¿Cómo evitar que se nos olvide lo que estudiamos?
¿Cómo recordar lo estudiado? Memorizar datos no es aprender. Aprendemos cuando nos sorprendemos, y nos salimos de la monotonía, cuando algo llama nuestra atención y despierta nuestra curiosidad. Cuando asociamos el aprendizaje con situaciones reales de la la vida diaria, cuando estamos motivados, y amamos aquello que queremos aprender. ¿Cómo podemos construir de manera sólida los conocimientos, y almacenarlos a largo plazo? Descubre en este artículo algunos consejos útiles sobre el aprendizaje significativo. ¡Consigue que lo que aprendes se quede grabado en tu memoria a largo plazo!
Para aprender es necesario relacionar nuevos aprendizajes con conocimientos e ideas previas. A medida que vamos adquiriendo nuevos conocimientos, vamos creando redes o mapas conceptuales, donde vinculamos la información nueva con la información y conocimientos que ya tenemos almacenados. El núcleo del aprendizaje significativo, por tanto, es la forma en la que integramos la información con nuestros conocimientos previos.
Pero como seguramente ya habrás podido comprobar, no todo lo que aprendemos queda almacenado en nuestra memoria a largo plazo. Para que así sea, es necesario, en primer lugar, encontrarle un sentido a la información que estamos procesando, comprenderla, darle un significado.
Solo cuando aprendemos de ésta forma somos capaces de dar argumentos, de reflexionar, de aplicar y de explicar la información que hemos adquirido. Cualquier otro tipo de aprendizaje será mecánico y memorístico, y probablemente se olvide con facilidad.
A continuación veremos qué aspectos son necesarios para que podamos recordar lo estudiado.
¿Qué elementos determinan que recordemos aquello que hemos estudiado?
Son tres los elementos principales que van a determinar que nuestros aprendizajes perduren en el tiempo: La forma en que se presenta la información, la información previa de que disponemos, y la actitud y disposición que tenemos para aprender.
- Forma en que se presenta la información: Para que recordemos aquello que estudiamos necesario que la estructura y complejidad del texto estén adaptados a nuestra capacidad cognitiva y también a nuestra edad. Por ejemplo, un niño de 8 años no puede recordar por mucho que lea los apuntes de instituto de su hermano de 16 años, porque su cerebro no aún no es capaz de procesar estructuras sintácticas de esa complejidad.
- Información previa de la que disponemos: Es importante también disponer de nociones o conocimientos que sirvan de “cimientos” para la adquisición de nueva información. Como venimos diciendo a lo largo de todo el texto, un elemento clave a la hora de recordar lo estudiado es el establecimiento de relaciones entre información ya almacenada e información nueva. Así, desde que somos pequeños vamos enlazando contenidos, experiencias, que se agrupan en mapas conceptuales, que se irán haciendo cada vez más complejos a medida que vamos adquiriendo información nueva.
- Actitud y motivación que tenemos para aprender: Otro factor que va a determinar que recordemos, o no, lo que estudiamos, es la disposición y el interés que tenemos por aprender. Para esto es necesario que la información sea capaz de captar nuestra atención, de promover nuestro compromiso, ya sea porque nos interesa el tema, o porque estamos persiguiendo otro fin a largo plazo.
A estas alturas te estarás preguntando qué es lo que puedes hacer tú para lograr recordar lo estudiado, cómo puedes mediar en este proceso y promoverlo. A continuación te damos las claves para que tus aprendizajes se mantengan en el tiempo.
Consejos para recordar lo estudiado
¿Cómo aprende el cerebro? Como hemos visto anteriormente, son tres los factores principales que intervienen a la hora de que la información se quede grabada en nuestra memoria a largo plazo y, por consiguiente, seamos capaces de recordar y manejar mejor la información aprendida. Es necesario que todos estos aspectos estén presentes, y tú debes tomar parte activa en este proceso. Para ello, puedes probar a seguir los siguientes pasos y ver qué tal te funciona a ti.
- Lo primero que debes hacer es adaptar a ti el material que vas a aprender. Dando por supuesto que el material está adaptado a tu nivel cognitivo, mi consejo es que hagas lo siguiente:
- Empieza con una primera lectura rápida que te permita extraer una idea principal acerca del tema sobre el que quieres aprender.
- Después haz una lectura más minuciosa, y trata de reelaborar el contenido de manera que te sea más fácil comprenderlo: Busca el significado a todas las palabras que no conoces, y que están impidiendo que le puedas dar un significado completo a la información que tienes que aprender.
- Vuelve a reelaborar la información. A la mayoría de las personas les funciona bastante bien la realización de esquemas hechos con sus propias palabras. Puedes probar con este método, pero si no te funciona existen otras formas de reelaborar la información. Lo importante es que encuentres el método que mejor te funciona a ti. La finalidad que tienen todos estos pasos es la de favorecer el procesamiento y la comprensión de la información que vamos a aprender.
- Una vez que hemos adaptado la información a nosotros mismos, debemos almacenarla en nuestra memoria a largo plazo, para que el aprendizaje se recuerde y perdure en el tiempo. Siguiendo el modelo de aprendizaje significativo propuesto por Ausubel, Novak y Hanesian, es determinante relacionar la información nueva con conocimientos que ya tenemos.
- Busca ejemplos, aplicaciones, circunstancias, experiencias vividas… que tengan algún tipo de relación con lo que tienes que aprender. Es más fácil para un niño aprender los animales invertebrados si se les muestran ejemplos que ellos conocen. Por ejemplo, miraríamos un gusano en una imagen (o en la realidad si es posible) y decimos:
- ¿Qué quiere decir la palabra invertebrado?
- Sin columna vertebral.
- ¿Cómo es el gusano?
- (…)
- Si se asocia lo que aprendemos a cosas que ya conocíamos, es más probable que no se olvide. En cambio, si aprendemos una definición compleja acerca de los invertebrados de memoria, y no analizamos su significado y su sentido, probablemente olvidemos rápidamente esa información.
- Repasa la información que quieres aprender. Cuantas más veces la proceses, más probable es que quede almacenada en tu memoria a largo plazo.
- Pero ninguno de los aspectos anteriores sería posible si no tenemos la actitud y la motivación suficiente como para centrar nuestro tiempo y atención a aquello que tenemos que aprender. Es cierto que muchas veces tenemos que estudiar cosas que nos interesan poco, e incluso a veces, nos cuesta encontrarle una utilidad a ese aprendizaje, pero aún así nos esforzamos por centrar nuestra atención porque deseamos alcanzar un objetivo a más largo plazo. Así, cuando te vengas abajo en esos momentos en los que lo ves todo complicado, con poca utilidad, y no te siente muy motivado, date un respiro.
- Debes recordarte a ti mismo, en cada uno de esos momentos de debilidad, lo importarte que es para una meta futura que deseas. Por ejemplo, si tienes que preparar un examen sobre esa materia que odias y en la que jamás te gustaría trabajar, debes recordarte que si no apruebas ese examen, y adquieres ese conocimiento, no podrás graduarte, y no trabajarás en lo que siempre has deseado.
- Una forma también de aumentar nuestra motivación e interés es tratar de hacerlo atractivo para nosotros. Para ello puedes utilizar el ejemplo del apartado anterior, es decir, buscar ejemplos reales sobre su implicación, porqué es importante, en que ocasión te puede ser de ayuda… así lograrás encontrarle sentido, y te será más fácil aprenderlo.
- Evita distracciones y centra tu atención en el momento presente, en lo que estás haciendo en ese momento. Deja a un lado el móvil, y no observes a la gente que pasa por la calle…
- Crea un estado emocional que favorezca tu aprendizaje. Los estados emocionales positivos suelen fomentar el proceso de aprendizaje. Descubre estos trucos de psicología positiva. El uso del humor puede ser una buena herramienta para captar el interés y la atención.
- Actualmente, existe una gran variedad de tests y ejercicios de rehabilitación cognitiva que pueden ayudarnos a conocer mejor nuestro cerebro y mejorar las áreas cognitivas en las que necesitamos refuerzo. La herramienta líder es CogniFit utilizada por la comunidad científica, colegios y hospitales de todo el mundo (sus test y ejercicios cognitivos informatizados también los encontramos en español). Esta herramienta clínica ayuda a valorar y mejorar un largo rango de áreas cognitivas:
- Área de la memoria: Memoria no verbal, memoria auditiva a corto plazo, memoria a corto plazo, denominación, memoria visual a corto plazo, memoria de trabajo y memoria contextual.
- Área de la atención: Atención dividida, atención sostenida, inhibición y flexibilidad cognitiva.
- Área de la percepción: Percepción espacial, escaneo visual, percepción visual, estimación, reconocimiento y campo visual.
- Área de la coordinación: Coordinación ojo-mano y tiempo de reacción.
- Área del razonamiento: Velocidad de procesamiento, planificación y recontextualización.
Si sigues todos estos pasos, tendrás muchas posibilidades de recordar lo estudiado y podrás manejar y aplicar esa información cuando sea necesario.
Finalmente, os dejo con un vídeo donde aparecen diferentes técnicas de estudio, que pueden facilitarte los pasos más complicados del aprendizaje significativo, ya que te ayudarán a comprender mejor la información que ahora te resulta desconocida y compleja. ¿Cómo aprender cualquier cosa más rápido?
Espero que este artículo os ayude a aprender de forma más sólida y duradera. Si alguno de vosotros decide ponerla en práctica, me gustaría que me dijeseis qué tal os ha ido, y si os ha facilitado el trabajo. Si tenéis alguna duda, también podéis comentarme abajo.