
Un nuevo estudio explica cómo reevaluamos amenazas y superamos el miedo
Un nuevo estudio revela cómo la mente humana actualiza sus respuestas emocionales, lo que nos permite dejar de temer aquello que ya no representa una amenaza real. Los científicos han identificado un mecanismo específico de aprendizaje que ayuda al organismo a reconocer cuándo el peligro ha desaparecido — un hallazgo que podría transformar los tratamientos para la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Cada día, nuestra mente toma decisiones rápidas sobre lo que es bueno o malo, seguro o peligroso. Estos juicios instintivos nos ayudan a sobrevivir, evitar daños y buscar recompensas. Sin embargo, en algunos casos — especialmente en trastornos como la ansiedad o el TEPT — el cerebro tiene dificultades para soltar el miedo, incluso cuando la amenaza ya no está presente.
Como informa Neuroscience News, un nuevo estudio publicado en Nature Communications (https://doi.org/10.1038/s41467-024-55269-9) ofrece información sobre por qué ocurre esto. Los investigadores identificaron un tipo específico de célula cerebral — las neuronas espinosas medianas D2 en el núcleo accumbens — que ayuda al cerebro a actualizar los recuerdos emocionales y reclasificar los estímulos previamente amenazantes como inofensivos. Este descubrimiento puede abrir la puerta a terapias más específicas para los trastornos de salud mental que implican miedo persistente y rigidez emocional.
Las decisiones emocionales comienzan en el núcleo accumbens
El estudio se centra en el núcleo accumbens (NAc), una región cerebral profundamente implicada en la motivación y las emociones. Situado en la parte basal del encéfalo, el NAc desempeña un papel clave en la evaluación de estímulos: si algo merece la pena ser perseguido o evitado. Estas decisiones son fundamentales para el aprendizaje, la conducta y nuestras respuestas emocionales ante el entorno.
En el núcleo accumbens existen dos tipos principales de neuronas: las neuronas espinosas medianas D1 y D2. Aunque ambas participan en el procesamiento emocional, sus funciones específicas en el aprendizaje de recompensas o amenazas seguían siendo poco claras. Este estudio se propuso cambiar eso.
Sobre el estudio: cómo aprende el cerebro a soltar el miedo
Quién lo llevó a cabo y cómo
La investigación fue liderada por Ana João Rodrigues y Carina Soares-Cunha, del Instituto de Investigación en Ciencias de la Vida y la Salud (ICVS) de la Universidad de Minho, en Portugal. El trabajo se realizó en colaboración con Rui Costa y Gabriela Martins, de la Universidad de Columbia y el Allen Institute, en Estados Unidos.
Para observar cómo reacciona el cerebro durante el aprendizaje emocional, el equipo utilizó una técnica avanzada conocida como imagen de calcio microendoscópica. Esta tecnología permitió registrar en tiempo real la actividad de cientos de neuronas en ratones vivos.
Qué aprendieron los ratones
Durante la tarea de condicionamiento, los ratones fueron expuestos a estímulos tanto apetitivos (recompensantes) como aversivos (desagradables). Al igual que en los experimentos de Pávlov, los animales aprendieron a asociar ciertas señales — como sonidos o luces — con un resultado positivo (por ejemplo, agua con azúcar) o uno negativo (como una leve ráfaga de aire).
Posteriormente, los investigadores modificaron las condiciones: un estímulo que antes indicaba algo negativo dejó de ir seguido de una consecuencia desagradable. Esto permitió observar cómo el cerebro se reorganiza cuando las asociaciones aprendidas dejan de tener sentido.
Monitorización y manipulación de neuronas
A medida que los ratones aprendían y desaprendían asociaciones, se registró la actividad de las neuronas D1 y D2. Además, el equipo utilizó optogenética, una técnica que permite activar o desactivar neuronas específicas mediante luz, con el fin de comprobar el papel de las neuronas D2 en la adaptación del cerebro a nuevas circunstancias.
Qué hace innovador a este estudio
Esta investigación marca un antes y un después en varios aspectos. En primer lugar, es uno de los pocos estudios que analiza simultáneamente las neuronas D1 y D2 en el contexto tanto del aprendizaje positivo como del negativo. Hasta ahora, la mayoría de trabajos se habían centrado únicamente en las recompensas o estudiaban cada tipo de neurona por separado.
En segundo lugar, el estudio ofrece la primera evidencia sólida de que las neuronas D2 desempeñan un papel clave en el llamado “aprendizaje de extinción”, es decir, el proceso mediante el cual se desaprende un miedo o se reclasifica un estímulo como seguro.
Pero lo más importante es que los investigadores lograron manipular directamente las neuronas D2 mediante optogenética. Cuando estas neuronas eran activadas o inhibidas artificialmente, los ratones mostraban una mayor o menor capacidad para desprenderse de asociaciones negativas. Esto sugiere que las neuronas D2 no solo participan en este tipo de aprendizaje emocional, sino que son esenciales para llevarlo a cabo.
Principales conclusiones del estudio
1. Las neuronas D1 y D2 responden tanto a estímulos positivos como negativos: El estudio demostró que ambos tipos de neuronas se activan durante experiencias gratificantes y también ante situaciones amenazantes.
Ejemplo: Tanto si una persona recibe un elogio como si escucha un ruido fuerte, las neuronas D1 y D2 reaccionan, ayudando a procesar el valor emocional del estímulo.
2. Las neuronas D2 son clave para desaprender el miedo: Cuando un estímulo que antes indicaba una amenaza deja de hacerlo, las neuronas D2 desempeñan un papel fundamental ayudando al cerebro a dejar de reaccionar con miedo.
Ejemplo: Un veterano de guerra que escucha fuegos artificiales puede asociar ese sonido con el peligro. Con el tiempo, las neuronas D2 ayudan a “enseñar” al cerebro que ese estímulo ya no representa una amenaza.
3. Ambos tipos de neuronas se activan a la vez, pero desempeñan funciones distintas: Las neuronas D1 y D2 trabajan de forma conjunta, aunque cumplen tareas diferentes. Las neuronas D1 contribuyen a formar la asociación emocional inicial, mientras que las D2 ayudan a reorganizar esa conexión cuando las circunstancias cambian.
Ejemplo: Tras recibir una mala noticia por teléfono, una persona puede empezar a asociar el sonido del timbre con ansiedad. Con el tiempo, las neuronas D2 ayudan al cerebro a deshacer ese miedo si no vuelven a producirse experiencias negativas.
4. Las neuronas D2 son más sensibles al cambio: Cuando cambian los contextos emocionales, las neuronas D2 muestran variaciones de actividad más marcadas que las neuronas D1.
Ejemplo: Cuando una persona se traslada a un entorno más seguro, las neuronas D2 pueden activarse con mayor intensidad para facilitar su adaptación emocional a la nueva realidad.
5. La manipulación directa de las neuronas D2 modifica el resultado del aprendizaje: El estudio demostró que activar o inhibir las neuronas D2 puede acelerar o ralentizar el proceso de desaprender el miedo.
Ejemplo: Esto podría tener importantes implicaciones terapéuticas, ya que los tratamientos futuros podrían centrarse en estimular las neuronas D2 para ayudar a los pacientes a superar traumas de forma más eficaz.
Cómo el aprendizaje del miedo afecta a la flexibilidad cognitiva y a la adaptación emocional
Esta investigación subraya la flexibilidad cognitiva del cerebro: su capacidad para adaptarse a nueva información y reinterpretar las respuestas emocionales. Actualizar lo que tememos o valoramos no es solo un reflejo biológico, sino una función mental esencial que nos permite tomar mejores decisiones, desarrollarnos emocionalmente y responder de forma flexible a los cambios del entorno.
En la vida cotidiana, esta flexibilidad nos permite avanzar tras experiencias negativas. Por ejemplo, una persona que antes temía hablar en público puede aprender a sentirse segura si encadena resultados positivos. Sin esta capacidad de reclasificar estímulos emocionales, muchas personas quedan atrapadas en patrones de miedo o evitación.
En trastornos como la ansiedad, el TEPT o ciertas fobias, esta flexibilidad suele verse afectada. El estudio refleja que, cuando las rutas neuronales asociadas a las neuronas D2 están debilitadas o no funcionan correctamente, el cerebro puede no reconocer que una situación previamente amenazante ya no lo es. Este hallazgo podría impulsar intervenciones de salud mental más precisas, centradas directamente en mejorar la adaptabilidad emocional.
Por qué estos hallazgos podrían transformar el tratamiento de la salud mental y el conocimiento científico
El descubrimiento de cómo se actualizan las asociaciones emocionales en el cerebro tiene implicaciones de gran alcance. Profundiza en la comprensión científica de cómo aprendemos, nos adaptamos y superamos experiencias negativas, y abre nuevas perspectivas para mejorar la atención en salud mental.
En el ámbito de la investigación médica, este estudio subraya el papel de circuitos específicos de aprendizaje en la memoria emocional. Comprender cómo funcionan estos sistemas permite diseñar terapias más precisas para trastornos relacionados con la ansiedad, como el TEPT, las fobias o el trastorno de ansiedad generalizada.
Desde una perspectiva terapéutica, estos hallazgos podrían dar lugar a tratamientos que vayan más allá del simple alivio de los síntomas. Al centrarse en cómo el cerebro es capaz de soltar el miedo, los enfoques futuros podrían favorecer una recuperación más duradera y una mayor resiliencia emocional.
Además, la investigación ayuda a explicar por qué algunas personas tienen dificultades para adaptarse emocionalmente, incluso cuando su entorno ya no representa una amenaza. Conocer los sistemas cerebrales que permiten actualizar las respuestas emocionales proporciona a científicos y profesionales una hoja de ruta más clara para apoyar procesos de recuperación y flexibilidad mental.
Lo que este descubrimiento significa para el futuro de la recuperación emocional
El estudio liderado por investigadores de Portugal y Estados Unidos arroja luz sobre una función fundamental de la mente humana: la capacidad de reaprender el significado emocional de las experiencias. Demuestra que los recuerdos emocionales no son inamovibles, sino que pueden transformarse a medida que cambian nuestras vivencias.
Al identificar el papel de las neuronas D2 en este proceso, la ciencia dispone ahora de una comprensión más clara sobre cómo logramos dejar atrás el miedo y adaptarnos a entornos seguros. Este hallazgo no solo explica por qué a veces el miedo persiste, sino que también apunta a nuevas formas de ayudar a las personas a liberarse de él.
La investigación abre la puerta al desarrollo de tratamientos que fomenten una verdadera adaptabilidad emocional —no solo controlando las reacciones, sino actualizando las “reglas” emocionales que guían nuestra conducta. A medida que avance el conocimiento científico, el objetivo es que estos hallazgos se traduzcan en herramientas prácticas que permitan a más personas recuperarse con mayor rapidez, sentirse más seguras y vivir con mayor libertad emocional.