Memoria sensorial: el motor de tus capacidades ocultas

¿Tienes el poder de ver con los ojos cerrados? ¿Puedes oír, en silencio, la voz de alguien a quien echas de menos? ¿Has viajado alguna vez al pasado envuelto por un aroma? Estos son algunos de los poderes de tu memoria sensorial, que utiliza tus cinco sentidos para captar, retener y recuperar tu mundo. Descubre en este artículo, qué es la memoria sensorial, los diferentes tipos que existen (ecoica, icónica, táctil, olfativa, gustativa) y cómo mejorarla. 

«Hay olores que huelen toda la vida por haberlos percibido por primera vez una tarde de tormenta.» – Marcel Proust –

Qué es la memoria sensorial

Qué es la memoria sensorial

Tenemos la capacidad ilimitada de percibir, registrar y  almacenar información sobre nuestro entorno; la memoria sensorial es la responsable de este proceso. Los sentidos dirigen la percepción, captando información sobre objetos y acontecimientos que suceden en nuestro contexto. El sistema de memoria sensorial prolonga unos instantes la información percibida, para que pueda ser captada por otros sistemas de memoria. De este modo, las distintas sensaciones comienzan a archivarse en nuestro almacén de recuerdos.

La información sensorial retenida no solo nos permite reconocer nuestro ambiente (oler un perfume y saber quién se acerca, reconocer quien nos llama al oír su voz…) también nos posibilita dar un sentido propio a futuros acontecimientos. Si presenciamos una escena violenta de un desconocido, y volvemos a cruzárnoslo en pocos días; podemos, al reconocer su rostro, sentir temor y rechazo. Sin embargo, su rostro no despierta ninguna sensación en el resto de personas que caminan a su alrededor y no presenciaron dicha situación. Almacenamos información sensorial vinculándola al grado de atracción o las distintas sensaciones que despertaron en el momento de su captación. Un estímulo catalogado como desagradable por un individuo, puede ser considerado gratificante y placentero por otra persona que se encuentre en su misma situación.

La memoria sensorial interviene también en el buen funcionamiento de otros sistemas de memoria. Advierte de forma rápida y eficaz estímulos que deben ser atendidos y resueltos por nuestra memoria a corto plazo; y conserva particularidades de los recuerdos de origen sensorial en nuestras memoria a largo plazo; para que podamos reconocerlos, valorarlos; y por tanto, responder ante ellos.

Tipos de memoria sensorial

Nuestros cinco sentidos conforman cinco tipos de memoria sensorial. Cada uno concede el poder de reconocer y rememorar impresiones percibidas,  junto a la valencia que les fue otorgada durante sus registro.

1. Memoria sensorial ecoica o auditiva

La principal función de la memoria sensorial de tipo ecoica o auditiva, es captar sonidos y experiencias auditivas para prolongar su presencia y puedan así ser captados por otros sistemas de respuesta. Este tipo de memoria, puede llegar a prolongar la presencia de un sonido hasta 10 segundos después de que este ya haya acabado.

En ocasiones solicitamos que nos repitan una pregunta, y cuando lo están haciendo notamos que realmente si sabíamos lo que nos habían preguntado. No hemos sido conscientes de escuchar, pero nuestros oídos si ha hecho su trabajo; nuestra memoria auditiva nos envía unos segundos más tarde esta información.

2. Memoria sensorial icónica o visual

La memoria sensorial de tipo icónica, interviene en el registro de experiencias sensoriales visuales. Nuestros ojos funcionan como una cámara fotográfica que realiza continuamente instantáneas. Este sistema prolonga unos instantes la duración de cada representación captada, para que pueda ser enlazada con otras imágenes. La capacidad de duración de la memoria icónica es más breve que la de la memoria ecoica, pudiendo prolongar la presencia de cada imagen hasta un máximo de 250 milisegundos aproximadamente. Esta brevedad evita que el sistema se sobrecargue. A veces, almacenamos en sistemas de memoria superiores, esta información sensorial, de forma inconsciente y no intencionada.

Imaginemos que viajamos en el metro durante un trayecto de 40 minutos. Durante dicho trayecto se encuentra sentado en el asiento de enfrente un pasajero desconocido al que, supuestamente, no prestamos atención. Al día siguiente encontramos al mismo individuo en el supermercado y lo reconocemos. Las instantáneas tomadas en el metro habían sido procesadas y enviada a otros sistemas de recuerdo.

3. Memoria sensorial táctil

La memoria sensorial de tipo táctil, permite el registro de información sobre características de los objetos que tocamos y las sensaciones que nos despiertan. Bliss, Crane, Mansfield y Townsendv (1966) encontraron en sus estudios diferencias en la capacidad de este tipo de memoria entre ciegos congénitos, ciegos tardíos e individuos con visión normal. Estas diferencias reflejan la gran capacidad de mejora con la práctica del sistema de memoria táctil.

Supongamos que necesitamos coger algo de ropa de nuestro armario, pero se han fundido las luces de nuestro dormitorio y nos encontramos totalmente a oscuras. Probablemente comprobemos que reconocemos muchas de nuestras prendas si las tocamos. Aunque nunca antes nos hayamos parado a procesar este dato de forma intencionada, nuestro sentido del tacto ha realizado su trabajo y hemos procesado dicha información.

4. Memoria sensorial olfativa

La memoria sensorial de tipo olfativo, registra información sobre los olores que desprenden distintos estímulos. Nuestro olfato tiene la capacidad de distinguir una amplia diversidad de aromas; detecta mayor variación de estímulos que ningún otro sentido.  Además es capaz de enlazarlos con distintas situaciones y retener ese enlace de forma muy prolongada en el tiempo.

Imaginemos que organizamos una cena en casa con varios amigos. Al día siguiente encontramos una chaqueta en la entrada que alguien ha olvidado. No sabes de quién es ya que su dueño se la quitó antes de entrar al salón y no la habías visto antes. Olerla es uno de los primeros recursos que podemos utilizar. Fácilmente podría suceder, que aunque en la fiesta no prestásemos especial atención al aroma de ninguno de los invitados, el olor de la chaqueta esté asociado en nuestra memoria a alguno de ellos.

5. Memoria sensorial gustativa

La memoria sensorial de tipo gustativa participa en la captación de sabores, y su posterior clasificación y retención en nuestra memoria. Las sensaciones que experimentamos las primeras veces que recibimos un estímulo gustativo, tienen a marcar de forma bastante permanente la valencia que les otorguemos. Además, la memoria sensorial gustativa, tiende al igual que la olfativa a crear fuertes vínculos entre emociones, sentimientos afectivos y recepción de estímulos; y mantenerlos en el tiempo de forma duradera.  Con frecuencia, probar un alimento nos transporta a otro momento temporal u otra situación concreta. Al igual que la memoria sensorial táctil, también se desarrolla bastante con la práctica, lo que explica por ejemplo los dotes de los catadores para distinguir y criticar sabores.

Supongamos que pasamos una temporada en Alemania y nos habituamos a beber con frecuencia una marca de cerveza. Al volver a España dejamos de consumirla. Después de varios años la encontramos en nuestro país y la compramos. Probablemente este hecho despierte sensaciones y recuerdos de lo experimentado durante nuestra estancia en Alemania, sensaciones no necesariamente relacionadas directamente con el sabor de la cerveza.

Memoria Sensorial - Cerebro
Memoria Sensorial – Cerebro

No debemos olvidar que, aunque existen cinco tipos de memoria sensorial, estos no trabajan necesariamente de forma independiente. En muchas ocasiones, dos o más sentidos registran información sobre un mismo acontecimiento de forma paralela. Por tanto, la huella de memoria que queda registrada en nuestro almacén se activará cuando se perciban dos sensaciones al mismo tiempo. Por ejemplo, el sabor del café cada mañana puede no despertar en nosotros ningún recuerdo; pero si hacerlo el sabor del café y el tacto de una taza de cristal fino).

¿Podemos mejorar nuestra memoria sensorial? Consejos

Existen individuos con talentos sensoriales notoriamente destacados, que encuentran gran facilidad para percibir y discriminar estímulos a través de algunos de sus sentidos (músicos, catadores…). No obstante, todos podemos mejorar nuestros diferentes tipos de memoria y capacidad sensorial trabajando con ella de forma adecuada. Si desarrollamos la capacidad de nuestros sentidos, aumentará también la eficacia memorística de los mismos.

Antes de empezar a entrenar los sentidos es importante conocer nuestras aptitudes. Detectar nuestras carencias para solventarlas y reconocer nuestras virtudes para aprovecharlas. Las personas que sufren deficiencias sensoriales en unos de sus sentidos, suelen compensar sus necesidades incrementando la funcionalidad de otro de ellos.

Una vez que conocemos la capacidad de cada una de nuestras memorias sensoriales, será útil combinarlas. Imaginemos que un compañero se ha comprado un libro que nos interesa. Si le preguntamos el nombre y nos dirigimos directamente a la librería será fácil olvidarlo antes de llegar. En cambio, si además de escuchar a nuestro compañero le pedimos que nos deje el libro, lo cogemos con nuestras manos y observamos el nombre escrito en su portada; tendremos muchos más datos sensoriales; y por tanto, mayor éxito en el recuerdo.

Por último, para llevar a cabo procesos de memoria sensorial es fundamental el desarrollo de nuestra atención. Actualmente existen programas profesionales que permiten realizar una evaluación cognitiva online. CogniFit es la herramienta neurocientífica más precisa y utilizada, con la que podemos medir con detalle nuestro nivel atencional y otros procesos cognitivos. Al jugar a diferentes juegos mentales, descubres tu estado cognitivo. Gracias a la base de datos y al desarrollo de algoritmos avanzados, CogniFit entiende cuál es la situación cognitiva particular de cada individuo y ofrece un programa de ejercicio cerebral personalizado. Las tareas seleccionadas y su nivel de dificultad son dinámicamente cambiadas basándose en las necesidades específicas del usuario.

La escasa atención dificulta la percepción, y sin percepción no hay recuerdo. Es cierto, como antes comentábamos, que nuestros sentidos captan en numerosas ocasiones información de forma inconsciente, pero esto no siempre es así. Muchas personas, con déficits de atención, aseguran que tienen muy mala memoria. Este no suele ser el problema, simplemente no están dando los pasos necesarios para que su memoria logre alcanzar lo que están percibiendo del medio.  No es lo mismo ver que mirar, ni oír que escuchar. Aportando intencionalidad a nuestros procesos sensoriales mejoraremos los resultados de este tipo de memoria.

Muchas gracias por leer este artículo, si te has quedado con dudas, tienes alguna pregunta sobre la memoria sensorial, o quieres compartir tus experiencias. No dudes en dejarme abajo tus comentarios . ¡Estaré encantada de leerlos y responder a ellos! 🙂

Referencias.

Bliss, J. C., Crane, H. D., Mansfield, P. K., & Townsend, J. T. (1966). Information available in brief tactile presentations. Attention, Perception, & Psychophysics, 1(4), 273-283.