Un estudio relaciona la deficiente toma de decisiones de los adolescentes con el desarrollo cerebral

A menudo se critica a los adolescentes por tomar decisiones impulsivas o erráticas, pero un nuevo estudio publicado en PLOS Biology aclara las causas subyacentes. Los investigadores de la Universidad de Würzburg (Alemania) han identificado un vínculo clave entre las «decisiones ruidosas» de los adolescentes – opciones marcadas por la incoherencia y el azar – y el desarrollo cerebral en curso. Sus hallazgos revelan que, a medida que el cerebro madura, la toma de decisiones se vuelve menos ruidosa, más coherente y cada vez más estratégica, lo que ayuda a los individuos a adaptarse mejor a situaciones complejas en la edad adulta.

Un estudio relaciona la deficiente toma de decisiones de los adolescentes con el desarrollo cerebral. Imagen de Shutterstock

Cómo se llevó a cabo el estudio

La investigación fue dirigida por los neurocientíficos Vanessa Scholz y Lorenz Deserno, de la Universidad de Würzburg, y sus conclusiones se publicaron en noviembre de 2024 en la prestigiosa revista de acceso abierto PLOS Biology. El estudio se basa en investigaciones anteriores sobre el comportamiento adolescente, pero adopta un enfoque único al examinar cómo las «decisiones ruidosas» – marcadas por la inconsistencia y la aleatoriedad – evolucionan a medida que el cerebro madura. Esta novedosa perspectiva subraya cómo la variabilidad en la toma de decisiones, conocida como «ruido de decisión», influye en el desarrollo de comportamientos más estratégicos y adaptativos en la edad adulta.

En el estudio participaron 93 personas con edades entre 12 y 42 años, lo que proporcionó un amplio espectro para captar los cambios en la toma de decisiones a lo largo de la adolescencia, la edad adulta temprana y la edad adulta madura. Este amplio abanico de edades permitió a los investigadores observar cómo el ruido en la toma de decisiones, así como otros comportamientos cognitivos, evolucionaban con el tiempo. Según Neuroscience News, el objetivo de la investigación era descubrir los mecanismos que vinculan estos cambios evolutivos con mejoras en las estrategias de toma de decisiones, como la planificación y la orientación a objetivos.

Para evaluar los procesos de toma de decisiones, se encargó a los participantes que completaran tres tareas distintas de aprendizaje mediante refuerzo, cada una diseñada para captar un aspecto específico de la toma de decisiones:

  1. Influencias motivacionales en las decisiones: Esta tarea examinó cómo influían las recompensas en las decisiones de los participantes. Al analizar hasta qué punto las elecciones estaban impulsadas por incentivos externos, los investigadores pudieron evaluar cómo la motivación determina las estrategias de toma de decisiones en los distintos grupos de edad. Por ejemplo, los participantes más jóvenes solían mostrar respuestas más fuertes a las recompensas inmediatas, lo que indicaba una mayor sensibilidad a los estímulos externos, mientras que los mayores mostraban respuestas más equilibradas.
  2. Toma de decisiones adaptativa: En esta tarea, los participantes debían ajustar sus decisiones en respuesta a cambios dinámicos en su entorno. Este componente mide la flexibilidad cognitiva, una habilidad fundamental para desenvolverse en situaciones complejas y cambiantes. Los participantes más jóvenes mostraron una mayor variabilidad, lo que sugiere una dificultad para adaptarse a nuevos patrones, mientras que los adultos mostraron ajustes más consistentes.
  3. Comportamiento orientado a objetivos: La última tarea puso a prueba la capacidad de los participantes para tomar decisiones deliberadas y a largo plazo con un objetivo claro en mente. Los adolescentes solían tener problemas con el pensamiento estratégico y tomaban decisiones más impulsivas, mientras que los adultos mostraban un comportamiento más orientado a objetivos y la capacidad de establecer prioridades de forma eficaz.

Modelos computacionales y análisis

Para cuantificar el ruido en las decisiones, los científicos emplearon técnicas de modelización computacional que evaluaban la variabilidad o aleatoriedad de las elecciones de los participantes. Estos modelos proporcionaron una comprensión matizada de cómo evoluciona la toma de decisiones a nivel computacional. Se observó que el ruido en las decisiones disminuía significativamente con la edad, en consonancia con la maduración de las áreas cerebrales implicadas en el control cognitivo, como el córtex prefrontal.

El estudio también descubrió correlaciones entre la reducción del ruido en la toma de decisiones y la mejora de los comportamientos estratégicos, como la planificación y la adaptabilidad. Estos resultados sugieren que la reducción del ruido desempeña un papel fundamental en el fomento de procesos de toma de decisiones más eficientes y orientados a la consecución de objetivos.

Nuevos avances en este campo

Mientras que las investigaciones previas sobre la toma de decisiones en adolescentes se han centrado en gran medida en factores como la impulsividad o la regulación emocional, este estudio introduce una perspectiva innovadora al identificar el ruido en la toma de decisiones como un mediador clave del desarrollo cognitivo. Este estudio sirve de puente entre los cambios generales del desarrollo en la función cerebral y las mejoras específicas en la toma de decisiones.

Además, el estudio destaca el papel del aprendizaje por refuerzo – un proceso cognitivo por el que los individuos aprenden de la retroalimentación – en la configuración de las mejoras relacionadas con la edad en la adaptabilidad y la planificación. Al centrarse en cómo evoluciona la variabilidad de las elecciones a lo largo del tiempo, la investigación subraya la importancia de entender el ruido en las decisiones como un reto y una oportunidad en el desarrollo cognitivo.

Conclusiones clave del estudio

  1. Los adolescentes muestran niveles más altos de toma de decisiones erráticas. Los adolescentes eran significativamente más propensos a tomar decisiones incoherentes y caóticas en todas las tareas del estudio. Este alto nivel de toma de decisiones errática destaca su dependencia de procesos cognitivos poco desarrollados y estrategias más simples, que a menudo conducen a resultados impredecibles.
  2. Las decisiones erráticas disminuyen con la edad. Con la edad, las decisiones de los participantes eran menos caóticas y más deliberadas. Este hallazgo refleja la maduración gradual del córtex prefrontal y otras regiones cerebrales implicadas en el control cognitivo, lo que permite una mejor concentración, planificación y coherencia en las elecciones.
  3. Mejor planificación y comportamiento orientado a objetivos en adultos. Los participantes de más edad obtuvieron mejores resultados en tareas que requerían planificación a largo plazo y comportamiento orientado a objetivos. A medida que disminuía la toma de decisiones erráticas, mejoraba su capacidad para sopesar opciones, priorizar objetivos y ejecutar planes estratégicos, lo que demuestra una relación directa entre la maduración cognitiva y la mejora de la toma de decisiones.
  4. Mayor adaptabilidad con la edad. Los adultos demostraron una adaptabilidad superior en tareas que requerían ajustar las decisiones a los cambios del entorno. Esta flexibilidad es crucial para desenvolverse en situaciones complejas y dinámicas, y refleja el desarrollo de habilidades avanzadas de resolución de problemas a medida que disminuye la toma de decisiones caóticas.
  5. El desarrollo cerebral como factor clave. Los resultados subrayan el papel de la maduración cerebral – especialmente en el córtex prefrontal – en la reducción del caos en la toma de decisiones. Estos cambios neuronales permiten una mejor integración de la información, un mayor control cognitivo y un comportamiento más coherente y decidido.
  6. Los adolescentes son más propensos a las influencias emocionales y sociales. Los altos niveles de toma de decisiones erráticas hicieron a los adolescentes especialmente susceptibles a las recompensas emocionales, la presión de grupo y las elecciones impulsivas. Este hallazgo destaca la importancia de las influencias externas durante la adolescencia y su papel en la calidad de las decisiones.

¿Por qué es importante?

Significado científico:

  • Este estudio profundiza nuestra comprensión de la base neurobiológica de la toma de decisiones, vinculando la toma de decisiones caótica al desarrollo del cerebro.
  • Identifica factores medibles que ayudan a explicar cómo la maduración cognitiva influye en el comportamiento y la adaptabilidad.

Aplicaciones en medicina:

  • Los adolescentes con trastornos del neurodesarrollo como el TDAH o el autismo pueden mostrar una toma de decisiones persistentemente caótica.
  • Estos hallazgos podrían orientar las intervenciones tempranas para mejorar las habilidades cognitivas y la regulación emocional.

Perspectivas educativas y de paternidad:

  • Los entornos estructurados, una orientación clara y el apoyo emocional son cruciales para ayudar a los adolescentes a desarrollar una mejor capacidad de toma de decisiones.
  • Enseñar estrategias prácticas puede acelerar el crecimiento cognitivo y mejorar la coherencia en la toma de decisiones.

Implicaciones sociales:

  • Estos hallazgos promueven la protección de los adolescentes frente a presiones perjudiciales y el fomento de entornos que favorezcan un desarrollo saludable.
  • Comprender la susceptibilidad de los adolescentes a las influencias externas es esencial para desarrollar políticas éticas en educación, salud mental y publicidad.

Los resultados del estudio tienen importantes implicaciones para comprender el comportamiento de los adolescentes en contextos cotidianos. Por ejemplo, los altos niveles de ruido en las decisiones de los adolescentes pueden explicar su tendencia a tomar decisiones impulsivas o incoherentes, como cambiar de objetivos o tener problemas para establecer prioridades. Por el contrario, la reducción gradual del ruido con la edad refleja la creciente capacidad del cerebro para apoyar la toma de decisiones deliberadas y con propósito.

Además, el estudio subraya la importancia de las intervenciones educativas y terapéuticas dirigidas a las habilidades de toma de decisiones. Las actividades estructuradas diseñadas para reducir el ruido en la toma de decisiones – como ejercicios de resolución de problemas o tareas que simulen escenarios reales de toma de decisiones – podrían ayudar a los adolescentes a desarrollar comportamientos más coherentes y adaptativos.

Conclusiones: De la impulsividad al pensamiento estratégico

Este estudio esclarece por qué a los adolescentes les cuesta tomar decisiones y cómo se desarrolla su cerebro para poder elegir mejor con el paso del tiempo. A medida que las decisiones caóticas disminuyen con la edad, los individuos se vuelven más coherentes, estratégicos y adaptables, habilidades fundamentales para desenvolverse en la edad adulta.

El entrenamiento cognitivo puede desempeñar un papel fundamental en la aceleración de este proceso de desarrollo. Los ejercicios dirigidos al control de la atención, la planificación estratégica y la resolución de problemas no sólo refuerzan las capacidades cognitivas básicas, sino que también proporcionan a los adolescentes herramientas para gestionar más eficazmente los retos de la toma de decisiones. Técnicas como la meditación de atención plena, las actividades para mejorar la memoria y las tareas de resolución de problemas basadas en escenarios pueden ayudar a los adolescentes a refinar sus procesos de pensamiento y reducir la impulsividad.

Implantar este tipo de actividades en las escuelas, los programas extraescolares o incluso los entornos familiares podría marcar una diferencia significativa. Por ejemplo, las aplicaciones de juego que simulan situaciones reales de toma de decisiones o las actividades estructuradas en el aula centradas en la planificación y el establecimiento de prioridades pueden crear formas atractivas para que los adolescentes practiquen sus habilidades de pensamiento crítico. Los padres y educadores también pueden fomentar la toma de decisiones permitiendo a los adolescentes participar en elecciones estructuradas con una retroalimentación clara, fomentando el sentido de la responsabilidad y la confianza.

El entrenamiento cognitivo no se limita a reducir el caos en las decisiones, sino que también prepara a los adolescentes para manejar situaciones complejas del mundo real. Al reforzar la flexibilidad, el razonamiento lógico y los comportamientos orientados a objetivos, estas intervenciones dotan a los jóvenes de habilidades para el éxito personal y profesional.

Por último, la investigación subraya que las decisiones erráticas o subóptimas no son defectos, sino pasos naturales en el proceso de crecimiento. Con el tiempo, la maduración del cerebro y la práctica deliberada a través del entrenamiento cognitivo, los adolescentes evolucionan de la toma de decisiones impulsiva a elecciones reflexivas y deliberadas que se alinean con los objetivos a largo plazo y las expectativas de la sociedad.