comprender los efectos causales del color en la experiencia emocional vivida, este trabajo constituye una base sólida que respalda la idea de que los colores son herramientas potentes para la comunicación emocional. Para profesionales del diseño, la psicología o la educación, el mensaje es claro: al elegir un color, también estás moldeando cómo se sienten las personas.
Fuente: Jonauskaite, D., & Mohr, C. (2025). Do we feel colours? A systematic review of 128 years of psychological research linking colours and emotions. Psychonomic Bulletin & Review. https://doi.org/10.3758/s13423-024-02615-z