Los olores tienen un componente emocional: Descubre por qué nos gusta el olor que deja la lluvia
Olores, olores y más olores… ¿Te has parado a pensar alguna vez en la cantidad de olores que olemos a diario? Piensa a qué huele tu olor favorito o cómo huele ese olor que te desagrada tanto. ¿Sabías que los olores tienen un componente emocional?
El olor que sabe a la comida de tu madre, el olor que te recuerda a tu infancia, el olor que te traslada a aquellos momentos que nunca olvidarás, el olor de esa persona a la que tanto quieres, el olor a café y tostadas de buena mañana, el famoso olor de los hospitales,…
Hablando de olores, uno de los pequeños placeres de la mayoría de las personas es el olor que dejan las lluvias y las tormentas. Ese olor que muchos llamamos “olor a tierra mojada”. Mairena Vázquez, psicóloga te explica cómo influyen los olores en nuestro cerebro y por qué nos gusta tanto el olor de la lluvia.
¿Cómo influyen los olores en nuestro cerebro?
Ya lo dijo el gran Francisco de Quevedo cuando escribió “Érase un hombre a una nariz pegado”.
De una manera u otra, estamos rodeados de olores. Los olores de las casas que nos devuelven al pasado, el olor del trabajo que a veces te gusta y a veces te desagrada, el olor que se cruza en tu camino que te recuerda a aquella persona que tanto quisiste, etc…
Si algo tienen los olores es que nos generan emociones, nos incitan a la huida, nos hacen que tomemos decisiones, nos alertan, nos emocionan, nos reviven. A veces los olores pueden incluso ser decisivos para nuestros sentimientos y recuerdos.
En muchas ocasiones el sentido del olfato pasa desapercibido y no le damos la importancia que merece. Muchas veces solo valoramos lo que tenemos, cuando lo perdemos.
El ser humano recuerda hasta el 35% de lo que huele, frente al 5% de lo que ve. En la apreciación de los olores influye el ambiente en el que cada persona desarrolle su vida así como los aspectos emocionales que se asocien con cada olor.
El olfato (todos los olores) afecta de un modo directo a nuestro estado de ánimo, nuestras emociones y a nuestros recuerdos. Cuando olemos algo que resulta de nuestro agrado, nuestro cuerpo se encarga de liberar endorfinas.
Las endorfinas son conocidas como las “hormonas de la felicidad”. Son unas sustancias que produce nuestro cuerpo que nos producen bienestar, reducen el dolor, fortalecen el sistema inmune, generan sensación de placer, regulan el apetito y promueven la liberación de las hormonas sexuales.
Gracias a la Neuropsicología y a las neurociencias y a recientes investigaciones podemos saber cómo nos influyen los olores desde una base científica. A modo resumen:
Cuando notamos un olor determinado, este olor pasa al bulbo olfatorio, estructura que se encuentra en el interior de las fosas nasales y procesa la información.
El bulbo olfatorio manda la información al sistema límbico.
El sistema límbico es la parte del cerebro especializada en gestionar el aprendizaje, las emociones y la memoria.
Dentro del sistema límbico se encuentra la amígdala que es el centro principal de procesamiento de las emociones, se encarga de unir el olor con una emoción y el hipocampo que une el olor con un recuerdo.
No todos los olores son iguales y esto influye a la hora de relacionar las emociones con los olores. La felicidad o la ansiedad suelen ser más fáciles de asociar con olores que por ejemplo la tristeza o la rabia o enfado.
Nuestro cerebro es sabio al mismo tiempo que complejo. Los órganos de los sentidos nos lo demuestran… descubre por qué se nos pegan las canciones.
¿De dónde proviene el olor a «tierra mojada»?
Se avecina tormenta, llueve, huele a “tierra mojada”. La vida está formada por pequeños placeres, comidas, olores, sabores, momentos que nos gustan,… y uno de los pequeños placeres de la mayoría de las personas por excelencia es el olor que dejan la lluvia y las tormentas.
El olor a “tierra mojada” se denomina petricor.
De manera errónea, muchas personas asocian el olor de la lluvia al olor del ozono. Error, ya que este olor se denomina “petricor” y proviene de una sustancia conocida como “geosmina”. Entre los beneficios de esta bacteria (Streptomyces coelicolor) encontramos que de ella se obtienen fungicidas, fármacos inmunodepresores e incluso antibióticos.
El olor de la lluvia se produce de manera más intensa si se produce en zonas secas, donde no ha llovido desde hace algún tiempo ya que es en estas zonas donde más sustancias volátiles se han acumulado.
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¿Por qué nos gusta tanto el olor que deja la lluvia?
El olfato afecta en nuestras percepciones y nos influye de manera positiva (o negativa en caso de tratarse de un olor desagradable).
Cuando decimos que “olemos la lluvia” en realidad no nos referimos a que olemos el agua, sino a que olemos las fragancias de la tierra que gracias a la lluvia pasan al aire.
Según diversos estudios, se coincide en la idea de que nos gusta el olor que deja la lluvia porque lo asociamos a sensaciones positivas. Nos acerca a la naturaleza y nos aporta armonía. Quizás sea uno de nuestros olores favoritos (un pequeño placer de la vida) por la sensación de tranquilidad, paz y armonía que nos deja cuando lo olemos.
Parece ser que el olor que deja la lluvia nos transporta al pasado. Según los antropólogos, nuestros antepasados celebraban los días lluviosos porque les garantizaba su supervivencia y por eso disfrutamos tanto con ese olor.
Beneficios psicológicos de la lluvia
1. La lluvia nos mantiene felices.
Seguro que muchos ahora mismo pensáis que no, que me equivoco, que cuando llueve os ponéis melancólicos y más tristes. El refrán de “después de la tormenta, siempre viene la calma” podemos aplicarlo en todos los sentidos. Una vez pasada la tormenta, nos sentimos más animados y más relajados.
2. La lluvia es beneficiosa para nuestra salud.
Después de llover o de una tormenta, el ambiente se descongestiona y se regula la temperatura haciendo que el aire tenga una mejor calidad lo que hace que tengamos menos tensiones, menos dolores de cabeza y nos sintamos menos cansados.
Y a ti, ¿te gusta el olor que deja la lluvia? ¿Cual es tu olor favorito? ¿Cual es el olor que más te desagrada?